El memo del tocomocho

No hace demasiado tiempo escribí, que el pequeño alcalde de Madrid, no daba la talla y se empequeñecía en cada regate en corto y en su manía de vivir a medio camino entre la media verdad y la mentira. La imagen de endeblez y debilidad mostrada ante el timo de las mascarillas no ha podido ser suavizada ni tintada con el reiterado recurso facilón y mentiroso, al expresar con una patética firmeza que el ayuntamiento va a recuperar hasta el ultimo céntimo de euro, lo llevas (llevamos) claro chavalín. 

Lo que es inadmisible es que el tocomocho se conocía en el propio ayuntamiento, ahora tan ofendido, desde abril del 2020, y solo gracias al mecanismo de blanqueo y movimientos de capitales de las entidades financieras llega a la fiscalía, porque el pequeño alcalde y los carromeros y carromeras que le rodean y nosotros pagamos, han estado calladitos como putas durante todo este periodo. Periodo en el que los dos bandoleros han aprovechado para hacérselo a lo grande y ahora además le han dejado unas telarañas como bosques de grandes en la caja que el juez pretendía embargar. Ojalá me equivoque pero a los trileros, no les va a echar el guante, con perdón,  así como así.

El memo del tocomocho, en aquella película donde el gancho era una Lina Morgan que hacia de “tontita” con un decimo premiado, era un recién llegado a Madrid, que por pura avaricia le levantaron toda la pasta, pero en este timo tenemos un matiz relevante, el tontito no es el gancho.

La lastima es, que es con nuestro dinero. Continuará.