Pablo Iglesias, ha realizado una comparación imposible.
En el peor de los casos y sabiendo que las comparaciones son muy odiosas, sería como buscar la equivalencia entre el asalto al Capitolio con la toma de la Bastilla.
Caído y desandado Alberti Rivera, el otro gran “regenerador” de la política española, ¿se acuerdan?, se encamina hacia su propia mutación. Pablo tiene corazón y alma minoritaria, allí va, de resbalón en resbalón, hacia una minúscula fuerza que es un amasijo de sensibilidades e ideas, el sabrá.
Cuando se vaya, pues adiós; pero que nos deje a la ministra de trabajo, Yolanda Díaz que es puro sentido común, democracia y encanto.
Lastima, que los vientos de Waterloo hayan llegado hasta Colliure, donde aún nos duele el exilio de Antonio Machado.
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