La verdad que nos llega desde Abu Dabi, da vergüenza, y no lo digo por tener a todo un rey exiliado, viviendo en un pequeño chalet, en un lugar inhóspito y con un calor del demonio.
Reflexionemos como pueblo, como es posible que hayamos pagado tan mal al funcionario de mayor rango del Estado, que tuvo que echar mano de InfoJobs, y se agenció un pluriempleo en una ONG, para llegar a fin de mes. De paso, y como el Falcon One tenía mas averías que el coche de Carlos Sainz (padre), le permitió sacarse unos billetes de avión, para sus cosas y aficiones, ya tu sabes. En estas estábamos, y después de habernos salvado, hace 40 años de los abuelitos de Vox, y sin cárcel de por medio, que es como regulariza todo quisqui, va y paga. ¡Pues nada!, tan poco vale, manda huevos, parece que nos debe preocupar quienes son los cortesanos que han arrimado la guita al fisco.
Todo esto me ha pillado escribiendo sobre la serie The Crown (Netflix), que dibuja exactamente lo irreal de una institución medieval, que nos la pintan cual dioses, y solo viven como tales, y con todo un estado a su servicio, para evitarles preocupaciones, cansancios y disgustos.
El país harto y agotado, tiene su fé y confianza en una amarga agonía, a la que no se ve el fin.
Soy de los no inteligentes que lo sabe, y trata de remediar este hándicap. Dura pelea, ¡¡palabra!!
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