El cartel de Vox, pretende sembrar la primavera con el virus de la ira, destinado a inocular a esos hijos de la rabia que confunden bilis con orgullo y aliviar, en parte, su calvario diario de tener que vivir en una sociedad plural. El otro propósito del infame póster y su propia ubicación lo delata tan lejos de Nuñez de Balboa, es la búsqueda de la adhesión de los que nada tienen que perder, de esas vidas que se han quedado sin espacio y sin proyecto.
Dañar miserablemente, no es lo mismo que “publicidad engañosa” como Casado en su irrelevancia creciente, ha definido a este provocador intento de ensuciar los espacios públicos con los excrementos morales de sus ex-compañeros. No se esperaba otra cosa de él, su único reproche a la sinrazon es que no suman, no lo que dicen, hacen o piensan. .
Solo nos resta confiar que el haber alcanzado la máxima expresión de su vileza, tenga el efecto contrario al deseado y prueben la amarga soledad en compañía de su odio y sus arrogantes mentiras.
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