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La lectura numérica



 El parlament surgido de las elecciones del pasado domingo, debería ser analizado con un mínimo de rigor matemático, sin tener que recurrir al gran Pitágoras, para no caer, una vez más, en las lecturas que venden una realidad interesada. Salvo error, el 25,34 % del censo ha votado a los partidos independentistas representados en la cámara y el 24,80% a los no soberanistas, el resto del censo electoral que ha votado, lo ha hecho a opciones que no han obtenido representación parlamentaria y el 46,50% del electorado no ha ido a votar.

 

Luego, el parlament ha obtenido en voto directo el 50,14%, del censo Vs. el 46,50% de abstención.

 

Vayamos ahora al año 2017.

El voto directo de los partidos representados en parlament en la anterior legislatura (elecciones 2017) era del 77%, lo que supone una diferencia muy significativa.

 

El voto no independentista era el 40% del censo y el independista era del 37%.

 

Ni con el 40% del censo no independentista, se podía decir que aquello era blanco, ni mucho menos en la actualidad con el 25% independentista del censo, que ahora ya se ha transformado en negro.

 

Debería ser condición inexcusable la máxima, que cualquier gobierno debe gobernar para todos, mas allá de su ideario o convicciones. Cuando se tiene un respaldo real, en términos de votos ciertos claramente minoritarios, gobiernen unos u otros, esa obligación debería ser aun mas exigente y tener un mayor cuidado en esas definiciones que absorben la realidad de los números y su terca verdad. 

 

Supongo que siempre es bueno saber a cuantos tienes que poner de tu parte, ¿no?

Muy de tu rollo

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