Cuando llegó el comunicado del Museo de Cera, y ratificó, ante el estupor general, que la figura de D. Ángel Gabilondo, respiraba, y por lo tanto no era suya, Pablo Iglesias murmuró por lo bajini, “me tenéis hasta el moño”, y echándose la izquierda a la izquierda, se propuso desafiar a la realidad.
Una cosa es, querer volver a acampar en Sol, no en plan perroflauta, y otra, afincarse por lo legal, por dos años, en los adentros de ese balcón que proclamó la II Republica. El y yo sabemos, que medrar, también cansa y más si se abusa, lo que no le resta ni un ápice en su generosidad y valor, al dejar el puestazo que jamás imaginó, para hacerse un haraquiri gozoso y hasta cierto punto ejemplar, y volver a la barricada puño en alto.
La hija de Trump, ChoniAyuso, por fin ha encontrado su aquel, lo de socialismo o libertad, pecaba de sosería, era como dilucidar entre, tinto de verano o coca-cola light, ni fú ni fá, nada que ver con el nuevo lema, que hoy, hasta Casado, su peluche del alma, repetía ya, con una carita como si llevase diez lavativas en lo que va de día,
Conozco a un par de tipos y yo, que ante tanto virus polarizador, soñamos con que aún queden girones de cerebro entre tanta bilis, puede sonar a utópico, pero es mejor aspirar a respirar, que dejar que te enreden o te aburran, lo que no sabemos ni ellos ni yo, es como polinizar de sensatez esta primavera
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