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EL APRENDIZ DE PUTIN

EL APRENDIZ DE PUTIN

  E L APRENDIZ DE PUTIN Cuando Vladímir Vladímirovich Putin (Leningrado, 1952), dejó atrás el débil y confuso legado de su predecesor, Borís Yeltsin, la frágil e incipiente democracia rusa, caminaba sobre una diminuta bicicleta, pero de ruedines.  El proyecto de democracia embarrancó, como suele pasar en estos casos, por el uso de sus sagrados principios; cuando, tras unas elecciones libres, apareció, desde la fría estepa, un tsunami en forma de una gran hostia: pero a cámara lenta. El tipo bajito, con hechuras de sabandija, pero listo y malo a rabiar, tenía un plan. Con la paciencia de un buen orfebre, fue engarzando las más valiosas gemas, puliendo metales y cortando lo que le sobraba, a su alrededor.  Con artimañas de avezado reptil, metió en su particular coctelera: oligarcas, medios de comunicación, servicios de información y jueces, todo regado abundantemente con mucho nacionalismo populista. Pero todo ello de forma soterrada, sin grandes aspavientos, con el lento c...

LA PATÉTICA ÉTICA

LA PATÉTICA ÉTICA

  LA PATÉTICA ÉTICA No más de cuatro peligrosos soñadores, algún artista e intelectual trasnochado y mucha gente sencilla y humilde, que al fin y al cabo, contamos poco, somos quienes nos empeñamos inútilmente, en intentar sostener, cosas tan arcaicas y en fase de derribo, como: la ética, la verdad, la razón o la vergüenza. Todo el credo aprendido durante siglos de humanismo, basado en los imprescindibles principios que nos han venido enseñando, de generación en generación, nuestros antepasados, para andar y honrar a la vida con el mayor decoro posible, están siendo pasto de la hoguera de unos tiempos incomprensibles y caóticos. Hasta hace poco, al mentiroso se le rechazaba y rehuía, incluyendo algún familiar cercano, por el que se sentía una vergonzosa desazón. Ahora, se empuja, a poquitos, a la sociedad, para no solo aceptar al fullero y al mal nacido sin rubor, sino que se nos jalea para ensalzarlo. Somos partícipes, la inmensa mayoría, pasivos, de una alucinante fase a cuyo fin...

M & M

M & M

  M & M En realidad, esto del patriotismo es un negocio de hoy, ayer y siempre; que se basa en dos pilares básicos e imprescindibles. Mandar & Mangar.  Ojo, en este caso el orden sí es importante. Todas las dictaduras de la historia han cumplido los sagrados preceptos del M&M y la misma receta podría extenderse a las democracias de medio pelo o en fase de derribo, como es la estadounidense o la venezolana, entre otras. Por cierto, y ya de paso, hay que indicar que ambas guardan caudillaje a dos personajes histriónicos, mentirosos compulsivos y enajenados, aunque es menos complicado, y más fácil de vender, sobre todo en la Puerta del Sol,  darle duro al maduro bolivariano.  Pero, por aquí, también sabemos bastante de esta ruinosa ecuación. La corrupción se basa en estos dos mismos preceptos. Es imposible o muy difícil, o sencillamente no merece la pena ensuciarse uno, si no se da de nuevo la regla M&M.  Digámoslo claro, mangar sin mandar, eso ya e...

LA INFINITA DAMA DE TODO

LA INFINITA DAMA DE TODO

La infinita dama de todo.   El tiempo pasa, nadie lo detiene, ni tan siquiera tú. Los obsequios de tus días perduran más, tiene una longevidad adicional, extra, como la inagotable delicadeza de tu alma, que la compartes con generoso desprendimiento en cada palabra y en cada silencio.  Todos te gozamos y a todos nos sorprendes con el aliento de un cariño que te nace de forma enigmática, a borbotones, como un manantial enloquecido de amor y así, nos rebautizas en cada encuentro para alentarnos y sostenernos con tu fe, con esa bondad que cada día te es más propia, más tuya.  Ya sabes que hace muchos años me rendí, plegué mi intratable orgullo y aleje de mis días cualquier intento de estar a tu altura y desde entonces, desde aquel día perdido en la memoria, dejo para otra vida, lo que aprendo a tu lado. Pero, así y todo, resolví rápido y con secreta determinación, guardé en el rincón más propio de mi alma y conciencia, cualquier creencia que no fueras tú.   Hace un ...

DIOS

DIOS

DIOS Don Juan de Dios Salcedo y Pineda, era dueño de media provincia y esa condición le llegó por herencias sucesivas desde unas cuantas generaciones atrás. Nunca nadie fue capaz de decirlo, ni delante de él, ni de su extensa y beligerante prole, pero todos le conocían por: el Dios. Sus colonos se afanaban por sobrevivir y se distribuían en tres grandes alquerías. Ni los más florecientes pueblos de los alrededores, superaban; tanto en número de habitantes como en actividad agrícola y ganadera, a los enclaves propiedad del Dios.  Además del inacabable perímetro de tierras de cultivo, los dominios del Dios abarcaban: montañas, valles, y un río, hermoso, con el caudal justo para las necesidades de sus colonos. Su mayordomo mayor, un despreciable idiota muy rico, imponía su férreo control, a todo, con mano dura y destrozando con sus bufonadas cualquier atisbo de mesura y humor. Todo iba, como tenía que ir, hasta que el rey, nuestro señor, al no disponer del oro suficiente en el tesoro ...

1029 palabras de una novela inacabada

1029 palabras de una novela inacabada

  1 029 palabras de una novela inacabada Próximo Autor: Juan Carlos Manzano Páramo es un lugar curioso. Eso le pareció a Sacha Ortiz la pasada tarde, cuando sucumbió y se echó en brazos de Google, con solo teclear la palabra: PÁRAMO.  Antes de la guerra, Páramo tenía un nombre poco agraciado y retorcido, hasta que llegó una batalla tan imprevista como fuera de toda lógica militar, que duró solo tres días con sus noches. Páramo quedó arrasado por completo, tras un aterrador y dramático bombardeo, donde tuvo que soportar las ensordecedoras explosiones de cientos de obuses que fagocitaron por completo: sus casas, plazas, iglesias, convento y calles, dejando huérfano el lugar de cualquier signo de habitabilidad.   Los vencedores bautizaron aquel montón de ruinas y polvo, con otra denominación, más aparente con el gusto de los nuevos tiempos de imposiciones; el nombre actual tiene un excesivo tufillo angelical, que casi todo el mundo ignora. En Páramo, jamás, ni antes ni ...

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