El león nada mas okupar un trocito de sabana, que no de selva, ahí lo dejo, lo primerito que hace, es darse una vueltecita por el terrenito y ponerlo perdido de pis, adicionalmente y para despejar cualquier duda, cada atardecer rasga el aire con su atronador rugido, que es la advertencia definitiva, por si lo del pis ha fallado, para chulitos, osados y valientes en general, de que todo aquello, es de él, él es el puto amo, solo de él.
Seria osado, aventurado y desde luego falto de prueba alguna, deducir que el origen de las banderas e himnos se debe a algún avispado europeo que, en fase de zascandileo curiosón por el continente africano, vio en la estrategia del gran felino, una oportunidad de aviso a tanto ansioso por ocupar a la tremenda sus tierras, cosechas y maltratar a sus gentes, para esto último, ya estaban los nobles y reyes que lo hacían estupendamente.
El caso es, que las banderas no nacieron para dar colorido a desfiles, procesiones y corridas de toros, no. Por así decirlo, son el equivalente del pis de león a la europea, pero con mucha menos pestilencia, excepto cuando estas se agitaban por las masas en aquellos siglos y siglos donde el agua y el jabón formaban parte de la causa del maligno.
La similitud o equivalencia del himno y el rugido, es palmario, no admite la mas mínima discusión, uno tiende a pensar que el sonido del gran macho en el atardecer africano debe ser mas emocionante y bello, aunque es cierto que en sus letras, muchos de los himnos son mas feroces y orgullosos que el melenudo macho alfa de la sabana. Excepto los que no tienen letra, claro, que prácticamente solo hay uno; España. ¿puede esto habernos pasado factura psicológica y cierto complejo como país?, lo veremos.
Sin en cambio, en la cosa de la bandera, marcamos nuestro territorio desde 1.785, uno de los primeros países europeos. Alemania (1.919/1.949), Francia (1.848), Italia (1.946), Portugal (1.911) o Grecia (1.978), empezaron esta discutible costumbre mas tarde, sin olvidar a los hijos de la gran…..Bretaña que inventaron la bandera-fusión, ni mas ni menos que tres cruces (Escocia, Inglaterra e Irlanda del Norte), resultando de esta cocción, un trapito hortera que ha dado mucho que hablar desde 1.801.
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En España, la bandera se inventó mediante un concurso de bocetos, mostrándole al Rey Carlos III diferentes opciones y este escogió la que le dio la realísima gana. A partir de aquí, todo habría sido coser y reinar, pero en este periodo de tiempo se proclamó en dos ocasiones la República, metiéndole mas colorido y diversidad y además se adoptó un himno nuevo, que si tenia letra, marcial y osado como pocos, nos hacíamos llamar; hijos del Cid, ni mas ni menos.
La trágica guerra civil, además del odio, el fanatismo y la destrucción, dividió a las gentes en bandos irreconciliables, asumiendo cada cual como propia, una bandera concreta. La bandera constitucional asumió y arrastro, iba decir fusiló, pero me ha parecido muy fuerte, los colores de una de estas, la del bando que “gano” la terrible contienda. De aquellos polvos vienen estos barrillos, el recelo de unos y la enfatización de otros en la utilización de un elemento que desde luego no ha conseguido unir a todos bajo sus alegres colores. En cualquier movilización social o de izquierdas, se hace poco uso del emblema y no así en el caso contrario, donde florecen como los problemas a la Pantoja.
Cuando se protesta legítimamente, con razón o sin ella, contra el gobierno actual, antes, durante y me temo, que también después de la pandemia, la bandera es el elemento esencial de la misma, transformando, un símbolo supuestamente de todos, en un articulo de reproche activo y de frontera entre ellos y el resto no presente, o ¿es que para protestar hay que ir con una bandera, sí o sí? La peña no aplaude y comenta con agrado una magnifica jugada o un gol del equipo blanco, cuando lleva la bandera del Atleti, ¿a que no?
Madrid, es una ciudad con claros indicios de sobredosis de banderas, se abusa mas de ella que de la cebolla en master chef. Sin embargo, al alcalde, le deben parecer pocas, porque en navidades, nos ha vallado muchos cientos de metros de la ciudad con lucecitas rojigualdas, argumentando, con su gracejo habitual, que tanto colorido era para unirnos más en estos momentos difíciles, no ha colado alcalde, hasta la señorona mas de derechas de la TV puso reparos a tal exceso.
Esta enfermedad se llama, banderitis, inflamación de la glándula nacionalista, y esta extendida por todo el globo, en la península hay sitios donde está en fase de pandemia aguda, ya hace tiempo.
Tranquilos, hay vacuna, se llama más democracia.
Nota final: mi ex compañero (me reservo el nombre) argumentaba que el ponía la bandera en el balcón porque se sentía orgulloso de ser español, le pregunte con cierta sorna; ¿y de tu hijo, te sientes orgulloso?, ¿has puesto su foto
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