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El primer semáforo
















Corrían inciertos los días de aquel año 1926, en Madrid, y el ayuntamiento acongojado por la cantidad de atropellos y accidentes, especialmente en el chaflán mas castizo y conocido, Gran Vía con calle de Alcalá, tomó la determinación de implantar el primer semáforo.

Desde aquel día, to’quisqui ha respetado el mandato de las lucecitas, excepto coches oficiales con escolta y algunos candidatos a donantes de órganos.

 

Hace unos meses se acordó implantar, un semáforo cuyos colores se activaban en función de la situación de la pandemia y se suponía eran de aplicación homogénea a todos los territorios. Y por descontado, de obligado cumplimiento.  Aquello costó lo suyo, con criticas feroces por la tardanza, desde la prensa guerrillera a los partidos de la oposición y tertulianos en general.

 

 En la práctica este semáforo, debería sacar los colores a toda la peña, al contrario de el de 1926, ni dios cumple, ni ningún santo o demonio respeta, ni gobiernos, autoridades sanitarias y publico en general. El lamentable final del estado de alarma, otro sinsentido en el proceder de unos y otros en esta epidemia, le ha dejado para la chatarra, porque muchas comunidades con un alto nivel de contagios, se lo han saltado y sacando el brazo por la ventanilla le han hecho una peineta de libro.

 

Ayer mismo, en este nuevo Madrid, con semáforo en rojo, en lo mas alto de los datos oficiales,  presenció una multitudinaria invasión zombi, de esas pobres gentes que llevaban encerradas en el subsuelo de la libertad, meses y meses, que pena mas grande. Muchos de ellos, apiñados y sin mascarilla, gritaban poseídos por la euforia, por SU libertad, sin apiadarse de la que merecemos los demás, incluidos algunos que ahora ni apenas pueden respirar, y de otros,  que ya no lo harán nunca.

 

Vista la aparente confusión entre desahogo o expansionarse y libertad, habrá que ir pensando en inventar un semáforo que avise de los excesos a todo quisqui y evitar se tome al asalto la del vecino, otra cosa es que se cumpla.


 Lo que sí parece imposible es que sea Madrid la pionera en implementarlo, no como en 1926.

Muy de tu rollo

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