Mi admirado Xavi Hernández, se dejó llevar y muy crecidito, nos dictó una lección de filosofía futbolística, iluminándonos a todos con la unica verdad: el Barça es sinónimo exclusivo de juego esplendido, que al parecer es condición indispensable para ganar y sino, pues no merece la pena. Nadie gana siempre jugando bien, ni tan siquiera el propio Barça en las épocas más sublimes de juego que yo recuerdo, es matemáticamente imposible, y no creo que, por ejemplo, ayer, si le hubieran metido cuatro goles con las posaderas, la espalda y una oreja, todas de rebote, a los chicos de Frankfurt,se hubiera flagelado durante horas, entre lagrimas y mocos,¡no, no,no!. Hasta el gran Guardiola sabe o no le queda otra, que jugar al cerrojazo siendo el apóstol de lo contrario, eso cuentan los que vivieron una reciente noche de nervios en el Metropolitano, sin olvidarnos de aquellos momentos a contraestilo donde el maestro Johan Cruyff, mandaba a Alesanko al área contraria a para ver si cazaba alguna y la metía.
El problema es elevar el futbol o un club a otra cosa, y utilizar un estúpido tono de desdén para con los otros, que no tienen ni tu mismo estilo ni tu misma filosofía, o sencillamente, no son capaces y no pueden.
Ayer sin ir más lejos tanto el entrenador, según cuentan los entendidos, como el club tuvieron una pésima noche, espero que no aparezca ningún apóstol del señorío y la grandeza para repasar lo acontecido y largarnos otra lección de soberbia innecesaria.
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