Desde enero del año 2020, nuestro mundo navega en medio de un torrente de aguas emponzoñadas que arrastra todo lo conocido a su paso. Como toda catástrofe natural, esta nos ha sacado los colores de nuestra imprecisa arrogancia, dejando en evidencia sobados mantras que no conocían la realidad ni en pintura. El género humano se ha visto arrinconado en la esquina de un cuadrilátero ensangrentado, que ni la ortodoxia mas científica ha servido como guardia protectora ante la lluvia de los golpes cruentos y demoledores de un virus despiadado y cabrón.
Hay países/zonas que aguantaron un primer asalto, donde el palizón dejo K.O a otros, pese al aluvión de unas consecuencias convertidas en una catarata de duros y afilados guijarros. Otros se dejaron hígado, vísceras y dientes en aquella guerra desigual, sin embargo, tuvieron algún respiro durante el verano, los mas han empeorado en una guerra de golpes bajos que nos ha dejado sin aliento y con la débil defensa de unos brazos escuálidos, imagen fiel de una sociedad desdibujada y con claros signos de agotamiento.
Los modelos de defensa ante el implacable mal, se han multiplicado, sin que ninguno, al menos en occidente, haya sido una barricada sanitaria y un eficaz freno real a los atronadores puñetazos del bicho maldito. Portugal o Alemania modelos de lucha en una brillante pelea en la primera fase, han acabado en el rincón y a punto de hincar la rodilla en la áspera loma del fracaso, en estas ultimas semanas. Nada que decir, de los “desmodelos”, de la locura fascistoide de Brasil, USA o del invento sueco, donde el patético ridículo hubiera dado risa, si no fuera por las dramáticas consecuencias.
En estas latitudes, ha cundido la famosa impuntualidad hispana, siempre llegamos tarde, mal y en algunos casos, nunca. La critica siempre ha sido facilona, lo que se ponía en duda en marzo, el confinamiento, se pide en enero, seguimos sumidos en la contradicción y viceversa, en una inservible toma y daca y en el barro que tanto cansa. Elevando a los altares de la maldita popularidad o lo mas descerebrado del panel de mando.
España se ha movido en la incongruencia, somos un estado autonómico, mas federal de lo que parecía, sin embargo, se piden criterios unitarios, en ocasiones, y cuando estos se toman se lanzan las alarmas ante el chavismo que nos invade. El gobierno del estado, se cesó a si mismo, hace meses, hasta de las labores mínimas de coordinación v en su tan necesaria obligación de fijar y llegado el caso, de imponer determinados limites o criterios generales. Es evidente que se han pasado su obligación por el mismísimo forro, lo mas patético es que el principal partido de la oposición que gobierna a casi 22 millones de personas, ha sido incapaz de aplicar las mismas o similares medidas ante situaciones de gran parecido, las medidas o lo que sean de Madrid, no se parecen en nada a las de Galicia o Andalucía. En otros momentos se pedían a voces, la justificación de una medida en base a que criterios científicos se tomaba, como baluarte inexpugnable ante la improvisación de los políticos, aunque fueran otros políticos los que la pedían, voces que pasaban al silencio sepulcral cuando eran estos últimos los que actuaban. En cualquier caso, hace meses, que se deberían haber amortizado a determinados personajes que solo son un pesado plomo, que solo utilizan los francotiradores y jaleadores del desastre y desmoralizan a la tropa que cada día esta mas confundida y abandonada.
Ahora, todos los países se enfrentan al gran reto de vacunar, vacunar y vacunar. Aquí y en otros muchos sitios no se ha empezado muy bien, que digamos, siendo tan apremiante el acierto como necesario, todos sabemos que de hacerlo bien al mal o al regular, nos jugamos la posible salvación de cientos de miles de vidas y de acercar a la casi realidad que conocíamos un futuro que a fecha de hoy se ve lejano y nada claro.
Se solicita el perdón ante la insistencia de exigir un cambio en la franqueza y en la lógica de los que dirigen, aunque sea tarde, no importa, de veras.
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