Nos pareció muy fuerte todo el lio de Angelina y Brad Pitt, niños por medio, bienes, querellas, aunque nos pillaba un poquito lejos
Que decir, del inacabable lamento de Cantora, fans con cubos de pintura y brochas, capotes y muletas bajo secuestro, deudas infinitas, el tito mantenido y sin oficio y un hijo que reniega y niega, rehén de tanta noche alocada y del olvido materno.
Ella apareció de repente, cara redondita, cierta dulzura en rostro y maneras, comedida, una chiquilla con mas edad de la que nos mostraba y además, bien pronto se hizo con el aval de los reyes del tinglado (José Javier y Belén Esteban), nada que ver, con el histrionismo vividor de su padre, sabido y sobado.
Desde su aparición, la historia se les fue de las manos a todos, aquello caminaba solo, tenia su propia vida e interés, iba mas allá, que el rudo y pesado combate judicial y mediático entre dos adultos, solo en edad, esta claro, tan poco atractivos como vulgares, sus progenitores nos cansaban, ella no, hasta que…
Todos, hasta los que nos da igual, entendimos su dolor, su soledad, su reclamo. Nadie dudó de sus lagrimas tan reales que nos olía a sal cada imagen, nos iba convenciendo, de la mala madre, malísima, de esa mujer que, en consonancia con su estúpido y altivo aspecto, rechazamos solidariamente, hasta que…
Han bastado unos minutos de entrevista, y unas fotocopias de sentencias, para que la luz se atenúe y nos inquiete, en nuestras vidas de consumidores de la basura que todos vemos, con lo bien que iba el puente de San José, este jaleo nos lo ha jodido, pero bien.
A ver que pasa esta noche, ¡hay que salvar la Semana Santa!
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