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Al final del verano



 


El verano, tan alocado, como extremo y extraño, toca a su fin, su ciclo formal a puntito de terminar.  A lo que queda de imperio americano, también le ha llegado la hora de retirarse, una vez más, de un lugar que quisieron darle la perspectiva de país y es tozudamente tribal, medieval e inhóspito, Afganistán. Desde la segunda guerra mundial, Estados Unidos, ha salido casi siempre por piernas y trasquilado de aquellos lugares donde ha metido su incansable hocico, su perpetua injerencia cada vez les causa más daño y evidencia un creciente ridículo, dejando atrás dolor y frustración.. 

 

Mientras, de repente,  Boris Johnson, empieza a echar en falta a los migrantes que se le fueron pitando, así como las mercancías tan necesarias para abastecer sus supermercados a medio llenar, algo no calculó bien en su apuesta nacionalbrexiana, se van a divertir. Pero el verano nos deja un tufillo inquietante algo pasa con los chinos, los del otro lado de la gran muralla y los del barrio, que con su habitual sigilo están desapareciendo paulatinamente de colmados y peluquerías. Los del lejano oriente, han ralentizado su vertiginoso crecimiento y mercados mundiales, bajo su orbita, como las materias primas, el acero o el hierro, escasean y los precios se disparan, mal asunto.

 

Y en esta España tan necesitada de mesura y turistas extranjeros, acabado el curso, papás y mamás enviaron de avanzadilla a sus lebreles, preferentemente a zonas de costa, en busca de paz y relax, pero la fiesta, el botellón y los excesos boicotearon la memez progenitora y el tumulto salpicó a medio país con una quinta ola que hubiera sido un devastador tsunami de no mediar el avanzado estado en la vacunación. Entre unos y otros les hemos jodido las expectativas y dineros a la primera industria del país, el turismo, así somos. 

 

Por lo demás, todo sigue igual, salvo la estupefacción de saber que había tanta caca debajo de la superficie, que no deja en buen lugar ni a los murcianos y su Mar Menor ni a los socios del Barça, que tristemente han descubierto, los unos, que no hay tal Mar, y los otros, que no son más que un club. 

 

Quizás el otoño…..

 






Muy de tu rollo

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