Los inquilinos de la cárcel de Lledoners y muchos otros, construyeron desde tiempo atrás con la ayuda de muchos y con una TV pública tutelada y tuneada, una tela de araña de mentiras, medias verdades y chascarrillos varios, para reorientar y desviar el justificado cabreo por los recortes en tiempos de aquella demoledora crisis, hacia el mal llamado estado español, como si este y solo este, fuera el culpable de todo. Y mucha culpa tenia, pero no toda, porque los recortes en Cataluña fueron de una especial virulencia y estaban en top one de la masacre social.
En la Moncloa de entonces, en maitines se repasaba "el Marca", como prioridad diaria, el salvaje movimiento de fake news, era tedioso y aburrido, y no pareció merecer la pena el más mínimo esfuerzo por desenmascararlo y por supuesto plantearse el trabajoso esfuerzo de publicar información o datos que dieran luz ante la sistemática siembra de tinieblas y nubarrones. Además de preguntarse, que se podía hacer para invertir un ambiente que se caldeaba por momentos.
Lo del referéndum que no fue referéndum o la votación que no se iba producir y se produjo, fue el triste epitafio a un divorcio, donde los que pierden siempre son los hijos/gente de un lado y del otro del Ebro. Aquel ministro zambombo de Interior (Zoido), para rematar el desacierto, se empeñó en facilitar imágenes mas propias de un corresponsal de guerra, además de movilizar a muchos que no lo estaban, uniéndose a los seducidos por el anunciado paraíso, quienes se lanzaron a las turbulentas aguas de unas feas urnas que parecían papeleras y de hecho, ese fue su único fin y final, acumular papeles de nula utilidad.
Nada diremos de la espantá de algunos y de los que aquí quedaron, ni tampoco de los batacazos judiciales que media Europa le ha dado a la justicia española, rehén de una legislación, obsoleta como poco. El caso es, que una mayoría clara de los catalanes (ver encuestas), al margen de tendencias colores o comarca de origen, están en contra de la permanencia de estos irresponsables que cumplen, a ratos, penas de cárcel.
Y entonces, ¿Cómo arreglamos el divorcio? Y ¿por donde empezamos?
Lo del estado de derecho y las frases envaradas de patriotismo fulero, de nada sirvieron antes y menos ahora. A la democracia siempre le toca ser valiente y hasta tener un puntito de osadía, es su mejor arma y tan poderosa que cuando se sabe manejar rara vez fracasa. Adolfo Suarez fue un maestro inigualable y parece que a todos los vinculados a su espacio ideológico, se les ha olvidado por completo.
O si no, ¿la alternativa cual es?, ¿ la quietud y el Marca ?
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