A partir de mañana, nada será igual. Cuando tus ojos rasgados hasta el infinito desvelen el ansiado secreto que acogen, mi maltrecha mirada será, por voluntad propia, gozoso rehén de lo que ellos le desvelen y digan.
El largo idilio con la suerte y la vida, que se inició, sin yo saberlo, un caluroso día de agosto de hace 39 años, ya te lo contaré con detalle, me ha traído hasta ti, y así, he podido reconocerte con facilidad, gracias al boceto que mis sueños me habían dibujado por anticipado.
Ahora el anhelo aguarda hasta buscar y encontrase con el gozoso roce de tu piel y la urgente necesidad de sentir tu proximidad imprescindible, tan necesaria como el mismísimo oxigeno.
Lastima que la expansión del alma no se corresponda con la agilidad de la pluma, que anda agarrotada en este inolvidable día de sabores de felicidad y amor. Has conseguido desbordar el pulso de lo esperado, dejándonos al margen de un mundo que hoy se ha parado por ti.
Prometo compensarte Kalessi.
Te quiero.
Soy de los no inteligentes que lo sabe, y trata de remediar este hándicap. Dura pelea, ¡¡palabra!!
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