De antiguo, la formula perfecta de ricachones y caciques, para conservar las astronómicas ventajas de sus muchos privilegios y el consabido derecho a todo, respecto al resto de la sociedad que malvivía en el fondo de su pobreza, cosa que a ellos les importaba un pimiento, era agruparse lo más lejos de La Internacional, con sus rebosantes huchas para conservar y preservar su envidiable existencia.
La clase privilegiada era dueña de todo, tenía el mandato divino de seguir siéndolo, ganado con mucho sudor, sangre y lagrimas, de sus arrendatarios, criados y braceros. Conservar tales ventajas, requería de la preservación de un orden establecido por ellos mismos, quizás por eso uno de los suyos, un duque (de Ahumada), inventó una fuerza especifica, clave en el sometimiento del mundo rural: la benemérita, Este cuerpo muy dispuesto y armado prestaba un servicio esencial para que nadie meara fuera del tiesto, ellos y la iglesia, al parecer dios estaba también en el ajo, eran los guardianes de la tranquilidad y hacienda del hacendado.
La “maldita” revolución industrial y las hambrunas, empujaron a miles de desesperadas familias a emigrar a donde fuera, las ciudades empezaron a ensanchar, casi a reventar, sus provincianas costuras, hasta verse acorraladas por miles de famélicas chabolas donde muchos sueños se forjaron y florecieron entre el barro y la chatarra. Luego llegó el crecimiento en barrios colmenas donde costo años poner coto al caos con aceras dignas, nació la periferia o el cinturón que llegó a ser rojo, ahora desteñido.
Y aquí llega la clave de todo, prosperar, la palabra mágica….
La España del tardofranquismo creó algunos estereotipos persistentes en el tiempo, el obligado sacrificio de los progenitores tenía un esencial y casi único objetivo, que toda su prole no tuviera que pasar por el camino por ellos andado, su particular via crucis. Este colosal y sacrificado empeño, llenó las universidades y transformó pueblos en aldeas, abrió el mundo de los posibles a quienes venían de una vida de recato y estrecheces, había que prosperar, ese era el mandato.
Mientras la alta burguesía dormitaba en sus laureles, siempre lo tuvieron fácil y allí siguen, el torbellino de la ambición de los parias recién llegados, sobrealimentados en ganas y hambrientos de éxito y gloria, fue imparable, como un enorme y constante tsunami que desbordo los cauces establecidos tiempo atrás, el ADN de cuna, adquirido en siglos de duro trabajo y penurias jugaba a su favor y ganaron, vaya si ganaron.
Desde la tardía muerte del dictador, las clases medias se reconvierten, el ensanchamiento de su peso y cuota social, forzando la separación de los extremos de su horquilla, no quedó mas remedio que desdoblarse en dos nuevas figuras en el tablero, clase media baja y alta. Según los estudios recientes, en estos momentos más del 70% de los españoles se considera, a si mismos, clase media, y esto supone incluir en el refrito a personas con ingresos desde 11.450 euros hasta los 30.350 euros anuales. La denominada clase media alta se sitúa en aquellos que tienen la suerte de superar los 20.000 euros anuales. Con estos números y porcentajes, es evidente que se intenta fagocitar o teñir a la clase obrera, aunque sea un mileurista, probablemente se busque un efecto cosmético que nos permita alejarnos del complejo ancestral que nos recuerde, a casi todos, nuestros humildes orígenes.
El auto timo de la clase media y para evitar más rodeos, se basa en creerse lo que uno no es. Considerar clase media a una persona con unos ingresos mensuales de 954 euros, o de 1.500 euros, es una triste broma, ¿que vivienda y que medios de consumo se tienen acceso con este salario?, cuando el milagro es llegar a fin de mes, no comment.
Si atendemos a estas tablas numéricas, la clase alta iniciaría su escala en personas con salarios de unos 2.500 euros mensuales, no es broma, pero si alguien cree que con ese salario eres estas en la cumbre, que se lo haga mirar, o ¿ ganando ese salario te puedes permitir en caso de un mal paso en la vida o una enfermedad vivir de lo ahorrado o sobrevivir?.
El pequeño problema de este 50%, es que anda perdido en un mundo que solo ellos ven, o no se han percatado, que a quien tiene mucho dinero privado no le gusta nada de nada, el gasto público, entre otras cosas, porque no le interesa en absoluto. Si dispones de un buen capital, tienes un consolidado patrimonio, salud privada, plan de pensiones, y la conciencia solo te da para respirar con tus semejantes, para que demonios quieres que haya impuestos que solo ellos, los malditos impuestos, sostienen pensiones, educación pública o salud.
El gran Inquisidor Torquemada, fue un converso de procedencia judía y achicharro y torturo a muchos miles de judíos con saña y placer. El converso y el renegado, suele pecar de ir más allá, al extremo máximo, que aquel que ya le viene de casta al galgo. ¿De donde se creen que salen los votos de la ultraderecha, solo de los ricachones, patricios y burgueses?
Lo curioso, es que los estudios más dinámicos sobre la clase media, advierten de un retroceso evidente en sus posibilidades de vida y gasto, mas acentuado en los últimos años, lo cual hace más patente la contradicción del incremento o mantenimiento del voto de derechas. En los últimos 10 años, el modelo del estado de bienestar ha recibido un acoso permanente de la tijera maldita, es evidente que los sueldos hoy, son comparativamente hablando, más bajos que hace 20 o 30 años, el gasto en sanidad, educación, etc. ha sufrido graves recortes. Precisamente esos gastos sociales son los más necesarios, para esa clase social denominada erróneamente clase media, porque son ellos y no quienes disfrutan de otros privilegios, quienes demandan y precisan de un conjunto de servicios y de protecciones públicas, ¿o es que un mileurista se puede pagar un seguro médico privado y un plan de pensiones?
Cuando las derechas hablan de bajar impuestos, como la panacea que arregla todos los males de la economía, no mienten, en realidad lo que estan diciendo es que, a ellos les va muy bien a su economía. ¿Cuál es el impacto real en los millones de mileurista si se bajan los impuestos de transmisiones, patrimonio o sucesiones?, ¿verdad que no es el mismo que en las rentas muy altas? Pues sí, bajemos impuestos, pero solo a las rentas mas bajas, hasta aquí de acuerdo, porque ademas esto si es progresivo, justo y tiene efectos adecuados para la economía.
No se como se puede pagar, aunque sea en cómodos plazos, una deuda gigantesca del 117,1% del PIB, y no está sumado el tan ansiado rescate europeo, y mantener el ya muy mermado estado del bienestar sin subir impuestos, una vez superada la crisis pandémica. Pues con la receta de la derecha solo hay un camino, el mismo que llevan recorriendo algunos años, recortando, a ellos, a los de siempre, no les causa temor alguno.
La lógica inapelable y echar de vez en cuando la vista atrás, es una buena terapia.
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