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El elefante Gorgorito


 





Un enorme coche pintado de rojo, con unos grandes altavoces circulaba muy despacito, tan lento como una pesada tortuga, por las calles de a ciudad.

 

¡¡Atención, niñas y niños, hoy en esta bella ciudad ha llegado el Circo!!

¡¡Payasos, acróbatas y nuestro enorme y simpático elefante Gorgorito!!

¡¡hoy el gran circo os espera a todos!!

 

Álvaro estaba muy triste ese día, la noche anterior no había recogido todos los juguetes y mamá y papá le habían castigado. El sabía que no había hecho lo correcto, porque es parte de su obligación el recoger todos los juguetes antes de irse a la cama, para dejar la casa limpia y ordenada, porque la casa es para todas las personas que viven en ella y no solo para Álvaro y sus juguetes.

 

Su hermano la oír el gran anuncio saltó de alegría, ¡¡bieeeeen, vamos al circo!! 

Álvaro, se puso mucho mas triste aun, cuando escuchó la llamada alegre del circo, y la cara de felicidad de su hermano, cuanto le gustaría ir al circo, pero tenia claro que no iba a ir, porque el castigo iba muy, muy en serio.

 

Esa tarde, su hermano y sus amigos fueron a la primera sesión del gran circo. El circo era muy grande, con una enorme lona que lo protegía del frio y la lluvia, de rayas rojas y blancas, quizás por eso el circo se llamaba “ el gran circo atlético”. Y con muchas banderas, globos y guirnaldas que revoloteaban al viento. Era muy bonito.


 Cuando su hermano llego a casa, tenia una enorme sonrisa de oreja a oreja.

-¿Qué tal te lo has pasado?, preguntó su mamá.

-Uf, muy bien, ha sido muy divertido y sabes, hay un elefante que es muy gracioso, hace cosas increíbles, a mi es lo que más me ha gustado. Cuando ha terminado la función hemos ido a verlo y le hemos dado muchas golosinas, regaliz, gominolas y mas cosas, dijo su hermano.

-A los animales no les pueden dar chucherías, se pueden poner malitos, dijo su padre.

-Pues este se lo ha comido todo y le gustaba mucho, dijo al final su hermano.

 

Al día siguiente, el coche rojo volvió a sonar por todo el pueblo, anunciando una nueva sesión del gran circo. Álvaro, que la noche anterior si había recogido todos sus juguetes, pidió permiso y por fin iría al circo, esa misma tarde.

 

-¡Niñas y niños! El gran circo atlético os da la bienvenida a la sesión de hoy, muchas gracias por venir, esa fue la bienvenida del maestro de ceremonias del circo, el gran Toneti, que además era el domador de los animales del circo.

 


Álvaro se rio mucho con los payasos, que quisieron hacer una gran tarta y fue un desastre, terminaron todos llenos completamente de crema y nata por todos los lados, eran muy graciosos los payasos de ese circo. También le gusto mucho, un equilibrista que volaba por el aire de un lado al otro y se daba unas enormes vueltas de campana y de una banda de música de monos, que tocaban canciones de la patrulla canina y otras muy graciosas.Eran unos monitos muy simpáticos.

 


De repente, el gran Toneti, anunció el gran numero, lo que más le gustaba a los niños.

 

-¡Niñas y niños, a continuación os presento al elefante mas inteligente y hábil del mundo….¡¡el gran Gorgorito!!

 

Era un elefante muy grande y muy bonito, Álvaro se quedo con la boca abierta, nunca había visto un elefante y menos tan cerca, casi lo podía tocar con sus manos.

-Y ahora, dijo el gran Toneti, ¿creéis niñas y niños que nuestro amigo Gorgorito es capaz de montar en una pequeña bicicleta o hacer equilibrios en una pelota?

Todos los peques dijeron a coro ¡¡noooooooo!!, Álvaro se volvió a sus papas y les dijo, - es imposible es muy grande y pesa mucho para poder montar en una bici o en un balón, los va a plastar-.

 

Entonces el domador, el gran Toneti, cogió una pequeña bicicleta y una pelota, los puso en la mitad de la pista y le dijo.

-Vamos Gorgorito, demuestra a estos niños lo hábil que eres.

 


Pero…….

 

El elefante Gorgorito permaneció sentado y empezó a llorar


 

El pobre Gorgorito, no podía moverse, se encontraba muy mal, estaba como hinchado, era como si tuviera una enorme tripa con un enorme dolor. ¿Pero Gorgorito que te pasa?, le preguntaba el gran Toneti, que mostraba una gran preocupación, nunca antes le había pasado eso a su querido elefante.

Todas las niñas y niños, se quedaron callados y preocupados por Gorgorito. La sesión del circo atlético, finalizó con la enorme y triste noticia que Gorgorito no había podido hacer sus famosos equilibrios.

 

 

El público abandonó el circo triste y comentando lo triste que estaba el elefante Gorgorito, pero Álvaro, no resistió la tentación de ver de nuevo al elefante y corrió entre la gente hasta que llegó a su enorme jaula, donde Gorgorito, vivía. Gorgorito miraba a Álvaro con unos ojos caídos , llenos de tristeza, y un constante gemido de dolor salía de su trompa….

 

-mmmmmmmm 

-mmmmmmmm

 

-Hola, una voz asustó a nuestro amigo, alguien había llegado mientras que él miraba sin pestañear al pobre Gorgorito.

 

 

Cuando Álvaro miró hacia un lado, apareció ante él una preciosa niña-

-Hola, respondió Álvaro.

-Me llamo, Colorín, dijo la niña y vivo en el circo, soy hija de Popeye el payaso marinero.

-Ah, dijo Álvaro y también le dijo su nombre.

-Gorgorito es mi amigo, dijo Colorín, y esta malito, yo hablo con el casi todos los dias.

-Pero si los elefantes no hablan, contestó Álvaro.

-Si, si sabes escucharle atentamente, puedes comprenderle muy bien.

 

De repente Colorín, cogió a Álvaro de la mano y le pidió silencio poniéndose un dedo sobre sus labios..

 

Y entonces Álvaro dió un enorme bote, un salto tremendo, porque si, había entendido el lamento de Gorgorito, que parecía que decía….mmmmmmmmm!!, pero él había conseguido escuchar, algo más, allí agarrado a la mano de Colorín, Gorgorito en realidad les decía a los dos..

-Me duele mucho la tripita….me duele mucho….

 

Álvaro y Colorín, cogidos de la mano se miraron con unas caras muy tristes.

-Tenemos que curarlo, dijo Álvaro.

-Pero, ¿Cómo?, -le pregunto Colorín-, a Gorgorito le gusta mucho que le den masajes en la tripita, pero eso no creo que lo cure.

De repente a Álvaro se le agolparon varias ideas a la vez, empezó dar vuelta alrededor de Colorín, esta le miraba asombrada.

-¡Ya lo se!, dijo -Álvaro y salió corriendo, a una velocidad supersónica, dejando a su nueva amiguita allí parada y preguntándose ¿esta como una cabra o no?.

-Mamá, ¿Cuándo a nosotros nos duele la tripita, que medicina nos das?, esa fue la pregunta que hizo nada mas entrar por la puerta de su casa, casi sin respiración después de la gran carrera desde el circo. La mamá de Álvaro se quedó muy extrañada, pero fue al armario donde tenían algunas medicinas guardadas y le enseñó un frasco.

-Pues mira, este jarabe va muy bien, porque a veces coméis demasiadas chuches y se os pone un poco pesada la tripita.

-Mamá, tienes que coger el jarabe y venir conmigo, es muy importante, dijo Álvaro.



Su madre no entendió ni una palabra de aquella urgencia y menos de llevarse un gran frasco de jarabe, a un lugar que ella desconocía. Así que una vez en el coche, Álvaro le indicó a su mamá el camino hasta que llegaron a la inmensa jaula de Gorgorito.

 

Alli estaba el pobre Gorgorito, recibiendo un masaje en su enorme tripa de Colorín, la mamá de Álvaro se asustó – ten cuidado niña que el elefante te puede hacer daño- le dijo muy preocupada.

-No se preocupe es muy bueno y además es mi amigo y bueno un poco también de Álvaro.

 

Álvaro cogió el gran frasco de jarabe y agarrando la enorme trompa de Gorgorito, abrió el frasco y empezó a verter todo el jarabe, para que el gran elefante se lo bebiera.

-Glu,glu,glu..

-¿Pero que haces Álvaro?, le grito Colorín.

-Curarlo, contestó muy serio Álvaro.

 

Y entonces les contó su idea a su mamá y a Colorín. El otro día muchos niños vinieron a ver a Gorgorito y le dieron muchas chuches, y él que es un goloso se las comió todas, muy deprisa y eso es lo que le ha sentado mal, por eso te pedí el jarabe de la tripita, porque seguro que con esto se cura.

-Y ¿como sabias tu que le habían dado muchas chuches?, le preguntó su mamá

-Oí a mi hermano, que el día que vino al circo, muchos niños le habían dado de comer, de todo, contestó Álvaro.

 

-Pero Álvaro, Gorgorito es un animal y el jarabe es para niños, dijo su mamá.

-Pero mamá, ¿no has visto la cara de niño malito que tiene?, contestó Álvaro.

 

En ese momento Colorín, a través de sus manos, seguía masajeando la tripa de Gorgorito, sintió como si una enorme pelota dentro de la tripa del elefante se estuviera moviendo de un lado para otro- Algo va a pasar, dijo Colorín y de repente….. 

 

-BBBRRR….OUU…..GGGG….HHHH

 

¡¡Un enorme eructo disparado salió por la trompa de Gorgorito!!

Como seria de fuerte, que los pelos de Álvaro, su mamá y Colorín, quedaron revueltos y despeinados, por la enorme fuerza del aire expulsado por la enorme trompa.

 

Nada mas ocurrir eso, los ojos de Gorgorito, pasaron de la tristeza a una mirada alegre y simpática, su enorme trompa se dirigió hacia la cabeza de Álvaro, y empezó a acariciarla, como si quisiera darle las gracias y claro, también para peinarle, que falta le hacia.

 

Al día siguiente, una hora antes de comenzar la función del circo, el enorme coche rojo del circo atlético circulaba por la calle Venecia y frenó en seco en el número 1. El gran Toneti, bajo del automóvil y cogiendo un gran megáfono, empezó a decir…

-Vengo a buscar a un niño muy bueno que se llama Álvaro, para invitarle a ir hoy al circo y ver al gran Gorgorito, que se ha puesto bueno gracias a él, así que baja corriendo que vas a ver gratis la función del circo en primera fila, con una persona que te esta esperando allí.

 

Todos lo vecinos y todos los niños del pueblo iniciaron un fuerte aplauso, cuando Álvaro subió al coche del circo y paseo por todas las calles hasta llegar a la enorme lona roja y blanca del gran circo.

 

Y allí, en la mejor silla del circo le estaba esperándole una gran sonrisa en la preciosa cara de Colorín.

 

-¡que empiece la función!, grito el gran Toneti y la función fue todo un éxito.

 

Y Gorgorito.



Hizo lo que sabe hacer mejor que ningún elefante en todo el mundo, los niños y sus mamás y papás aplaudieron a rabiar las acrobacias del gran Gorgorito, que cuando termino su actuación se dirigió hacia donde estaban sentados sus curanderos y los acarició sus cabecitas con su enorme trompa.

 

La función del circo terminó, pero antes de salir para su casa, nuestro amigo Álvaro se llevó otro gran regalo, un beso y un abrazo de su nueva amiga, Colorín.

 

El circo atlético, aun sigue de pueblo en pueblo, haciendo felices a muchos niños y su mejor atracción sigue siendo Gorgorito, que no ha vuelto jamás a comer muchas chuches.

 

Recuerda, no comas muchas chuches y asi nunca te pasará como a Gorgorito.

 

Y con Colorín, el cuento hemos terminado. 

UN BESO





Muy de tu rollo

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