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EVANGELISTA



 




Para los héroes que han llegado hasta aquí.


Y para ti siempre, Cuqui.

 

 

                                         EVANGELISTA

 

Preámbulo

 

Miquel Castells, veterano comisario de los Mossos de Escuadra, piensa que los casos policiales donde ha intervenido en realidad no son como los recuerda sino como fueron y por eso escribe pacientemente los detalles de todos y cada uno de ellos en una especia de diario que en ocasiones le ha servido hasta de libro de consulta, el delito, a menudo, es reiterativo a veces comparte muchos aspectos con otros hechos anteriores. 

 

Entre sus numerosas paginas, pocas tienen tantas anotaciones escritas en rojo ni tantas frases o párrafos subrayados o tachados, como los sucesos que la prensa bautizó como: “los crímenes de las gitanillas”

 

En sus más de veinte años de profesión, con una extensa experiencia en la investigación de crueles sucesos de todo tipo y condición, en ninguno de ellos había sentido tanta impotencia y tan acusada debilidad. La frustrante ausencia de indicios, a pesar de los esfuerzos y medios que se utilizaron, tiene toda la pinta de condenar al voluminoso dosier de este caso múltiple al odiado cajón de “por resolver” y eso es algo que le causa una lacerante frustración. 

 

Los hechos son relativamente recientes, sucedieron en los primeros meses del pasado año, en varios lugares muy cercanos a Barcelona, donde de manera escalonada en el tiempo aparecieron en caminos rurales muy transitados y sin el más mínimo interés por ocultarlos, los cuerpos de cuatro jóvenes mujeres asesinadas.

 

El perfil de las victimas y las causas de sus muertes, eran de una similitud que desconcertó y sorprendió de lleno a Miquel y a su equipo. Quizás, por que los fríos crímenes en serie no son muy frecuentes en esta zona tan pasional del hemisferio, salvo las inocentes excepciones, escritas en las terribles historias que se desarrollan, en cautivadoras novelas de intregantes tramas y sorprendentes desenlaces.

 

Todas las victimas pertenecían a familias o clanes muy conocidas por la policía de raza gitana, fundamentalmente vinculados al trafico de drogas, sin perjuicio de sus actividades en otros campos delictivos como la extorsión, compra y venta de material o bienes procedentes de robos y atracos, juego ilegal y prostitución.

 

Una elevada cantidad de sedantes en sangre, facilitó sin duda, el traslado de la victimas hasta los diversos lugares donde fueron encontradas y donde murieron. En todos los casos presentaban dos grandes y profundos cortes; en el interior del antebrazo izquierdo y en la parte interior de la rodilla de la pierna izquierda, en la corva, seccionando las importantes venas que se hallan en esas partes del cuerpo humano. Estas dos  heridas son mortales de necesidad, la victima se desangraba en menos de un minuto de tiempo. 

 

Ninguna de ellas, presentó ninguna otra clase de violencia, abuso o lesión.

 

El último elemento que daba similitud al perfil personal de las cuatro jóvenes, es que todas ellas eran miembros de la iglesia evangélica, aunque no había coincidencia respecto al lugar de culto habitual.

 

Tampoco existía ninguna relación personal directa o conocimiento entre ellas.

 

I

Mario se levantó, como siempre, sin necesidad de ayuda del despertador, realizó mecánicamente su ritual invariable, hasta arrancar la furgoneta aparcada en la puerta de su casa, al igual que los otros 364 días del resto del año.

 

Verano o invierno, calor o lluvia, siempre ganándole la partida a las tímidas primeras luces del amanecer, y aunque siempre lo hacia, mirar por el ventanal de su habitación antes de bajar a la planta baja, aun no era posible distinguir los lejanos montes. 

 

A sus casi sesenta años, y con achaques y goteras de diverso pronostico, y de difícil solución, en algún caso, reflejos de su desgastado y maltrecho cuerpo, Mario aún se sigue preguntando por qué no le haría caso a su madre, hija y nieta de pastores, cuando le advirtió a los catorce años, nada más terminar su ciclo escolar básico:

 

-       Hijo, el oficio de pastor es muy esclavo y con el paso de los años se hace muy duro, tu sabrás lo que haces.

 

A Mario sus dudas y demonios ya le han llegado con callo y dura piel, pero ahora el fantasma de aquella temprana e idílica ilusión se le aparece en el moreno rostro de lo que más quiere en este mundo y solo vive y cabila, sin descanso, en como desbaratar por completo el terco empeño de su única hija en seguir sus pasos. 

 

Los casi cuatro kilómetros de distancia que hay desde su casa situada en la pequeña localidad hasta el solitario y moderno gran aprisco que construyó, con poca ayuda, su mejor saber y la fuerza de sus manos, se le hicieron tan cortos como siempre

Cuando Mario paró su furgoneta en la espaciosa entrada de los corrales y naves de su propiedad, donde le aguardaban entre desconsolados balidos, reclamando el pienso de la mañana, las casi doscientas ovejas, merinas del Guadarrama, una especie autóctona que sobrevive gracias a gente como él y a las subvenciones de la administración autonómica, no esperaba que aquella mañana del día de reyes no fuera diferente a cualquier otra.

 

Sin embargo, al bajar de su furgoneta y aproximarse al alto portón, sus dos guardianes de confianza, una pareja de lustrosos mastines, Gringo y Neta, se mostraban muy nerviosos, aullando y emitiendo cortos ladridos, algo absolutamente inusual en la pareja.

 

-Pero bueno, ¿que os pasa hoy?, trató de apaciguarlos Mario.

 

Le fue imposible prever y mucho menos detener, el ímpetu de los dos grandes cánidos que sin atender a instrucción o silbido alguno, se precipitaron por la suave loma velozmente sin importarles los pequeños obstáculos que representaban tomillos, las pequeñas retamas y los cardos secos que aún resistían desde el ultimo verano, tan largo como insoportable.

 

Mario, bajó a grandes zancadas siguiendo el visible rastro de aquellas dos moles de carne y músculos que de repente frenaron su enloquecida carrera ante un gran socavón que linda con el camino, y donde sobresale un extremo del gran tubo de metal que lo atraviesa de un lado al otro, facilitando el discurrir de las aguas que recogen de forma natural las dos agrestes vertientes del cerro, para después, a menos de un kilómetro, alimentar uno de los arroyos más caudalosos de la zona, hasta el verano.

 

Gringo y Neta, no paraban de ladrar, con sus miradas absortas en aquel enorme espacio que el agua y el hombre, casi a medias, habían creado para evitar la inundación y asegurar el tránsito por el camino en cualquier época del año. Cuando oyeron los pasos de Mario acercándose, los dos enormes perros, empezaron a mover sus rabos y a entonar un llanto desgarrador, que puso en guardia a su dueño.

 

La Guardia Civil, no tardó ni veinte minutos en presentarse en el lugar donde se hallaba el cadáver, en el antiguo camino que serpentea por ese extrañamente llano paraje en dirección a la carretera de Robledo. Pero a Mario, aquellos minutos le parecieron horas. Desencajado, mareado y con síntomas de desestabilización de su nivel de glucosa en sangre, se le permitió retirarse hasta su propiedad donde en la gran cocina, encendió un buen fuego en la chimenea y tomó distancia con lo que había visto y comenzó a buscar la serenidad que necesitaba.

 

El cadáver fue hallado tendido en el lecho helado de arena, piedras y rala hierba invernal, en posición decúbito supino (horizontal), totalmente desnudo, la sangre había hecho su camino natural al salir del cuerpo, hasta alcanzar el tosco suelo donde una difuminada mancha rojiza daba testimonio de su paso, tras haber sido absorbida por completo.

 

El cadáver presentaba dos enormes cortes en la parte interior del antebrazo y en la corva de la pierna, ambos en el lado izquierdo del cuerpo.

 

Los primeros agentes en llegar no lo sabían, pero aquella joven mujer, solo contaba diecieocho años de edad y se llamaba Carmen Heredia.

 

II

 

 

Quince días después, Charo Vega 20 años, salió sola de la discoteca Opium de Alcobendas con un andar mortecino como si caminara a cámara lenta, sin saber muy bien cómo ni porque, después de una noche intensa y divertida, casi de repente, su cuerpo inició un proceso inexplicable para ella, que la envolvía paulatinamente en una extraña rigidez paralizante que comenzó a asustarla seriamente.

 

Su cerebro logró echar el cierre de todas las compuertas y evitó que el pánico se adueñase de su voluntad, quizás la cercanía de su automóvil, un reluciente y nuevo Mini rojo, al que logró llegar con evidentes dificultades, le facilitó su empeño. Sentada dentro de su automóvil, al que accedió con movimientos más propios de una escena de Matrix, su cuerpo alcanzó el máximo exponente de pesadez al no ser capaz ni para poder introducir la llave del contacto, todo era costoso, lento e incomprensible. Su visión se empañaba por instantes y empezó a adquirir un turbio velo, casi a “plastificarse”. El escaso trafico, que a esa hora circulaba por la cercana autovía, lo escuchaba como un extraño sonido monótono y sin ninguna estridencia ni altibajo, que la adormecía aun más.

 

Ese misma día, ya amanecido,  Gervasio y Mariano y su inseparable perdiguero de nombre Chachi, vecinos de Colmenar de Oreja, una localidad al sureste de la Comunidad de Madrid, limítrofe con la provincia de Toledo, se disponían a dar una batida por la finca de un amigo en común, quien venía sufriendo la ocupación ilegal, por muy ecológica que fuera, en sus sembrados por parte de una multitudinaria banda de unos pequeños mamíferos que además de comerse todo lo sembrado, crecían sin control de natalidad alguno, salvajemente; conejos. 

Salieron de la carretera y tomaron el camino viejo a Chinchón hasta encontrase con la suave curva que nace, al poco, tras una loma repleta de viejos y bien cuidados olivos, y al finalizar esta, tomar el corto y estrecho entrante que les dejó directamente y en exclusiva a la puerta de la finca.

 

No les hizo falta bajarse del todoterreno, a los pies de la vieja cancela de la finca había un cuerpo de mujer, completamente desnudo que a la luz de los focos del coche destacaba por su blancura lechosa, excepto su brazo y pierna izquierda con restos inequívocos de sangre y un extraño brillo en su cuello, quizás algún collar, pensaron.  Atropelladamente avisaron al 112, dieron marcha atrás al coche hasta situarlo en el viejo camino, donde se bajaron del vehículo, todos menos Chachi y allí esperaron sin decirse ni una sola palabra.

 

Charo Vega, conoció la discoteca Opium, por una casualidad de la vida, ella no solía frecuentar los locales “de payos”, pero un cliente de la inmobiliaria, agradecido por su gestión en el alquiler de un apartamento y con clarísimas segundas intenciones que a Charo le apetecían mucho, la llevó una noche de sábado.

La noche tuvo su prologo que se inició con una cena en un pequeño restaurante, del que algún periódico incluyó, en su lista de los veintitantos mejores, a saber con que criterio, porque el resultado distaba mucho para aplicarlo a cualquier recomendación, pero ese no era el objetivo de la quedada y pasaron por alto el mal uso de la relación calidad precio.

 

 El cliente, un mocetón riojano que acababa de aprobar las oposiciones a bombero, ya en la discoteca la entró con todo y Charo, como había presagiado disfrutó de aquel cortejo sincero y apasionado. Y además, tuvo tiempo para que en la pista de baile su vista se relamiese con un morenazo de infarto con el que durante unos escasos minutos, mientras que el bombero descargada la manguera en el baño, estuvo bailando muy cerquita y aquel payo, hasta le dedicó una estudiada media sonrisa que hubiera firmado el mismísimo Clark Gable.

 

Y, caprichosa como era ella, se dijo, volveré. 

 

Charo Vega, no era un modelo de joven ajustada a las normas de su etnia y de su clan, para nada, desde pequeña siempre vio que el mundo era mucho más grande y diverso, donde todo estaba por descubrir, así que intentó desembarazarse del peso mortecino de tanta tradición y alejarse del pegajoso ámbito familiar, lo cual no era nada sencillo en un clan tan jerarquizado y férreo como en el de los Vega, de Pitis.

 

Su abuelo, Joselito Vega, el Patriarca, quien la adoraba por completo, era sin embargo su mayor preocupación, tiene ojos y oídos hasta en el mismísimo infierno y Charo no siempre guardaba las distancias con algunas actitudes y formas.

 

Por si alguna duda le quedaba, de su preocupante desencuentro con su gente y su estilo de vida, en la boda de su prima Lola, en Jerez de la Frontera, su madre de improviso la arrastró hasta un rincón donde nerviosamente le retocó con diligencia maternal el pelo y el vestido y le dijo que quería presentarle a una persona muy especial, alguien en el que su padre y ella tenían puestos sus ojos, un primo lejano, bueno, trabajador, con posibles, vamos para hacerla la feliz.

 

Charo Vega quiso inmortalizar al gran torero Rafael “el Gallo”, también gitano y posiblemente primo lejano, e intentó hacer una “espantá”, salir de naja, huir, escaparse o darse el piro, como quiera decirse, pero la garra de su madre quien le practicó casi un torniquete en el brazo y la llegada de su padre, con ojos cargados de ira y de JB con soda, la hizo desistir de cualquier maniobra.

 

El primo Josele era hijo del rey de la chatarra de Jerez, quien junto a sus cinco hijos disponía de unos camioncillos que recorrían a diario los pueblos, grandes o pequeños de la provincia de Cádiz, en busca del plomo, el cobro o el hierro. 

El rey de la chatarra, decía, y lo decía muy a menudo como pudieron comprobar los asistentes a la boda, durante los tres días y sus noches que duró el parné, con toda seriedad y solemnidad posible, que no había lavadora vieja o batería de desecho en Cádiz que no hiciera su último viaje en uno de sus camioncillos.

El tal Josele, que Charo con ironía y veneno, antes de echárselo a la cara lo bautizó, como el principito de la chatarra, resultó ser una montaña humana morena, coronada con una inmensa cabeza. Allí había una gran inmensidad, no era obesidad, aquel hombre visto desde la retaguardia, se acercaba más al prototipo del embalaje de una nevera tipo americano, doble puerta con Dispensador No Frost, que a otra cosa. 

 

Charo Vega, le miró instintivamente a los pies, que marcaban las tres menos cuarto y se peguntó, si con tanto peso no los tendría planos. La conversación con Josele, fue en realidad un monologo e hizo que Charo se planteara en serio, renegar completamente de su raza y familia, el principito, además de haberse fumado hasta la madre selva del jardín, entre sonrientes momentos, donde todo su ser temblaba como un terremoto, fuerza 6, se expresó en unos términos que daban muchas pistas de un futuro con él y las dos matanzas que llevaba encima:

Su mujer ideal “tenía que serle fiel y obediente, limpia y una magnifica cocinera y con ganas de complacerle en la cama”, cuando Charo insinuó con cierta prevención, si el principito tendría por su parte alguna obligación para con ella, después de mirarla con aquellos ojos que en realidad eran dos rayas horizontales, ya que sufrían un despiadado estrangulamiento por la desbordante carnosidad de sus carrillos y sus parpados, le confirmó con una somnolienta sonrisa, que por supuesto; traer los euros. 

 

Charo Vega después del “tierno” encuentro con Josele, finalizó su momento de selección por parte del macho, encogida, vomitando la boda entera y lo que pudiera tener en el estomago de digestiones anteriores. Allí de rodillas en el estrecho escusado, y sin saber por qué pensó en aquel moreno de la discoteca y en su abuelo, a quien su recuerdo la hizo  estremecerse y  sentir un miedo que no consiguió explicarse muy bien porque.

 

 

III

 

 

 

El capitán de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Pedro Pérez, se definía así mismo como un genio para la investigación, pero con un genio-carácter ocasionalmente difícil, en esta segunda parte de su autoanálisis había unanimidad absoluta en el desacuerdo y ese día, como casi todos, su legendaria mala leche estaba en su punto álgido;

 

-       La comandancia de Madrid, ve un par de cadáveres, que sí no lo voy a discutir, por sus características y similitudes, no es lo usual ni mucho menos, pero de ahí a ver un posible ritual extraño es un ejercicio que ya inventó siglos atrás el gran torero Costillares y se llama, pegar un pase de pecho, es decir que lo coja otro que a mi me da la risa.

 

La sala de reuniones de la planta segunda presentaba una discreta media entrada, allí estaba la sección segunda de delitos graves y homicidios de la UCO, mientras que el capitán Pérez, mostraba su habitual enfado, las personas que componían su primera línea de investigación analizaban las fotos entregadas y los primeros informes preliminares de los forenses y del equipo de investigación de la científica. 

 

A su lado, en silencio y prestando solo atención a su teléfono móvil, se encontraba su superior, el coronel Carlos Pintado, toda una leyenda y del que se especula, sin ninguna prueba concluyente, que detrás de su enorme mostacho hay labios y hasta dientes.

 

Los dos grupos de investigación presentes están mermados de efectivos, la acumulación de casos en puntos muy lejanos entre si y con la central en Madrid, esta condicionando el trabajo y funcionamiento de la unidad, pero el crimen ni tiene vacaciones ni entiende de situaciones de plantillas y geografía.

 

El responsable del grupo II es el brigada Justo Segovia, un veterano y probado investigador que dice llevar más años esperando trincar a los malos que “la Cibeles” respirando el CO2 de Madrid.  El y sus dos sub-secciones llevan una mala racha de casos endemoniados, de esos que rasgan las entrañas. Entre ellos se miran preocupados, antes las imágenes de los cadáveres de las dos chicas asesinadas y las explicaciones preliminares de los forenses.

 

La sala permaneció unos segundos en un silencio que resultó casi opresivo, y solo se rompe cuando el Coronel Pintado sin levantar la vista de su terminal telefónico, dice en su tono habitual ….¿Sacha?

 

La teniente Alexandar Ortiz (Sacha), según va leyendo y revisando la documentación que les han facilitado, empieza a echar de menos a una sargento y un cabo ambos de baja por maternidad y otro par de magníficos elementos de su equipo enredados en un complicado caso en Canarias y otro a medio cerrar en Málaga.

 

-       Me temo mi coronel que esto no acabará aquí. La parafernalia en presentar los cadáveres en sociedad son una firma con la rubrica macabra de quien planea seguir haciéndolo.

 

-       No un aviso, desde luego no es – afirmó el brigada Segovia, interrumpiéndola-.

 

Un breve dialogo entre el coronel Pintado y el capitán Pérez, fue suficiente para que Sacha, la teniente Alexandar Ortiz, intuyera que el caso llegaría a sus manos, excepto milagro, y ella hacia muchos años que no creía en esas estupideces.

 

 

-       Bueno, pues ya nos dirás como lo vas viendo – le dijo el coronel Pintado dirigiéndose a ella, dicho esto, se levanta y sale de la sala-

 

El brigada Justo Segovia, se limito a mirar a Sacha y sus dos mejores y únicos colaboradores presentes, la sonrió brevemente y se limitó a desearle suerte.

 

 

IV

 

 

 

 

La responsable del primer grupo es la joven teniente Alexandar (Sacha) Ortiz, “una anomalía familiar”, según su padre, dentro de una larga saga de conserveros vascos, una autentica multinacional del bonito y la anchoa, donde su padre y dos de sus hermanos continúan al frente del imperio y su otro hermano, Mikel, está en Londres dirigiendo, al parecer con gran éxito, una las divisiones de negocio internacional del gigante bancario Citibank. Pero a ella no se le ocurrió otra cosa que hacerse militar, guardia civil, terminar en tiempo récord criminología y andar detrás de tanto Caín que hay por este mundo.

 

Bajita, rubia, delgada y de rostro agradable, tampoco en esto ha sido fiel al fenotipo familiar de los Ortiz, grandes como percherones, velludos y morenos. Lleva cinco años de relación o algo así con Ramiro, con el que se ve poco, quien trabaja para la ONU, dirige proyectos de desarrollo para países del tercer mundo, quizás por eso siempre ha funcionado su relación, pero los dos son felices asi.

 

 

 

 

De madre austriaca, aunque los orígenes familiares se escaparon raudos y sin mirar atrás, con la bolsa llena, de las hordas leninistas que se la tenían jurada, a quienes fueron desde siempre los joyeros de cabecera del que fue todopoderoso y padrecito, el Zar Nicolas II y toda su troupe Romanov, así como sus antecesores, incluido el famoso Rasputín. 

 

El nombre de Sacha, que es como la conoce todo el mundo menos su padre, siempre se ha negado a utilizar “ese ridículo diminutivo ruso”, se lo puso su abuelo Josep, con quien pasaba largas temporadas en los veranos de su niñez en aquel estrecho valle del Tirol austriaco, donde la familia tenia una mansión de verano y quien, sin pretenderlo en absoluto, prendió la mecha de su actual oficio.

 

El vecino de su abuelo tenia un precioso perro chow-chow, aun un cachorro, que sin saber nadie como ni porque desapareció un día de la finca. Sacha jugaba a menudo con el precioso perrito en la verde explanada que daba acceso a aquella enorme casona clásica del Tirol austriaco, casi un calco a la de su abuelo.

 

Cuando el vecino se acercó a la casa del abuelo Josep para explicarle la desaparición de “Genius”, así le llaman al pobre chucho, todos pensaban que el animal podía haberse extraviado en los bosques que rodeaban aquellas preciosas mansiones y su dueño se proponía buscar personas que le ayudasen en la búsqueda de su querido “Genius”.

 

Algo vio el abuelo Josep en la mirada de aquella niña, había cumplido no hace mucho los once años, pero no hizo demasiado caso. 

 

Cuando después de varias horas de búsqueda, sin resultado alguno, el abuelo Josep regresó a casa, se encontró a Sacha sentada en los escalones que daban acceso a la entrada principal. 

 

 

-       Sabes abuelo, hay un chico que se llama Klaus, tu le conoces también, - ah si , interrumpió el abuelo, el hijo de  Frau Helga la carnicera - que siempre viene en bici y lleva una pequeña cesta donde trae las cosas de su tienda, y siempre se queda un rato jugando con “Genius”, además siempre me dice alguna broma al pasar, cuando me ve, menos ayer, ni tampoco le ví jugando con “Genius”.

 

-       ¿y?

 

-       Pues no sé, pero me pareció raro.

 

 

El caso es que Klaus, aprovechándose de todo, había secuestrado al perro, del que esperaba, en su imaginario infantil, obtener una suma indecente el próximo domingo al venderlo secretamente en el mercadillo de animales de la cercana ciudad de Insbruck.

 

Después de aquello, unos años más tarde y con “Genius” campando a sus anchas en la finca del vecino, el abuelo Josep, un gran lector, le ofreció de su incompleta biblioteca de más de cinco mil volúmenes, así la llamaba él, un pequeño y viejo libro; El misterio del caso de Styles de Agatha Christie.

 

Y allí comenzó su pasión por el trágico y mágico mundo del misterio y la investigacion 

 

 

V

 

La teniente Sacha, tenía un equipo mermado e inexperto y empezó a sentir una angustia en el estomago que no presagiaba nada bueno.

 

 

 

Dos días antes de la aparición del cuerpo de Charo Vega, en una de las salas de la 2ª planta de la UCO, la teniente Sacha Ortiz, estaba reunida con lo que le quedaba de su tropa, Miren Camacho, tan nueva que aún no le habían quitado el pastico del envoltorio, eso si, joven y trabajadora, nacida en el corazón de la Siberia extremeña, Tamurejo (Badajoz) y Pepe Ruiz, otro pipiolo con menos de un año en la unidad y según él, el único madrileño en el mundo que toda su familia, desde sus bisabuelos, y las sucesivas generaciones, sin excepción ni injerencia territorial alguna,  había nacido en Madrid.

 

-       Algún día lo investigaré, no te creo Pepe Ruiz, el madrileño completo no existe, esa es una especie en vías de creación, por ahora. – era la amenaza-broma que Sacha le lanzaba cada vez que este presumía de sus orígenes, algo que era bastante frecuente.

 

El informe de la autopsia y las pruebas encontradas por la policía científica dejaba la muerte de Carmen Heredia, sin nada de donde tirar.

 

Las causas de la muerte estaban claras, las heridas producidas por dos grandes incisiones con un instrumento muy fino, un cúter de gran tamaño o un cuchillo muy bien afilado en la zona media interior de antebrazo y en la corva de la pierna, ambos en las extremidades de la izquierda. Estas heridas necesariamente habían provocado una hemorragia que en poco mas de un minuto finalizó con la vida de Carmen. 

 

No había ninguna otra marca o lesión en su cuerpo, Carmen Heredia conservaba dos anillos, pendientes y una cadena de oro en su cuello. Ni rastro de su ropa, cartera o móvil.

 

El tracto digestivo de la víctima, su análisis de sangre y orina, no detectaban una cantidad apreciable de alimentos en el estómago, sin embargo, si había una importante cantidad de alcohol y cannabis en sangre, pero lo más destacable era una fuerte dosis, de Rinopol, un potente relajante muy común y utilizado sobre todo en enfermos terminales aquejados de fuertes dolores. Esta fortísima dosis fue sin duda la herramienta que permitió el traslado del cuerpo y la realización, sin oposición alguna de la victima, de los dos precisos cortes en brazo y pierna.

 

No se apreciaban ningún tipo de violencia o penetración sexual. 

 

Los forenses situaban la hora de la muerte, unas tres horas, antes de que el cuerpo fuera encontrado, lo cual la situaría en torno a las 4 de la madrugada.

 

En el lugar donde se encontraba el cadáver no había ningún rastro o marca.  El cuerpo no fue arrastrado, tuvo que ser transportado por alguien fuerte o ser más de una persona, aunque la bajada desde el camino hasta el socavón, donde lo hallaron los perros de Mario, no es sencilla, aunque el peso de Carmen Heredia, no era elevado, 59 kilogramos.

Ni en la zona de la bajada, ni en el fondo del socavón se observaba huella alguna, la fuerte helada endureció el suelo compactándolo, aumentando las incógnitas que ponían difícil una reconstrucción teórica de como se había producido el final de Carmen. 

 

Carmen Heredia, trabajaba de dependienta en una tienda de moda, de una prima suya, en el barrio de Lavapiés en Madrid, gitana, soltera y una de los casi treinta nietas y nietos del jefe de un conocido clan que mandaba y mucho en el turbio Madrid oscuro, Jacinto Heredia. 

 

Lo único que sabían es que Carmen había estado haciendo botellón y fumando cannabis en el parque de las Vistillas, con un grupo de amigas, entre las que estaban dos de sus muchas primas, que aseguran que Carmen iba un poco “pedo” y a eso de la una de la madrugada decidió irse a casa de su hermano Antonio, para que sus padres no la viran así. La casa de su hermano, esta a tiro de piedra, en la cercanía del rastro madrileño, aproximadamente a un par de kilómetros de donde Carmen dejó a sus amigas.

 

El teórico trayecto realizado por Carmen Heredia desde el parque hasta su casa no facilitaba mucho las cosas, por la escasez de cámaras que pudieran captar su imagen. Solo una cámara instalada en la puerta de Toledo, la única de todas las revisadas, recoge el paso titubeante de Carmen Heredia, a las 01.18 horas, es la última vez que se la puede ver con vida.

 

VI

 

 

El día anterior Sacha Ortiz y su equipo había visitado y revisado con detenimiento el lugar donde se halló el cuerpo de Charo Vega. 

 

-       Hagamos recuento de lo que tenemos – dijo Sacha -.

 

-       Pues jefa tenemos poco y ya han pasado tiempo y no hemos tenido más casos, si no fuera porque no me lo creo ni de coña te diría que las dos muertes son pura coincidencia – dijo Pepe Ruiz -y miró a Miren, quien en realidad era a quien la sargento había dirigido la pregunta.

 

-       Gracias por tu ideal introducción, -y Miren empezó a detallar las similitudes y las no coincidencias de los dos casos-.

 

La naturaleza de la muerte, tanto en el caso de Carmen Heredia como en el de Charo Vega, es la misma, mismo modus operandi, misma forma y solo hay una diferencia, en el caso de Charo Vega, al menos veinticuatro horas antes de su muerte había consumido Fentanilo un brutal opioide, aunque la dosis no debió ser muy elevada, y también tenia restos de éxtasis, esta última droga podría haber sido consumida en la propia discoteca unas horas antes de ingerir Rinopol, esta vez con una dosis menor, 

 

Las dos tenían sus joyas intactas, la gargantilla que llevaba Charo Vega, tenía pinta de ser muy valiosa, al igual que su reloj omega chapado en oro blanco y bellos pendientes.

 

No había ninguna otra marca en el cuerpo de Charo Vega, excepto los dos profundos cortes en su antebrazo y corva de la pierna izquierda.

 

La otra gran diferencia entre los dos cuerpos, es que Charo Vega, también de etnia gitana, no había guardado el virgo hasta el día de su boda, es más, unas horas antes había mantenido relaciones sexuales con alguien, con preservativo, y lo que no sabemos es si fue en la discoteca o antes, porque la imagen tomada por las cámaras de la discoteca, no se aprecia a nadie acompañándola a la llegada, cuando aparcó su Mini rojo.

Aunque por la zona de aparcamiento que utilizó, detrás de dos grandes furgones, la visión es incompleta

 

-       ¿A que se dedicaba Charo Vega?, -pregunta Sacha.

 

-       Vendía coches en el concesionario de su abuelo y también hacía sus pinitos de intermediaria en una pequeña inmobiliaria que tiene su hermano Patricio en el barrio del Pilar. -respondió Miren Camacho-

 

A Carmen Heredia alguien la monta a la fuerza o voluntariamente, todo parece indicar que es esto último, en algún vehículo y se la lleva hasta aquel paraje solitario, donde solo hay ovejas y mastines.

 

Charo Vega, por su parte,  si logra subirse a su coche, un Mini rojo regalo del abuelo.

Las cámaras de la discoteca nos presentan la imagen de una Charo Vega que cuando sale ya de madrugada, de nuevo sola, la vemos andar como si el suelo fuera pegajoso.

La mala fortuna ha querido que la toma de su coche, sea incompleta, solo nos permite ver el techo.  Si contabilizamos el momento donde creemos que logra subir al automóvil hasta la imagen del coche rodando, por cierto, en dirección contraria por el pasillo de entrada del parking y no por el de salida, transcurren nada más y nada menos que casi tres minutos y en la imagen solo vemos la trasera del coche, y aquí hay algo importante, si hubiera salido por el lugar correcto hubiéramos tenido una imagen perpendicular al automóvil y acceso a ver casi todo su interior.

 

-       Según iba andando esa mujer, es absolutamente imposible que hubiera sido capaz de conducir en ese estado, yo creo – siguió diciendo Sacha – que no hubiera sabido ni salir por si sola de allí.

 

-       O sea, jefa, lo que piensas – dijo Pepe Ruiz- es que el malo o la mala, estaba en el coche esperando.

 

-       Tenemos que saber más de lo que paso en la discoteca y la opción de que alguien la esperaba en el coche– dijo Sacha-

 

-       Charo vivía con toda la familia, aquello debe ser un baluarte, incluidos sus abuelos y tíos en Pitis, ¿no?, -pregunta Sacha-

 

-       Si, a 15 minutos sin tráfico de la discoteca. 

 

-       Pepe Ruiz, tu turno, las familias de ambas victimas, ilumínanos con tu gracejo e información – chisteó Sacha-

 

El clan de los Vega, está dirigido por el patriarca Joselito Vega, quien mantiene dos negocios de compra y venta de coches usados y sus dos hijos varones tienen una inmobiliaria en el barrio del Pilar, donde hacia sus cositas Charo Vega, y un picadero de caballos cerca de Las Rozas y otro en otro pequeño pueblo al oeste, Fresnedillas, aunque todos estos negocios son básicamente una enorme tapadera.  

Charo es hija del menor de los hijos de Joselito, el comandante en jefe de la nave que enseña una cosa, los negocios legales y luego es otra; es el capo mas importante del tránsito de heroína que entra en España desde Ámsterdam hacia Andalucía, Levante y Extremadura, y en Madrid solo negocia con dos o tres super-camellos que son los que tienen los clientes más exclusivo y ricos del foro, con perdón.

 

Joselito Vega junto con su hermano Primitivo, también toca otros palos de la cosa delictiva, en especial, prostitución y juego. Los Vega son los grandes señores del póker ilegal en Madrid y los dueños del mayor prostíbulo de la comunidad, el famoso del punto kilométrico 17, camino a Irun.

 

-       Un angelito el yayo, pero aguanta los caballos que ya verás como se las gasta el otro capo-yayo…..ya sabes la conjunción de una cosa y la otra.

 

-       Muy ocurrente como siempre Pepe

 

Jacinto Heredia, el abuelo de Carmen, se ha construido un verdadero fortín en la Cañada Real, abierto 24 horas y 365 días al año, este tipo es el puto amo de las drogas sintéticas de todo Madrid y del menudeo del resto de estupefacientes, aunque sus asqueroso tentáculos se sienten hasta en la costa, especialmente desde Valencia a Cádiz. 

 

Nuestros compis, esos muchachotes fuertes y valientes de la nacional, le han asaltado el castillo que ha construido allí, muchas veces, y siempre le encuentran una mierda de su mierda y poco dinero, el tío se va de barakalofi y sin despeinarse. 

 

He hablado con estupefacientes quienes conocen muy bien, como si fueran de la familia, a estos dos capo-yayos y me cuentas lo más grande de los dos. El tal Joselito es una de las personas mas frías y calculadoras que se han visto en el mercado de gente-calaña vinculada a la droga. 

Joselito Vega es el capo clásico a la vieja usanza, en familia y con gente de mucha confianza, desconfiado a más no poder y un duro y cruel usurero. 

 

-       Por eso jefa, - interviene Miren Camacho – el capitán Pérez, me decía hace poco que no descartáramos una lucha entre clanes o una venganza de un tercer grupo o un gladiador solitario que como en las pelis quiera vengar a su hijo o hija.

 

-       Sin duda no hay que descartarlo – dice Sacha midiendo mucho sus palabras – pero lo cierto es que el autor o autores de estas muertes coinciden, las incisiones son calcadas, no hay una sola diferencia entre ellos. Yo no tengo duda alguna a priori.

 

Al final de la reunión se decidió poner un mayor énfasis en el caso de Charo Vega, había que interrogar al personal de la discoteca y localizar el Mini rojo, que podía aportar alguna pista. 

 

Y la pregunta final, aun sin respuesta, era: ¿Por qué los cortes en el antebrazo y la corva, ambos en el lado izquierdo?, ¿Qué podría significar?

 

VII

 

 

 

Cuando Miren, repasó sus apresurados apuntes cuando realizó la primera visita a la discoteca Opium, de donde Charo Vega salió absolutamente dopada, había dos cosas que había pasado por alto y se maldijo; una, no había localizado a todos los camareros que sirvieron copas aquella noche y dos; habían visionado las cámaras interiores y en concreto el pasillo de acceso a los baños, donde a primera hora de la noche, se ve a Charo Vega ir sola y salir cinco minutos después, para acudir al menos otras tres veces durante la noche, pero no se había cerciorado de otro acceso reservado para el personal.

 

Aquella puerta es en realidad un chaflán y es una zona muerta a efectos de las imágenes de las dos cámaras que existen en el pasillo que conduce desde la sala hasta los baños, que forma un perfecto ángulo recto. 

 

José Ángel Dueñas, es el medio dueño y encargado de Opium, y fue la persona que de nuevo atendió a Miren con amabilidad y respondió sin ninguna duda o fisura aparente a las preguntas de la agente.

 

-       Ese día, además de los camareros que te indiqué de la plantilla fija había dos extras, aunque sobre todo uno de ellos es ya como de la plantilla, Fini Valverde, que es corredor de mountain bike profesional y lleva con nosotros un par de años y un amigo suyo, un profesor de inglés que se llama Jon o algo así, creo que es irlandés y también le pega al pedal. Muy buena gente y de fiar.

 

La nueva revisión del local le ofreció a Miren una visión diferente, la dichosa puerta en el chaflan, exclusiva para el personal, en la que no había reparado en su anterior visita. Es un cuarto pequeño, que utilizan como improvisado camerino alguna de las relaciones públicas del local y también es el lugar donde se guardan toda la equipación y material contra incendios y señalizaciones de emergencia en caso de necesidad. La puerta permanece cerrada y solo tienen llave, el mismo José Ángel y Paco Machón, el jefe de sala.

 

Localizar a Fini Valverde, fue fácil, se pasó voluntariamente, sin objetar problema alguno, por la comisaria de Villaverde, barrio donde reside. Lo de Fini es todo un anuncio de lo que te vas a encontrar, no más de metro sesenta y siendo generoso no creo que supere los cincuenta kilos, desde luego, pensó Miren Camacho, este pobre no hubiera podido llevar en brazos a ninguna de las dos chicas.

 

-       Cuando José Ángel me dijo lo de la chica y lo leí en los periódicos, pensé que me llamaríais, pero habéis tardado lo vuestro, joder con lo rápidos que sois para dar palos en las  “manifas”, coño.

 

-       ¿lo dices por experiencia?, -contesto Miren-

 

-       Lo digo y punto. Pero vamos a lo que vamos que para luego ya es tarde.

 

-       Recuerdo a la chica, porque yo la he visto allí unas cuantas veces, muy morena toda ella, un poco lechoncita, pero muy guapa de cara y siempre que me he fijado en ella ha estado ronroneando en los alrededores del Mauro. 

 

-       ¿Quién es el Mauro?

 

-       El Mauro es un pibe, que vino a la madre patria desde Argentina, trabaja en un gimnasio cercano, debe estar en Alcobendas city y es entrenador personal, pero el tío las vuelve locas, es una máquina de cepillarse pibas, es un habitual de viernes y sábado que va de patilla en todo lo que bebe, consentido por la dirección.

 

-       ¿El día de autos, estuviste con ellos, les pusiste copas?, -pregunta Miren-

 

-       No, estuvo mi coleguita Jonas.

 

-       Háblame de Jonas.

 

-       Jonas es un tío diez, es irlandés lleva ya un tiempo aquí y es profesor de inglés, le pega duro al pedal, muchas veces compartimos entrenamiento y es una persona educada y muy creyente como son los irlandeses ya me entiendes.

 

-       Entonces también le gustara beber, - comentó Miren-

 

-       Agüita, ¿te lo puedes creer?, yo para la bici o para el curro a muerte con el Jonas, pero para la fiesta, ni aunque me invite. Que hago yo con un tipo como él, si soy ateo, pro-soviético y del Atleti y lo que es peor, le pongo mahonesa al bocata de calamares, un delirante delincuente vamos.

 

Miren tomo nota del teléfono del irlandés Jonas, aunque Fini le avisó que había ido a pasar unos días con la familia a la vieja Irlanda.

 

-       ¿vive por aquí?

 

-       No, da clases por medio Madrid y vive por la zona de Madrid-Rio, yo no he estado nunca en su keli, pero algunas veces hemos iniciado una ruta en bici desde allí.

 

Cuando Miren llega de vuelta de sus pesquisas, toca el hombre de Pepe Ruiz y con un gesto le invita a seguirla para encarar la puerta del pequeño cubículo de la teniente Sacha Ortiz.

 

-       Empiezo por el final – comienza Miren – Charo Vega, estuvo y mantuvo relaciones sexuales, en un pequeño cuarto, que las cámaras no recogen, de uso exclusivo para el personal con un pedazo de macho, un pibonazo con el cual yo no me casaría jamás, aunque fuera multimillonario, pero con el que me acostaría todas las noches y siestas de guardar, - y suspira poniéndose muy teatralmente la mano en el pecho-.

 

-        El tal Mauro Galtieri además tiene una voz que cuando te habla parece que te está cantando un tango te ha escrito solo para ti solita.

 

-       ¡vaya calentón que traes, nena! - les espeta Sacha

 

-       No te imaginas esa tez morena, el pelo perfecto hacia atrás ligeramente ondulado y unos ojos verdes que no son de este mundo y no quiero hablar de los labios, que me puedo escurrir de la silla, así de claro – finalizó el mitin erótico Miren –

 

-       Esta conversación ha sido grabada y será enviada a tu novio, marido o lo que tengas, de inmediato – vaciló Pepe Ruiz entre las risas de todos-

 

-       Enfría las hormonas y deja el envoltorio y cuéntanos lo que hay dentro del paquete, sigue – dijo Sacha -

 

Después de tanto desasosiego y templadas las angustias de Miren, confirmo que Mauro es un clásico de la discoteca donde acarrea a muchas mujeres cada fin de semana, aunque por lo que me explicó él entre semana no da abasto entre tanto entrenamiento personal con mujeres y no se corta un pimiento para presumir de ello.

 

-       El tipo tiene el ego tan subido que esta tocándole los huevos al dios Zeus en lo más alto del olimpo- aclaró Miren-, aunque motivos tiene el muy cabrón.

 

-       Charo, -le explicó Mauro - había intentado varias veces estar conmigo, aquel día me llegó muy linda la pibita, con un vestido que resaltaba sus curvas y un escote que era un balcón y daba para mucho. 

 

-       Así que me deje llevar por la pasión – prosiguió Mauro – y la pibita se entregó sin reserva alguna, bebimos unas copas y en un momento dado me dijo que tenía el coche fuera, pero la tome de la mano y la metí en el cuartito y disfrutamos de lo lindo, aunque yo creo que iba un poco puesta de algo.

 

-       ¿quien te dio la llave del cuarto? que salvo ya no sepa leer, tiene un pedazo letrero fluorescente que dice; de uso exclusivo para el personal, ¿o tienes tu una?

 

La llave se la deja el encargado de sala, Paco Machón, con quien Miren ha hablado por teléfono.

 

-       Mauro es como de la casa, un fijo – dice Paco Machón -, podía ser relaciones públicas, pero no se deja, lleva mucha gente a la sala, sobre todo tías de mediana edad con poder adquisitivo y con ganas de diversión. A veces se trae a alguno de sus amigos, también gente guapa que se cuida y dan mucho juego al negocio.

 

-       ¿Y les deja a todos la llave para el folleteo rápido en el cuartito anti-incendios?, - preguntó Miren-

 

-       No, mujer, no, ya se que no esta bien, pero eso solo se lo permito a Mauro, aunque no te lo creas hay días que utiliza dos y tres veces el cuarto, y nunca repite con las misma.

 

-       ¡que bien!, ya me dejas más tranquila – dijo con sorna la guardia civil-.

 

Lo último que Miren Camacho había hablado con Mauro, era confirmar que el camarero que les atendió fue el chico rubio, que debía ser Jonas, pero todo fue dentro de lo normal, tomamos copas y sin problema alguno.

 

-       Para cerrar el circulo, solo nos falta hablar con el camero, el irlandés, llámale y hablas con él- finalizó la reunión la teniente Sacha Ortiz-

 

El carraspeo de Pepe Ruiz, pretende anunciar noticias la localización del Mini rojo de Charo Vega. 

 

Desde la Dirección General de Trafico le informan, que el mismo día que encuentran el cuerpo sin vida  de Charo Vega los cazadores en Colmenar de Oreja,  a las 18.23 horas, es decir unas diez horas depues de la localización del cuerpo, el Mini rojo sale retratado, a todo color, por una cámara de radar que existe a muy poco kilómetros de Aranjuez, en el punto kilométrico 53 de la autovía E-IV dirección Madrid, circulaba a 132 Km/h en un tramo limitado a 120 Km, la foto muestra a un hombre vestido con ropa de abrigo y gorra, aparentemente moreno y con gafas.

 

Visto esto, la gente de la nacional, muy amables ellos, se han revisado todas las cámaras de Aranjuez y ese mismo coche sale, unos 13 minutos antes de la foto de la DGT, de la ciudad de Aranjuez, concretamente de un parking cercano a sus famosos jardines, una zona de aparcamiento que utilizan los turistas y los clientes de varios restaurantes que hay en las inmediaciones. 

 

La siguiente imagen del coche se produce dieciocho minutos después de la foto en la autovía, el Mini rojo toma el desvío en dirección la localidad de Seseña, donde se le pierde por completo el rastro.

 

-       Dejarme que os explique dos cosas, teniente, en el aparcamiento de Aranjuez, hay dos o tres “gorrillas”, ya sabéis los que dicen cuidar de los coches a cambio de una propina, la policía de allí, nos ha ayudado a interrogarlos y nadie recuerda ese coche en concreto.

Sin embargo, un camarero de un restaurante muy cercano al lugar, recuerda ver al coche aparcando, y le llamó la atención, primero porque era muy temprano, él estaba abriendo el local, y es raro ver aparcar un coche a esa hora en aquel lugar “only tourist” un domingo y en segundo lugar porque le chiflan los Minis y eso sería en torno a las 7.30 de la mañana del domingo. Lo que no puede asegurarnos, ni dar detalle algún o de quien, conducía el coche.

 

-       También, y la policía me lo corroboró, las gorrillas tienen como sus acérrimos enemigos, a unos tipos que merodean esa zona donde se aparcan coches de alta gama y que ellos llaman “los buitres”, aunque no son estos los que los roban, estos son los que los distraen y enredan y luego a hurtadillas llegan otros tipos rápidos como centellas y levantan los “bugatis”.

 

-       La hora del deceso de Charo Vega, según el informe, estaría en torno a las 6.30 horas, lo cual habría permitido sobradamente llegar a Aranjuez desde Colmenar de Oreja y dejar allí el coche, ya sabéis que en esto hay un viejo truco, se deja la ventanilla un tanto abierta, sin exagerar, pero para llamar la atención y las llaves puestas y en determinados lugares el coche vuela, casi literalmente – dice Sacha-. 

 

-       La segunda cuestión es que he podido averiguar que, en la zona de Seseña, hay fundadas sospechas de la existencia de talleres clandestinos, buscados y no localizados por los nuestros, donde se trucan, determinados modelos que en la mayoría de los casos tienen salida y gran mercado en países preferentemente del este de Europa, lo cual nos puede llevar a la casi certidumbre que el Mini rojo anda ya por las tierras frías al otro lado del Rhin.

 

VIII

 

 

Sacha Ortiz se tiene que desplazar a Málaga, la investigación del caso que parte de su equipo lleva en la zona esta en una situación critica de parálisis que le preocupa, le acompaña en el viaje el Capitán Pérez.

 

Aprovecha el corto viaje desde el aeropuerto de Málaga hasta la comandancia de la Guardia Civil, donde ha montado su base su equipo y llama por teléfono a Miren Camacho.

 

-       Miren, no me has dicho como te fue la conversación con el camarero, el irlandés.

 

-       Le llame ayer, pero. No he conseguido hablar con él, pero no te preocupes que lo hago ahora mismo de nuevo – contesto Miren Camacho –

  

Miren Camacho, localizó a Jonas, el camarero amigo de Fini y quien atendió la mesa del guaperas argentino Mauro y de Charo Vega, según le confirmó telefónicamente aún estaba en Irlanda, pero volvería en una semana a Madrid. La conversación con, el profesor de inglés y camarero ocasional, no introdujo ninguna novedad a la investigación.

 

El nombre del irlandés es Jonas Davis, 35 años y lleva casi dos años en España. Soltero, vive en un apartamento que comparte con dos personas más, en la zona del antiguo matadero de Madrid - Paseo de Yeserias, distrito de Arganzuela. Según él, fue su primera vivienda al llegar, y le encanta el barrio y los compañeros de piso, dos personas muy tranquilas y discretas con las que la convivencia es muy sencilla, las dos son estadounidenses. 

 

-       Yo solo trabajo de camarero, - declaró en conversación grabada Jonas, en un castellano bastante aceptable-, cuando Fini que es mi gran amigo español me lo pide, en realidad con las clases me gano suficientemente bien la vida, pero tampoco me viene mal un ingreso extra, la última bici que me he comprado, casi nueva, la he pagado con esos ingresos.

 

-       Háblame de lo que recuerdas de aquella noche.

 

-       Hubo mucha gente, yo he trabajado allí antes, no sé, pero cinco o seis veces, y aquel día estaba muy lleno. Vi al chico argentino, porque ese día era mi zona, y el jefe me llamó, me dijo “trátalo bien y no le cobres nada”. No estoy seguro, pero yo creo que la chica, yo recuerdo, llegó antes, cuando los vi juntos por primera vez, hablaban y me pidieron dos vodkas en vaso de chupito y dos cervezas, por indicación del jefe, les dejé la botella del vodka y me parece que las cervezas se las repuse dos o tres veces.

 

-       ¿a que hora les vistes juntos por primera vez?

 

-       No estoy seguro, creo alrededor las doce o así – contestó Jonas-

 

-       ¿se levantaron en algún momento o estuvieron todo el tiempo sentados?

 

-       No, yo creo que bailaron, pero había demasiado gente, cerca había dos mesas con mucha gente, muy ruidosos, que pidieron mucho, mucho y yo corría todo el tiempo, como en bici.

 

-       ¿Y no los viste ir al baño o a otro sitio?

 

-       No estoy seguro, pero creo que no, pero repito había mucha gente.

 

-       ¿Sabes cuando se fueron?

 

-       El chico se fue primero, no podría asegurar, pero antes de la cinco, que es la hora que me fui yo – dijo Jonas-, pero una cosa, la chica se quedó allí sentada, antes de irme me pidió un botellín de agua.

 

-       Supongo que se lo llevaste, ¿Cómo servís el agua, abierta, en vaso? – preguntó Miren-

 

-       Oh si, llevamos vaso y botella, abrimos agua delante del cliente y lo dejamos, es norma de allí.

 

-       ¿Notaste algo en la chica, cuando le serviste por ultima vez, o viste algún movimiento sospechoso durante la noche?

 

-       -No note nada y la chica me dio las gracias y me sonrió amablemente, la verdad es que cuando Fini me ha contado lo que había pasado me quede impresionado, he rezado por ella con todo mi corazón.

 

Miren, le pidió que estuviera localizable y le aseguró que se pondría en contacto para hacer una declaración formal en sede policial, a lo que Jonas no puso objeción alguna.

 

Esa conversación no pudo llevarse a efecto, la semana santa de ese año, trajo poca lluvia y más tragedia, la macabra sorpresa lleno de incertidumbre al grupo.

 

IX

 

 

 

El domingo de ramos, cuando casi toda la España “repleta”, la vaciada no es de tanto viaje ni puentes, se había remangado y comenzaba a disfrutar de unos días de vacaciones, un grupo de senderistas recorría el camino que une las localidades madrileñas de Valdemorillo y Navalagamella, en concreto un bellísimo paraje donde se ubican unos antiguos molinos de agua de los que su memoria y unas ruinas en aceptable estado de conservación sitúan al caminante ante una realidad de varios siglos atrás. 

Cuando el grupo inspeccionaba la zona, donde existen diversas edificaciones, canales y pozos, en el exterior al lado de uno de estos pozos excavados en roca viva, encontraron un cuerpo de mujer, joven, completamente desnuda, y observan horrorizados, dos enormes cortes en el brazo y pierna izquierda. 

 

Cuatro días después, el viernes santo, apareció un nuevo cuerpo su posición, juventud y los cortes en el antebrazo y en la corva izquierda, eran una triste fotocopia de los anteriores. 

 Esta joven, fue encontrada en un camino muy cerca de San Agustín de Guadalix, el lugar se denomina, el cerro de la Navilla, muy conocido y transitado por senderistas y ciclistas y fue un grupo de estos últimos, que pasaban por el lugar a las 8.15 horas, cuando vieron el cuerpo que estaba al lado mismo del camino.

 

-       Imposible no verlo, -declararon-

 

El domingo (llamado de ramos), fue el primer día de vacaciones que el grupo de Sacha tenía después de muchas semanas ininterrumpidas de trabajo y también fue el último.

 

El viernes, tras haber sido localizado el segundo cuerpo, a las 13 horas, el coronel Pintado y el capitán Pérez, convocaron una reunión urgente de toda la dirección operativa de la sección segunda. Incorporando al equipo de investigación de estos casos, a la sección del brigada Alcántara.

 

-       En el ministerio – intervino el coronel Pintado - están muy preocupados con este caso, que ya podemos afirmar que se trata de un asesino en serie, la subsecretaria Marina Besteiro, me ha llamado para informarse y me ha ofrecido los medios que precisemos. 

 

-       Además, nos han remitido un breve informe del comité de coordinación con la policía autonómica catalana y mucho me temo, que allí durante el pasado año han sufrido una epidemia de casos calcados a los nuestros. Aparecieron, en un intervalo de tres meses, cuatro cuerpos de jóvenes mujeres, todas de etnia gitana y todas con familias muy conocidas por la policía. 

 

-       Ampliaremos la información el lunes, mediante una video-conferencia con el comisario Castells, que es quien lleva el caso, yo le conozco y es un buen profesional, aunque me anticipan que no tiene nada de donde tirar.

 

Los murmullos llenaron de ecos la sala.

 

-       Los especialistas no terminan en ponerse de acuerdo con el perfil del asesino, salvo en algunos extremos que supongo ya habéis deducido vosotros por vuestra cuenta. 

 

-       Mujeres jóvenes, gitanas, familia de patriarcas complicados. El asesino es un hombre, si actúa solo, y el mensaje con los cortes en las extremidades del lado izquierdo puede tener alguna conexión o un trasfondo de venganza por algún tema de drogas.

 

Lo que no quedaba claro es cual era el mensaje, pero si a quien iba dirigido, a familias del mundo de la delincuencia y especialmente del narcotráfico.

 

-       Sacha, cuéntanos.

 

 

Sacha, puso en común, lo que sabían de los dos últimos cuerpos encontrados.

 

-       Las dos chicas son jóvenes, 19 y 21 años, como las anteriores, las dos son de etnia gitana y aunque no estamos seguros en estos momentos, pero creemos que también las dos, es otra triste coincidencia, son familiares de dos patriarcas conocidos por las fuerzas de seguridad del estado. –Sacha, prosiguió –

 

-       Nati Monje Cortes de 21 años, apareció el domingo y Sheila Carmona de 19 años, esta última pendiente de confirmar, tenemos una denuncia por desaparición que coincide con la joven que ha sido encontrada esta mañana. No sabemos aún mucho de este último caso, en el caso de Nati, tenemos ya una traza aproximada de las últimas horas de esta chica. 

 

 

Nati Monje Cortes, 21 años, soltera con novio en paradero desconocido, un altercado familiar sacó a relucir las navajas y hubo sangre, algunos heridos de por medio, lo que le ha hecho desaparecer, parece que voluntariamente. 

Nati vende joyas de todo tipo a domicilio, su jefe es su abuelo materno, quien le proporciona el material, no hace falta que os diga que todas son usadas y también que el abuelo Luis Cortes, tiene varios lugares en Madrid donde compra a todo tipo de delincuentes.  Sus proveedores VIP son los alucineros y gente pillada por la droga, quienes le venden el reluciente producto de sus robos y pillajes.

 

Nati, el sábado comió con los padres de su novio, que viven en el barrio de Tetuán y ya vencida la tarde les dijo que había quedado con un posible comprador de varios relojes, pelucos caros, así que pasaría por su casa, en pleno rastro madrileño y luego iría a ver al cliente, sin que dijera nada más a sus suegros sobre el posible cliente.  

 

Hemos confirmado que Nati, pasó por su casa, su hermano pequeño acababa llegar a casa de clase de inglés y estaba solo en ese momento y nos ha asegurado que Nati abrió la caja fuerte, suponemos que allí deben estar las joyas, cogió su maletín y se fue, sin las llaves del coche, diciéndole que no volvería muy tarde.

 

No hemos localizado ni taxi, ni Uber, ni otro tipo de transporte donde Nati pudiera desplazarse y su tarjeta no tiene ningún movimiento desde el día anterior, como todos los casos anteriores, el móvil no ha aparecido y estamos tratando de localizar la información de sus movimientos telefónicos con su compañía.

 

Esa misma tarde los familiares de Sheila Carmona, 19 años, también de etnia gitana, reconocieron su cuerpo en el instituto anatómico forense, sin ningún tipo de duda. La primera información ofrecida por familiares y por una compañera de la academia de baile flamenco donde había estado a última hora del miércoles, el día anterior a la aparición de su cuerpo, situaba a Sheila a las 20.30 horas del miércoles, en la calle del Prado, a la salida del Centro de Danza Flamenco La Troya.

 

Desde allí hace una llamada a su madre para decirle que ha quedado con su primo José para ir al cine, pero su primo José no había quedado en ningún momento con ella. La zona donde está situada la academia está plagada de cámaras de vigilancia, por lo tanto, había mucho trabajo que hacer.

 

Por último, la madre, el padre está cumpliendo condena en prisión, y sus otras dos hermanas que son menores que ella, confirmaron que Sheila quería ser bailarina desde niña, y de vez en cuando tenía algunos eventos y bailaba ocasionalmente como go-go en una sala cercana a la Puerta del Sol, en contra del deseo de sus padres que, según la madre, “no hacían carrera de ella”, un verso suelto. Hemos hablado con el dueño de la sala y ese día concreto Sheila no actuó, había cancelado previamente su asistencia, dijo encontrarse indispuesta. 

 

Es decir, dos mentiras para verse con alguien, que era evidente que no quería que se supiera. 

 

Sheila es sobrina-nieta, sus abuelos paternos murieron hace años, de Ramon Carmona, quien, junto a sus hijos y otros compinches, además de desvalijar durante años mansiones residenciales en las afueras de Madrid y en la zona de los pantanos de Guadalajara, son los mayores distribuidores al por menor de metanfetamina de Madrid. Tanto Ramón, como sus hijos y sobrinos acumulan un total de años pasados en prisión casi de record.

 

 

X

 

 

 

La discusión llevaba horas, el ambiente en la pequeña sala de la sección segunda de la UCO, se estaba convirtiendo en irrespirable, las teorías y suposiciones iban y venían, la nueva técnica de análisis policial recomendaba alguna sesión, sobre todo cuando los casos se entrampaban en el barrizal de la inconsistencia, brainstorming (tormenta de ideas), y el capitán Pedro Pérez, se vio superado y cortó aquello de una colosal hostia, palma abierta, en la madera de la mesa de reuniones.

 

-       Joder, ¡basta ya! – dijo –

 

-       La tormenta de ideas – dijo Sacha -, esta muy bien, le recuerdo que ha sido a propuesta suya la celebración de este aquelarre de imaginación y suposiciones vacías de continente y contenido. Me parece que podría ser hasta una buena idea, recapitular y sobre todo, poner énfasis en las pocas cosas que unen la vida y los últimos momentos de las cuatro chicas asesinadas. 

 

Sacha, detalló con absoluta precisión los elementos de coincidencia de las cuatro mujeres asesinadas:

 

1 - Las cuatro eran de raza gitana.

 

2 - Las causas de sus muertes son las mismas, profundos cortes en antebrazos y piernas del lado izquierdo del cuerpo. Las cuatro victimas estaban bajo los efectos del Rinopol, un potentísimo relajante con diversas dosis, en casi todos los casos muy elevadas, excepto Charo Vega que además debió tomar en algún momento éxtasis y el asesino debió darse cuenta y rebajó la dosis del sedante. Este sedante no se encuentra con facilidad en el mercado negro, por lo que sabemos se utiliza también en el ámbito veterinario, pero de todas formas debemos revisar si localizamos algún robo donde haya existido una gran apropiación de este sedante.

 

3 – Siempre se encuentran los cuerpos al amanecer y las muertes se producen en la madrugada de fines de semana o en víspera de un festivo.

 

4 – Las cuatro personas fallecidas tienen lazos familiares directos, con conocidos patriarcas gitanos vinculados, al más alto nivel, a la delincuencia, Pepe Ruiz con su gracejo habitual los ha bautizado como los “los capo-yayos”.

 

5 – Solo una de las mujeres utilizó su vehículo propio, un Mini rojo, que desaparece en las inmediaciones de Seseña, donde hay talleres para “exportar” a terceros países los coches caros o bonitos robados en España.

 

6 – Algunas podrían conocerse o tener referencia, pero no existía relación directa entre ninguna de las cuatro, ni tampoco en su entorno social, religioso o de barrio, por lo menos de momento.

 

7 – Los lugares donde aparecen los cuerpos son caminos rurales, pero conocidos y transitados.

 

8 – Del primer informe de las compañías telefónicas, no hay ningún número sospechoso o repetitivo las horas antes de sus muertes, lo curioso es que los móviles se desconectan de la red siempre con anticipación a las horas que según os forenses fallecen. El caso de Charo Vega, es uno muy llamativo, su móvil se desconecta, antes de salir de la discoteca. 

 

9 – La teoría del Departamento de Psicología y Conductas, con los que yo estoy de acuerdo sobre el lugar donde aparecen los cortes, simulan el lugar mas habitual donde los yonkis se chutan, es decir, es un aviso a los grandes camellos, lo que yo no tengo tan claro, es que esta cuadrilla se de por enterada. Es pagar con muertes de su entorno mas querido el daño que causan con su trafico de mierda.

 

En ese preciso instante, una llamada interrumpe a Sacha Ortiz en su análisis; 

 

-       Es Narciso García, - dice Sacha a todos los asistentes que guardan silencio y miran expectantes-

 

Narciso es uno de los responsables de la científica de la policía nacional de Madrid. 

 

-       ¡Joder! – declara Sacha nada más dejar el teléfono móvil sobre el atril-

-       Narciso y su equipo acaban de llegar a una zona cercana al rio Manzanares en su paso por El Pardo, donde, después de un aviso de un vecino que paseaba con su perro, se han encontrado un cadáver en medio de un gran rastro de sangre con dos profundos cortes uno en el interior del antebrazo izquierdo y otro detrás de la rodilla izquierda ¿os suena, ¿verdad?

 

Una general exclamación surge en la sala, pero todos callan de nuevo cuando Sacha, levanta la mano y pide silencio.

 

-       Todo encaja a priori, ¿verdad? – dice Sacha - , pues ¡no, coño, no!  esta vez es un chico, un joven, en apariencia de no más de veintipocos años.

 

La noticia precipitó el fin al de la reunión y Sacha, junto con sus dos investigadores y el capitán Pérez, salieron con urgencia en dirección a aquel recodo que el rio Manzanares ha dibujado durante siglos nada más salir del pequeño municipio madrileño.

 

Desnudo, con los ojos cerrados, delgado, pero con una buena y trabajada musculatura, más de un metro ochenta de estatura, pelo moreno, largo y un tatuaje en su hombro izquierdo donde tenia grabado la imagen de un sombrero cordobés.

 

El lunes a primera hora, y casi a la vez que llegaban los primeros datos e información del laboratorio y una preliminar del equipo forense, los investigadores supieron que aquel cuerpo de hombre se llamó en vida Francisco Malla, conocido como Curro Malla, un joven bailaor de flamenco, también gitano y compartía como alumno, la misma escuela de baile que la tercera de las victimas Sheila Carmona, en la calle del Prado de Madrid.

 

El Rinopol aparece de nuevo, esta vez en una fortísima dosis en sangre, en el cuerpo de esta nueva víctima, aunque los primeros datos confirman también la presencia de una importante presencia en sangre de cannabis. 

La hora del fallecimiento, los forenses, a salvo del informe final, la situaban en torno a las seis de la madrugada.

 

Las primeras pesquisas, sitúan a Curro Malla en torno a las tres de la mañana a la salida del tablao flamenco “los Faroles” que existe desde hace lustros en las inmediaciones de la plaza de Tirso de Molina, donde había actuado como integrante del cuerpo de baile del espectáculo. 

Un compañero del tablado, localizado telefónicamente, había compartido baile esa noche, confirmó a Pepe Ruiz, que Curro había salido con él y se despidieron al llegar a la calle Atocha, Curro le dijo a su compañero que había quedado con un amigo a tomar algo y continúo bajando por la citada calle.

 

-       Por lo tanto, -dijo Sacha– tenemos que llenar las tres horas, desde que el compañero lo despide en lo alto de la calle Atocha y es asesinado al lado del rio. 

 

-       Pero en este caso hay algo evidente, prosiguió Sacha – el cadáver aparece en una zona transitada, pero separada de la pequeña carretera donde si puede circular un automóvil, pero para situar el cuerpo a unos quince metros de la carretera hay que saltar un quitamiedos que tiene 70 centímetros de altura, sin arrastrar el cadáver, hay que tener mucha fuerza.

 

-       Desde luego esta clarísimo que es un hombre y además fuerte – aseguró Miren Camacho –

 

Toda la sección segunda de la UCO, se pone en marcha, se revisan las muchas cámaras que tiendas, bancos y algunos hoteles disponen en la zona de Atocha y los investigadores pueden comprobar que Curro Malla, efectivamente baja por la calle Atocha, poco a antes de torcer su recorrido entrando en la pequeña calle de San Pedro, recibe una llamada, y allí se pierde el rastro.

 

En las calles adyacentes, pequeñas calles estrechas con escaso comercio, de la zona más antigua de la ciudad impiden un seguimiento mediante imágenes, tampoco se observa nada inusual en los dos parkings cercanos. Curro Malla desaparece.

 

-       Seguro que los parientes de Curro Malla – dice Sacha, mientras se restriega con fuerza sus ojos – tampoco están lejos de esa nueva figura delictiva que te has inventado, Pepe, los “capo-yayos”.

 

No, no se equivocaba, el abuelo y gran parte de la familia de los Malla, han reinado en el submundo de la droga; anfetaminas, hachís y cocaína, son los productos estrella del catálogo de la familia, Carabanchel, Usera y sobre todo Orcasitas, son sus territorios. 

Dueños de varias barras americanas, donde se ejerce la prostitución por mujeres de orígenes tan diversos y de historias personales terriblemente tan comunes a casi todas ellas. 

La droga fluye, en los locales de la familia, con más facilitad que el agua del grifo. Un hermano de Curro murió hace unos meses en una reyerta entre bandas a la salida de una conocida discoteca a las afueras de Madrid.

 

Los investigadores pudieron completar y confirmar el horario que el primer testigo había facilitado, pero hubo algo que, a Sacha le llamó poderosamente la atención, dicho con medias y medidas palabras, algunos de sus compañeros en el tablao y de la academia, tenían claro que Curro Malla era homosexual, en un mundo, su mundo gitano, donde tal posibilidad sencillamente no es posible.  

 

La familia Malla, callaba con un celo casi enfermizo, aquel “vergonzoso” secreto que les maltraia. 

 

El asesino es un hombre, fuerte, al que conocen directa o indirectamente, atractivo o con una gran capacidad de simpatizar con unas jóvenes y un joven, que debieron confiar en él para subirse a un automóvil o para aceptar algún tipo de bebida donde este disponía de la dosis de Rinopol.

 

-       Tenemos que revisar con toda minuciosidad, la vida diaria que hacían cada una de las víctimas – Sacha tenía claro que solo allí encontrarían las claves que le conduciría al asesino – 

 

-       Hay algún nexo en común que se nos esta escapando, algo les une, no puede ser tan difícil encontrarlo.

 

-       No nos queda otra que empezar de nuevo, desandar lo andado.

 

 

XI

 

 

Sean O’Grady y su mujer Mary Elisabeth , eran la tercera generación de personas de origen netamente irlandés que habían nacido en los Estados Unidos de América, los tatarabuelos de ambos, todos, excepto una de las tatarabuelas de Sean que era una galesa que terminó sus días en la cárcel, por matar a su marido, eran de origen irlandés, concretamente del condado de Galway. 

Los O’Grady salieron como pudieron de las hambrunas y miseria de aquella Irlanda de los años 1850 a la tierra prometida, aunque en el caso de los O ‘Grady, además del hambre, el cerco de la justicia se estrechaba amenazadoramente, el negocio del estraperlo y el contrabando les había llenado, a medias el estomago, pero tenia sus riesgos y cada día estaban mas acorralados.  

 

La llegada al nuevo continente no fue ningún camino de rosas, cuando parecía que en los suburbios de Boston, habían encontrado un cierto acomodo. Pero llegó la guerra de secesión americana y el instinto de supervivencia tan innato en ellos, les hizo desperdigarse a toda la familia por la costa este.

 

La historia familiar indica que o bien no supieron peguntar adecuadamente o sencillamente se hartaron de andar, el caso es que el objetivo nada más terminar la contienda civil era alcanzar la lejana tierra de oportunidades de California, donde el sol y las naranjas hacían felices a todos, pero nunca llegaron hasta allí. 

El carro y el escuálido buey que transportaba a una parte de los O‘Grady, hizo un alto al llegar a un precioso valle en el condado de Bourbon (Kentucky), cuyos primeros habitantes no se anduvieron con tonterías y bautizaron su ciudad mas importante, apenas un poblacho, con el nombre de Paris, la historia se empeña en decir, que en aquel primer grupo de colonos (1786), no había ni un hijo o hija de Francia, pero esto no resulta muy creíble, esa es la verdad.

 

Sin saber como, pasaron a engrosar la larga lista de desplazados que se quedaron a medio camino entre las dos grandes costas, este y oeste de los que los no nativos del país, todos menos verdaderos nativos, los indios, equivocadamente, ellos siguen llamando América, que no es un país, sino un continente desde Alaska al cono sur de Tierra de Fuego. 

Ni cortos, aunque siempre fueron un poco perezosos, arrendaron al condado, un pedazo de tierra pegadita al caudaloso rio Stooner Creek, donde iniciaron el cultivo del maíz en el condado, esa mágica gramínea era y es la clave, el nexo de unión para los dos objetivos de supervivencia en la nueva tierra:

 

Criar pollos y hacer whisky, aunque allí lo llaman Bourbon.

 

El bisabuelo O’Grady andaba ya en edad de buscar esposa y ante la negativa de cualquier mujer indistintamente de su edad, nacionalidad o religión, tuvo que “solicitar a la familia” como esposa a una prima segunda, a la que solo conocía por referencias.

A su prima le pasaba tres cuartas partes de lo mismo que a él, que no había hombre, por muy necesitado que pudiera estar que quisiera cagar con Karen, de la que se decía en la familia “que no estaba completa”. 

El bisabuelo O’Grady ese pequeño detalle u otros de los que se hablaba, le parecieron una nimiedad, porque su objetivo fundamental era no tener que remendarse los calcetines o lavar sus cochambrosos calzoncillos largos y la principal y más importante razón de todas, y también la única en realidad, es que la cama no estuviera fría.

 

Y fría no debió estar mucho, porque les nacieron siete hijos, pero las penurias para sobrevivir debieron ser muchas para los bisabuelos O’Grady, de los siete hijos nacidos, entre tosferinas, fiebres y desnutrición solo sobrevivieron dos; el abuelo Niail y su hermano Aldan. 

Un golpe de suerte quiso que el bisabuelo O’Grady, empezará a vender su grano y a trabajar para la Kirin Brewery Company, que lanzó en aquella época un Bourbon de gran éxito, Four Roses, eso le permitió reconstruir la ruinosa cabaña donde malvivían.  Un maestro carpintero de origen danés, utilizando sabiamente solo la madera de los alrededores, logró construir una nueva cabaña que duró varias décadas, hasta el incendio.

 

Pero llegó la ley Seca y la ruina no tardó en apoderarse de los condados centrales del estado de Kentucky, donde se producía la mayor parte del Bourbon americano.

El bisabuelo O’Grady siguiendo la herencia genética traída desde la vieja Irlanda, su familia siempre anduvo al otro lado de la ley con el contrabando con Inglaterra, montó en la zona más boscosa e inaccesible dos factorías con grandes alambiques para producir Bourbon de manera ilegal. 

Sus dos hijos, unos flacuchos y mocosos niños trabajaban sin horario, dormían en un apestoso jergón y con poca comida, en las umbrías cabañas, mientras  el bisabuelo gestionaba la venta y se bebía una nada despreciable parte del producto. Una redada policial, le hizo perder uno de los grandes alambiques para destilar aquel elixir nacido del maíz y el ingenio humano. Aquello le dejó muy tocado, entre otras cosas porque se suponía tenía comprada a la policía del estado. 

 

Como dice el viejo dicho irlandés, todo lo que va mal es susceptible de empeorar y aún no se le habían cruzado en su vida los “malditos espagueti” como él llamaba a los italianos, para después escupir parte del tabaco de mascar al suelo. 

Los italianos empezaron a traficar con el alcohol exigiendo más cantidad y precios por los suelos, no es mala manera de iniciar un negocio sobre todo si el precio de venta lo pones tu. 

 

Los O’Grady pasaron de ser unos pobres diablos a unos pobres diablos esclavos de aquellos despreciables tipos que imponían su ley con la mortífera arma del miedo, se jactaban y presumían de tener dedos delicados y fáciles para apretar el gatillo.

 

Cuando en 1931 termino aquella pesadilla, la ley Seca, el bisabuelo llevaba ya un par de años abonando la tierra del condado, su muerte paso inadvertida para todos, excepto para el barril de bourbon que siempre había en la cabaña, que ya no se vaciaba con tanta facilidad.  

 

Sus hijos, siguieron cultivando la tierra y retomaron la colaboración con la bodega. El tío abuelo Aldan decidió probar suerte y continuó el camino que sus antepasados habían interrumpido allí mismo, cogió una vieja mula, se asomó al polvoriento camino  y giró dirección oeste buscando el que decían prospero estado de California. Lo último que su hermano supo de él es que trabajaba en un gran circo y era el encargado de mantener y limpiar las jaulas de los animales salvajes. 

La falta de noticias, y los años y años sin ellas, hizo pensar al abuelo O’Grady que a su hermano se lo había zampado algún león del circo, así que le rezaron una breve oración una lluviosa tarde de Marzo, cuando todos estaban completamente borrachos, y entre chillidos, palmas y brindis al cielo, le dieron por muerto.

 

Cuando comenzó la gran guerra mundial, para ser mas exactos la segunda, Niail se había casado el año anterior con una jovencita, también de origen irlandés, que se quedó embarazada de inmediato, pero el destino y la mala fortuna quiso que en una de esas espantosas tormentas tan frecuentes en los veranos de por aquellas tierras, un certero rayo la fulminara y la pobre quedó hecha un tostón, lo más trágico es que apenas le quedaban dos o tres semanas para dar a luz. 

Desesperado y confuso, Niail incrementó su ya de por sí excesiva predilección por el bourbon y cuando Estados Unidos declaró la guerra a las fuerzas del eje (Alemania, Italia y Japon), corrió a alistarse, para salir de aquel agujero y de la espantosa soledad que le consumía.

 

El explicó a su vuelta, cientos de veces, era bastante dado a contar batallitas y más cuando su verticalidad era oscilante por el efecto del bourbon, que el desierto era un asco, pero que cuando llegaron a Italia, se vengó con creces de tanta sed, tanto calor y tan pocas mujeres. 

Además de unas cuantas enfermedades venéreas, de las que le costó curarse, el abuelo Niail se trajo dos medallas, por ese valor inconsciente que tiene los tipos con poca sesera y un amigo de origen italiano o para ser más exactos, napolitano, con el que pasó gran parte de la guerra; Luciano Moreti.

 

Luciano Moreti, era un neoyorquino de nacimiento, y a pesar de su juventud había librado duras batallas en las calles y la posibilidad de instalarse en otro sitio y expansionar los negocios de su familia, le atrajo y más con un socio tan dispuesto a todo como aquel loco irlandés.

 

 Cuando visitó Kentucky comprendió que aquellos “paletos”, estaban aburridos de tanto rio, bosque y pollo frito. Allí estaba todo por hacerse en el negocio del vicio, así que se puso manos a la obra y todo su empeño fue en facilitar a aquellas pobres gentes; de juego, mujeres y diversión y él sabia como hacerlo.

 

El inicio de los primeros negocios certificó el buen ojo de Moreti, los garitos eran un hervidero de jueves a domingo y generaban un incesante trasiego de dinero para abastecer las enormes arcas de la familia que lucían apreturas de fajos y más fajos de verdes dólares. Hubo momentos donde llegaron a faltar, más salas, casinos y crupieres, y por supuesto; drogas y prostitutas. 

 

En ese exitoso barullo, el abuelo Niail O’Grady, se sintió completamente feliz, tanto como jamás lo hubiera imaginado y se convirtió en el fiel escudero y dispuesto a todo por Luciano Moreti. 

 

Por razones exclusivamente de tradición familiar, jamás hubo un soltero de más de treinta años en la familia O’Grady, así que  el abuelo Niail necesitaba abandonar su feliz y promiscua soltería, así que, con unos cuantos dólares en el bolsillo y un impecable traje, en la primera reunión familiar a la que asistió buscó entre sus allegadas lejanas o de medio parentesco, y poder conseguir el estatus de cualquier bien nacido  del medio-oeste.

 

Halló en la pequeña Roisin, hija de una prima segunda de su padre, su candidata perfecta. Aquella rubia, casi albina mujer, era de discreta presencia, poco carácter y tenia unos cuantos años menos que su pretendiente.  Era el modelo soñado para él, así que presto y sin ahorrarse ni un centavo en regalar al mundo de la mayor pompa posible, organizó un gran bodorrio que llego a ser noticia en la prensa del estado y cuya desbordante celebración impidió al nuevo marido, acudir, como era de esperar, a la noche de bodas, en tiempo y forma, así que la novia aguardó presa de una creciente ansiedad, cuatro días para sentir por primera vez en su cuerpo, aquello que solo había escuchado a otras.

 

 El parto donde nació el primer y único hijo de los O’Grady fue posiblemente el más largo que se recuerda en el estado de Kentucky.

 Los casi seis kilos que pesó el bebe Sean no ayudaron nada a la madre que quedo sencillamente reventada.  

Sin en embargo, el padre para celebrarlo estuvo perdido varios días, a saber donde, hasta aparecer completamente ebrio y confundiendo el pequeño establo anexo a la cabaña familiar, se dejó caer de bruces entre las patas de los caballos.

 

Los negocios iban con viento a favor, mucho dinero y poca policía, convenientemente sobornada, lo hacían más sencillo y Niail se puso de inmediato y mandó a construir una preciosa casa blanca en la capital del estado, con dos plantas de grandes ventanales y un espacioso porche para tomar limonada en verano, eso decía él, aunque jamás se le vio llenar su vaso con algo diferente al bourbon, en la terraza o en el interior. 

 

La vieja cabaña quedó deshabitada y el campo del maíz, se lo realquilo a un vecino para que siguiera cosechando el bendito germen de casi todo lo que ocurría en el glorioso estado de Kentucky, el maíz.

 

Al margen de unas cuantas entradas y salidas de la cárcel, la vida de los O’Grady fue derivando de manera progresiva de la risa y el desenfado a la más absoluta locura y desenfreno. El abuso de Niail O’Grady del bourbon que lo llevaba a vivir en permanente estado de ebriedad, consiguió alejar a su mujer Roisin de su lado. 

 

Ella, cada día más encogida, temerosa y a la defensiva de un mundo donde no encajaba para nada, terminó cayendo en el insondable precipicio de una fuerte depresión, que obligó, por consejo del medico que la atendía, a su internamiento en el triste y decrepito psiquiátrico del condado, donde hizo lo mejor que podía hacer aquella pobre mujer, morirse y así ocurrió al poco tiempo.

 

Nadie recuerda en el condado de Bourbon un funeral y entierro más triste y desolador que el de aquella pequeña irlandesa. El viejo sacerdote que ofició la ceremonia de enterramiento, dijo y lo repitió cientos de veces, que nunca en su larga experiencia había visto a un viudo más borracho.

 

Terminada la jornada, ya de regreso a casa, Niail O’Grady se desplomó, al borde del desmayo. en el sillón de su casa y a partir de ese día y los que le siguieron, fue su único hijo, el pequeño Sean O’Grady quien se ocupó de todas las tareas domesticas.

 

 Sean O’Grady, acababa de cumplir catorce años, hacía casi un mes desde que perdió a su madre, y ese mismo día vio llegar a su padre a casa, y agarrado al brazo de su padre, a una sonriente y acaramelada mujer, jovencísima de apenas 18 años;

 

-       Sean, esta es Olivia, y es tu nueva madre.

 

Luciano Moreti, harto del estado de alcoholismo permanente de Niail, convirtiendo a su lugarteniente en un perfecto inútil para el negocio, decide quitárselo del medio y de paso le robó a su nueva y flamante mujer, quien, desde ese momento,  luce despampanante en su reluciente Cadillac descapotable y dejándose ver con lo más florido de la sociedad, encajada en ajustados y  atrevidos modelos y adornada con sugerente bricolaje femenino importado de la ciudad de la moda, Paris.  

 

A el abuelo Niail, la situación de paro y algunas deudas pendientes, le obligan a vender la preciosa casita en la ciudad y retornar a la vieja cabaña familiar, donde, en poco tiempo, termina sus días sumido en un inagotable baño de alcohol.

 

No queda claro y nadie lo sabe a ciencia cierta, cómo y menos donde se conocen el joven Sean O’Grady y May, un noviazgo rápido y entusiasta que dio paso, antes de llegar al altar, al nacimiento de un hermoso niño, de Tim O’Grady. 

Pero la vida para la recién estrenada familia, es feliz a pesar de las estrecheces. Los primeros años de Tim O’Grady es su recuerdo más querido y bonito. En esos primeros años de la pareja, todo parece tomar el rumbo adecuado, hasta la suerte se pone de su lado cuando Sean entra a trabajar en la gran acería y May encuentra un modesto pero bien pagado trabajo en el hospital como limpiadora. 

 

En la cabaña de los O’Grady se respira felicidad y en el porche siempre hay juguetes y una bicicleta para que el pequeño Tim O’Grady, corretee por los solitarios caminos y suaves laderas cercanas.

 

Tampoco nadie sabría explicar cómo y donde inició el matrimonio de los O’Grady el consumo habitual de marihuana y hasta el pequeño menudeo entre conocidos y amigos. Algunos días festivos el consumo de esta sustancia junto al bourbon dejaron a Tim en una completa soledad que no lograba entender. 

 

Después de siete años y sin buscarlo, les nace en un mal momento, su segundo hijo Chester, en ese momento Sean está en su primera experiencia como huésped de la cárcel del condado, sentenciado por traficar y consumo de drogas, llevan a la máxima estrechez en la vida en la cabaña. En esa época, empiezan a escucharse los primeros rumores que apuntan a un posible cierre de la gran acería, verdadero motor económico de la zona. No tardaron muchos los rumores en dejar paso a la cruel realidad que llevó a miles de personas a la calle, sin trabajo ni futuro.  

 

Cuando Sean sale de la prisión, con la necesidad apremiante de dinero, los ingresos que percibe su mujer, May, del hospital a penas les permite comer, busca a la familia Moreti, cuyo patriarca fue amigo y antiguo socio de su padre, además de robarle a su ultima mujer.

 

 Los Moreti sabían que el desesperado irlandés podría ser un buen elemento, sobre todo manejable, le ofrecen entrar en sus negocios, y sin más, Sean se convierte en un traficante a mediana escala y un matón ocasional que utiliza la familia para ajustarle las cuentas a sus clientes morosos o los insensatos que pretendían ocupar parte del territorio que manejan en exclusiva desde hace décadas.

 

Dinero, mujeres y drogas, algo que superaba a una persona como Sean, que quizás por herencia genética o simplemente por su naturaleza débil, era poseedor de una clara tendencia adictiva a casi todo. 

 

La vida en la pequeña cabaña, transmutó de una felicidad sencilla y real a un lugar desprovisto de luz y calor, un infierno, donde apenas se podía respirar ni vivir.

 

El condado y todo el estado de Kentucky, como casi todo el Medio Oeste, se vio arrastrado por una inmensa crisis económica que logró alcanzar cuotas inimaginables de paro y desesperación, un verdadero polvorín, donde la debilidad humana es la excusa de muchos para escoger caminos artificiales de escape y huida, que no son otra cosa que simples ratoneras, llenas de degradación y dolor. 

 

 

 

XII

 

 

 

 

Reginald Davis, era predicador casi desde la cuna, su padre y abuelo, al que se le conocía por el “látigo de dios” divulgaron su fe durante sus largas y sacrificadas vidas, desde su Inglaterra natal, hasta la tierra prometida de Pensilvania.

 

La iglesia evangélica, nace desde el cristianismo protestante, y toda su creencia se basa en la salvación en base a la expiación de Jesucristo.  

 

Para ellos, la biblia es el todo, el evangelista tiene entre sus paginas suficientemente cubiertas todas las necesidades espirituales y todas las respuestas que el hombre necesita, por muy malintencionadas que puedan ser las preguntas.  

Es el gran manual de consulta y conducta, el libro de instrucciones que responde a las preguntas mas frecuentes y en él esta todo lo que el ser humano necesita para vivir de acuerdo a la palabra sagrada, bueno, casi todo, ni el Kama Sutra ni un buen libro de cocina tienen rival en este libro, donde solo hay sado y dolor y una única, por muy milagrosa que sea,  receta de cocina; de panes y peces.

 

La iglesia anglicano, a diferencia del resto de religiones occidentales, es una multinacional del iglesias dispersas por el mundo, donde cada pastor evangélico tiene su propia interpretación de la biblia, no hay un código único ni jefatura superior que marque tendencias, interpretaciones y corrija las diferencias o equivocadas desviaciones, dicho de otro modo, no tiene un jefe al mando, como la iglesia católica (el Papa) o la ortodoxa (patriarca de Moscú) y no digamos la iglesia anglicana del Reino Unido, cuyo jefe máximo es una reina o un rey. 

 

Los antiguos orígenes de esta religión se remontan al Reino Unido de los siglos XVIII y XIX, el padre de este gran movimiento religioso que hoy siguen cientos de millones de personas en el mundo fue John Wesley.

 

El y su hermano Charles, fueron los primeros predicadores que transmitieron su fe, en cualquier lugar, hasta al aire libre, aprovechando cualquier rincón que la naturaleza les brindase, dejando atrás la necesidad de que la casa de dios fuera tangible, lo que además de mas barato ampliaba las posibilidades de su oferta espiritual.

En aquella época en Gran Bretaña (¿y donde no?) la sociedad estaba dividida en una infinita mayoría de pobres y una minoría de gentes que vivían con comodidad o directamente eran ricos, que en este ultimo caso, era frecuente que abusaran de su inequívoco poder y por lo general se comportaban con la mayor naturalidad como verdaderos déspotas, sembrando de hambre y semi-esclavitud a todos sus semejantes.

 

 La promiscuidad, el hambre y los abusos, sobre todo con los más débiles, los niños y las personas jóvenes más pobres y desesperadas, facilitó a los hermanos Wesley la gran oportunidad de penetrar en ese nicho del tejido social, ahora llamado cuota de mercado, donde la necesidad de acogida y consuelo de esas almas doloridas y hambrientas, se convirtió en una enorme imaginaria pasarela de entrada y acercamiento de miles de británicos, al nuevo código para relacionarse con la palabra de dios. 

 

Con el paso de los años, el movimiento religioso se trasladó a Estados Unidos, entonces colonia británica, donde arraigó en las grandes urbes del este del país, cuya situación social no era tan distinta de la gran metrópoli europea, para luego ir expandiéndose en dirección hacia la lejana costa oeste del que pronto seria una gran país unido e independiente.

 

Reginald Davis, nació y vivió casi toda su juventud en Pensilvania, en su capital Pittsburg, donde inició su carrera como predicador en los barrios más desfavorecidos de la ciudad, siguiendo el ejemplo del fundador de su iglesia John Wesley.

 

El extremo rigor de la educación recibida en su infancia, por parte de un progenitor fanático de sus propias convicciones, fue moldeando en Reginald Davis, una personalidad radical, extrema y sin piedad alguna, con todo lo que en su dogma interpretativo definía como pecado.

 

Un hombre recto y exigente consigo mismo, su propia misericordia le avergonzaba, intransigente e inapelable ante el pecado y el pecador, metódico, trabajador y un orador brillante.

 

Sus otros seis hermanos, excepto el más joven, todos varones, dedicaron también sus vidas a honrar y difundir la palabra de Cristo, aunque ninguno de ellos, logró acercarse ni de lejos, a la fuerte radicalidad de Reginald Davis.

 

 Reginald Davis era meticuloso por definición, desde su forma de vestir hasta en sus expresiones, pero sobre todas las cosas en el delicado y minucioso trabajo de “relojero sintáctico”. Cada frase se hilvanaba como en un puzle imaginario, que a su vez debería encajar y tener continuidad en el gran armazón con el que construía delicadamente para sus sermones, ese era su gran aportación a la fe y su mejor bandera y el lo sabia.

 

El siempre iniciaba sus reflexiones, cavilando en largos y solitarios paseos o en horas de solitario silencio poseído con la única imagen de la cruz. Después, las trasladaba al papel, siempre escritas con una impecable caligrafía a mano, y en completa soledad, con su pluma Parker, y jamás osó vulnerar la norma que el mismo se obligó a cumplir casi toda su vida; nunca empezaba la elaboración de sus escritos, su obra creadora, hasta que la noche se adueñara del mundo.

 

Todos y cada uno de sus sermones, una vez leídos ante su congregación los depositaba con mimo en un gran cajón de madera de roble. En su tapa, había labrado primorosamente a punta de formón una frase “la palabra que dios me dictó”. Era su más preciado tesoro, en realidad en aquellos miles de cuartillas estaba toda su vida.

 

Reginald Davis, fue el primer predicador del estado en pronunciar sus sermones a través de las ondas en una emisora de radio propia, su notoriedad e influencia crecieron exponencialmente, pero jamás tuvo la tentación de usar esta nueva posición privilegiada para otra cosa que no fuera su fe y sus fieles. 

 

Su carisma y popularidad le preservaron durante años de los muchos peligros que le acechaban, hasta que el mundo del hampa, el crimen organizado, no la delincuencia ocasional que durante toda su vida había conocido y combatido, fue ganando la partida de forma silenciosa pero inexorable. 

 

La corrupción envenenó a políticos y policías, que vendían el alma y torcían la cabeza mirando lo más lejos posible, sin dificultad alguna. Esta ausencia de autoridad, dejo baldío el terreno y permitió de facto el control real de muchas calles y barrios por parte del crimen organizado.  Con este panorama, no es de extrañar que el vendaval de los sermones de Reginald Davis que llamaban a soliviantar las conciencias y combatir la desidia,  se convirtieran en una incomoda molestia y en un incordio incompatible con el negocio.

 

La situación se hizo insostenible, y Reginald Davis, recibió en su modesto despacho, anexo al templo, al gran dominador del cotarro, un capo ítalo-americano perteneciente a una de las grandes familias de la mafia del estado de New York, quien, sin preámbulo ni saludo alguno, tomó asiento ante él, escoltado por dos de sus gorilas, que se mantenían erguidos amenazadores a su espalda y dijo:

 

-       Predicador, mi gente me dice que cada día que pasa esta usted más cerca de su dios, ya sabe, de la luz eterna y esas cosas, pero si desea aplazar por un tiempo su encuentro con el sumo hacedor, es mejor que se busque algún lugar más tranquilo lejos de aquí. 

 

Alargando su mano, dejo una solitaria bala sobre el escritorio ante el predicador, hizo una mueca que pareció una leve sonrisa, se levantó y salió.

 

Reginald Davis, indignado, furioso, inicio una oración, una honrosa y necesaria petición de ayuda a su creador, jamás nadie podría imaginarse que un miserable pecador como aquel indeseable tipo llegaría tan lejos, porque cuando se amenaza a un pastor tan entregado y esclavo de la verdad como él, se está apuntado al mismísimo corazón de Cristo, - ese era el pensamiento del pastor- que murió por todos nosotros, para salvar al mundo del pecado.

 

Reginald Davis, no había conocido mujer, jamás había tenido la más mínima tentación de abusar de su cuerpo, ni buscar placer alguno, repudiaba el pecado carnal, lo consideraba una simpleza sin espiritualidad, una trampa engañosa temporal, poco consistente. 

Siempre había pensado que el pastor debe ser el ejemplo, el ser superior que ilumine al rebaño, que en su persona se dignifique la verdad de la palabra de Cristo. Renunciar a la comodidad era una parte de su credo particular, jamás usó el agua caliente para su aseo, o limitaba al extremo cualquier comodidad en su hogar, estando especialmente   obsesionado en el máximo recato en sus comidas, le horrorizaba el pecado de la gula y rechazaba por principio todo aquello que pudiera entenderse como un placer.

 

Por eso, su mundo construido a golpe de sermón del alma, de clamor por Cristo, se vino completamente abajo, y consideró un oprobio acepar un solo día más el amor de sus feligreses que huyeron despavoridos ante la amenaza, excepto algunas honrosas excepciones de quien nada podían hacer, como el comité de ancianas que gestionaba la escuela de bordados y tareas de la casa.

 

Cuando Reginald Davis buscó ayuda entre sus feligreses y autoridades, descubrió horrorizado que el miedo se hacía fuerte entre aquellas gentes, y que la fe encallaba en un fangoso pantano, donde se asomaba la alargada sombra de los nuevos dueños de aquella sociedad que se encaminaba al suicidio por pura cobardía, sin la mas mínima intención de luchar.

 

Estaba solo, muy solo, ni su hermano quien vivía con él supo entender completamente su dolor.

 

Se obligó, conteniendo a duras penas las lágrimas de la impotencia, a empaquetar sus cosas en plena noche, solo, mientras oraba en su interior. Ya de madrugada, montó a su hermano pequeño, en aquel viejo coche y partió de su ciudad sin mirar atrás y sin decir adiós ni despedirse de nadie, e inició un largo viaje, que le llevó hasta lo más profundo de la buena tierra de Kentucky.

 

Nunca tuvo claro, si aquello fue una huida y un acto cobarde y execrable o una solución inteligente por mandato divino de Cristo para renovar su compromiso con la fe y su palabra y todo esto, aunque pueda parecer una nimiedad absurda le entretuvo y remordió muchas horas en los años que le restaron de vida. 

 

Su ira ante el pecado se hizo aun más implacable, ya no había comprensión ni tolerancia alguna contra el lodazal del mal, nada ni nadie podía justificarlo.

 

El predicador, tomó asiento en la amplia cafetería del hospital del condado de Bourbon (Kentucky), su hermano Jonas había sufrido otro ataque epiléptico, probablemente como consecuencia del nerviosismo y la tensión que habían vivido e los últimos meses en Pensilvania y se hacia necesaria una nueva revisión. Desde allí, contempló a un joven camarero que en la larga barra del self-service atendía con fría amabilidad y una fácil sonrisa al personal del hospital y familiares de los enfermos que utilizaban aquella área novedosa en la sanidad americana. 

 

Lo que en realidad le llamó más la atención, era el enorme parecido que tenia aquel muchacho con su hermano y algo atractivo, intimo y extraño que no supo calibrar le decidió a presentarse y conocerlo.

 

Su nombre era Tim O’Grady, y su historia era dura y seca como un trozo de cuero viejo. Su padre, un pobre diablo, había tocado ya fondo desde hace tiempo, convertido en un desdichado camello que malvivía en una pequeña caravana a las afueras, donde trapicheaba y se sumergía cada día más en el viscoso mundo de la heroína. 

 

Su madre, había recuperado un viejo alambique de su abuelo y asociada en el negocio y en la cama con el vecino del campo de maíz se dedicaba a elaborar bourbon ilegal, único recurso que tenía después de haber sido despedida del hospital, por llegar ebria un buen numero de días. 

 

Y su hermano pequeño Chester, andaba perdido por las calles, cada día más incontrolado. 

 

Después de aquel primer encuentro, entre el predicador y el joven Tim, surgió una curiosa relación entre dos personas con diferentes orígenes, edades y teóricamente diferentes creencias, porque Tim fue bautizado como católico, aunque había dejado de asistir a escuchar la palabra de dios hacía mucho tiempo, y no estaba muy seguro pero todo eso le importaba ya muy poco. 

 

Pero hubo algo que sin mencionarlo consiguió crear una complicidad inicial; el profundo odio visceral al insoportable dolor que desprendía el pecado. Después de una infancia feliz y dichosa, la juventud de Tim O’Grady se vio asediada, sin tregua ni fin, del extraño mundo de las adicciones que dinamitaron a su familia hasta convertirla en un espejo roto en mil pedazos.

 

El predicador, fue paciente con él y se limitó a escucharle y a entender la ira de aquel joven, que tan bien comprendía, y su atormentado existir, donde la alegría y la felicidad habían quedado arrinconadas en un triste rincón, donde se acumulaban el polvo y el olvido. 

 

 Las palabras hábilmente tejidas por el predicador no fueron un bálsamo para el tormento con el que Tim O’Grady convivía a diario, sencillamente se sentía comprendido por primera vez, alguien entendía su mismo lenguaje, su frustración y por fin se sentía parte de algo, y no una sombra solitaria. 

 

Fue un gran día para el predicador, descubrir, aquella mañana de domingo, entre el repleto salón de su templo, el rostro de aquel muchacho rubio y de unos profundos ojos azules que lo escuchaba sin pestañear. Mientras su hermano Jonas, cada día más alejado de la palabra del señor y de su casa, vagaba por las calles en la peor compañía posible, Chester O’Grady. Los dos pequeños de la familia se habían encontrado por casualidad y se habían convertido en inseparables, viviendo una preocupante existencia diaria que no daban por terminada hasta el amanecer.

 

Después de unos meses, sin faltar jamás a ninguno de sus sermones, Tim, encontró en aquella voz firme, creíble y llena de vigor y de fuerza, la esperanza para resistir ante el desigual combate con el que estaba empeñado. Tim, empezó a fotocopiar los sermones del predicador y hasta este, le permitió acceder y conocer aquel cofre simbólico de madera de roble, cuya inscripción le emocionaba. Un día, Tim O’Grady entregó al predicador dos cuartillas, aprovechando un descanso en su trabajo, había volcado en ellas su frustración solo y con lagrimas pugnando por salir de sus encharcados ojos en un rincón de la grasienta cocina del Hospital.

 

El encabezamiento de la primera cuartilla, subrayado se podía leer:

 

¿Dónde está dios?

 

Aquellas palabras encadenaban uno de los gritos más feroces de desesperación que el predicador había visto u odio en su larga vida de confesiones con feligreses de toda condición. Estremecido y emocionado, solo pudo abrazar a Tim y mirándole fijamente a los ojos le dijo:

 

-       No estás solo, jamás lo estarás, bienvenido a mi iglesia.

 

Aunque Tim O’Grady no dejó su trabajo en el hospital, su principal interés era ayudar al predicador en sus tareas de divulgación, ayuda a los necesitados y hasta se permitía de vez en cuando, con la anuencia de un Reginald Davis, cada día más convencido que había encontrado por fin un alma gemela a escribir algunas ideas para que estas fueran aprovechadas por la maravillosa prosa de Reginald.

 

Pero todo se precipito, a peor, cuando Reginald Davis, dio un ultimátum a su hermano Jonas.

 

-       O abandonas la calle y te recluyes conmigo buscando tu salvación o es mejor que te alejes definitivamente de mi. 

 

Jonas y Chester, cada día más perdidos en un mundo sórdido y sin salida, , se habían encaminado irremediablemente hacia la peor de sus opciones, y pasaron a engrosar la larga nómina de clientes de la destartalada caravana donde repartía muerte en forma de dosis el padre de Tim, a quien ver a su hijo acudir cada día mas perdido, solo le hacia negar con la cabeza de una lado a otro mientras que con su mano derecha apretaba los manoseados dólares de su hijo..

 

Reginald Davis, en un ultimo esfuerzo, quiso “curar a pelo” a los dos jóvenes con la única ayuda terapéutica del consuelo de la palabra y la esperanza en el amor de Cristo.  Rehuyó los consejos de varios feligreses sobre la desintoxicación terapéutica y volvió a apelar a la magia de la biblia y los mensajes que en ella se rebelaban hacia aquellos que habían perdido su rumbo.

Tim, que era muy reticente y Reginald Davis, acondicionaron una habitación interior, sin ventana, en la pequeña rectoría donde vivían los Davis y consiguieron convencer a los dos jóvenes para encerrase en ella, como ultima tabla de salvación y superar su adicción ya muy notable, no solo a la heroína, sino también al alcohol.

 

Los días que pasaron los dos jóvenes allí encerrados, fueron terroríficos, sus alaridos, la desesperanza, vómitos, sudores, lagrimas, traspasaban la rugosa madera de aquella puerta cerrada y llegaba al corazón de sus hermanos. Reginald, se acercaba cada día a aquella puerta y leía durante horas largos pasajes de los evangelios, para terminar cada noche diciéndoles a los dos sufrientes encerrados, - hoy Cristo esta más cerca de vosotros-, aquello era inevitable, el sacrificio era necesario.

 

Cuando recuperaron cierta normalidad, nació la esperanza para todos y después de unos días, donde comieron abundantemente y las horas de sueño casi se duplicaron, decidieron que la mejor manera de continuar por el camino correcto, era alejarse de allí, poner tierra de por medio con todo lo conocido, para ello y gracias al altruismo de un rico feligrés de la iglesia, encontraron trabajo y acomodo en un gran hotel situado en una ciudad a un par de horas de viaje. 

 

Los meses pasaron y las conversaciones por teléfono con Jonas y Chester, transmitían la mejor de las impresiones. 

 

-       El pecado ha sido derrotado, concluyó emocionado Reginald Davis.

 

Pronto sería el día de acción de gracias y ambos jóvenes querían pasarlo en compañía de sus hermanos, su única familia en realidad, porque la madre de Tim y Chester, estaba cada dia más dominada por el alcohol y Sean O’Grady se había convertido en un espectro irreconocible.

 

El reencuentro fue un momento inolvidable, aquellos dos muchachos habían recuperado el brillo en su piel y en sus ojos y sus sonrisas eran pura esperanza en el futuro, pasaron una jornada llena de felicidad y sonrisas.

 

Tim O’Grady no recordaba un día más feliz desde aquellos días tn añorados y recordados de su infancia.

 

 Pero los dos días que los jóvenes pasaron en la ciudad, los llevó inexplicablemente a visitar la caravana de Sean O’Grady, quien volvió a negar con su sucia cabellera y a tomar aquellos pavos y el veneno volvió a adueñarse de ellos.

 

Unos meses después, el padre de Tim, Sean O’Grady apagó su desdicha con un ultimo viaje de la misma mierda que vendía. Ni sentimiento de pesar ni muestra de dolor, nadie tuvo gesto alguno ante la desdichada muerte de aquel hombre que se acobardó ante las dificultades y entregó su destino al peor postor posible y terminar, como lo enterraron, completamente solo.

 

-       No sé dónde irá el alma mi padre, - desencajado, destilando odio en cada palabra, Tim dijo ante su cadáver -porque el infierno ya lo vivió y se lo hizo vivir aquí a todos los que le rodeábamos, solo espero que todo su ser se pudra y no quede rastro alguno ni en la tierra ni en el cielo.

 

La mañana siguiente a su muerte, aquella vieja y cochambrosa caravana ardió, sin que nadie hiciera esfuerzo alguno por apagar aquellas llamas. Tampoco a nadie le importó ni lo mas mínimo, quien averiguar quien prendió aquel detestable y cochambroso cacharro.

 

Tim había dejado de vivir en la vieja cabaña del bisabuelo hace mucho tiempo, le era insoportable convivir con aquellos seres, su madre, hermano y Jonas Davis, a los que despreciaba sin miramiento alguno.

 

Aquel montón de madera vieja, donde fue tan feliz, se debatía con la muerte por dejación y abandono. Su madre ya absolutamente alcoholizada y dominada por un despreciable amante y Chester y su amigo Jonas más enganchados y débiles que nunca, habían convertido el humilde hogar de los O’Grady en un vertedero de inmundicia y en un manicomio de día y de noche. 

 

El vecino del campo de maíz, se había acercado al templo para advertirle a Tim que en la vieja cabaña podría pasar cualquier cosa y además para pedirle 350 dólares, porque su hermano y su amigo Jonas, le habían robado una vieja segadora.

 

-       Pídeselos a mi madre, con quien has fornicado muchos años, a espalda de tu mujer y de tus hijas, y de la que te has aprovechado lo que te ha dado la gana. Es mejor que no vuelvas a ponerte delante de mi, tu no, llevas el pecado escrito en la frente y la falsedad en tu corazón.

 

Tim había evitado durante mucho tiempo visitar la vieja cabaña, le producía una enorme desazón en su corazón, pero decidió, después de muchos momentos de soledad en el templo, que no podía permitir la existencia de aquella ínsula de pecado y degradación, que ofendía a quienes les conocían. 

 

Cuando Tim, visitó ya casi vencida la tarde la vieja cabaña, la imagen del infierno se le vino a los ojos en aquel barullo de suciedad y caos, y el espantoso olor agrio que lo envolvía todo. Empezaba a anochecer y sus habitantes dormitaban en sus camastros, envueltos en andrajosas y descoloridas mantas, salpicadas de quemaduras y de grandes manchas de vómitos resecos. 

 

No había luz eléctrica, tan solo una vieja lámpara de queroseno a punto de agotarse.

 

La vieja cabaña se había convertido en un museo de la degradación humana, aquellos tres seres, eran el peor resultado posible de la sociedad, aniquilados por su propia debilidad, de la que se aprovechaban como verdaderos buitres sus carniceros, cuya ambición y crueldad les exprimían a diario y esclavizaban sin limite alguno. 

 

Le era insoportable salir de allí, sin más, e intentar olvidarlo.

 

¿Cuál era el futuro de aquellas tres personas?, ¿había algún limite en su hundimiento moral y físico? 

 

Sentado en el porche, solo, en el silencio de la noche, roto ocasionalmente por los crujidos de las viejas maderas al enfriarse con la llegada del anochecer, Tim empezó a dar cuerpo al único plan al que su mente fría y calculadora le conducía.

Entró de nuevo en aquel espantoso lugar y buscó la vieja caja de lata escondida debajo del segundo peldaño de la pequeña escalera, donde sabía que su madre guardaba el poco dinero que podía tener. 

 

Entre el desbarajuste de ropa, papelinas vacías, jeringuillas y restos nauseabundos de todo tipo, buscó hasta localizar la cartera y un sobre amarillo con la documentación de Jonas Davis y la miró detenidamente, a pesar de la débil luz, aquella foto del pasaporte, casi le devolvía su propia imagen.

 

Tim decidió purificar el lugar para siempre. Terminar con tanta inmundicia y dolor.

 

Cuantas veces había leído en los sermones del predicador aquellas dos palabras que le vinieron a su cabeza ante la débil y extenuada llama de la pequeña lámpara de queroseno; fuego purificador.

 

 

XIII

 

 

Fueron muchos los transbordos y millas viajando en el autobús que dejaba atrás todo. Tenia una nueva oportunidad y Tim O’Grady sabía que además de estrenar una nueva identidad, debía aprovechar el tiempo entre parada y parada del moderno bus en construir un relato biográfico que fuera, en primer lugar, creíble y casi imposible de rastrear. 

 

No podía dejar nada al azar. 

 

Tim, se acordó de la vida que Pancho Guerrera le había ido relatando en aquellos cortos descansos que podían tomarse en la cafetería y cocinas del hospital del condado de Bourbon. Aquel chicano era hijo de una mujer valiente que lo arriesgó todo, para salir de la miseria y de la violencia en su pueblecito en el norte de Michoacán (Méjico) y llegar milagrosamente sana y salva al otro lado del Rio Grande con un hijo en las entrañas, al que parió en San Antonio (Tejas).

 

El recorrido de una vida obligada por la necesidad de Pancho y su madre en diversos lugares del estado de Tejas y los recuerdos familiares de los O’Grady profusamente diseminados por toda la costa este y medio oeste norteamericano, le facilitaron la creación en el frio y rápido cerebro de Tim, de un extenso mapa donde dibujó diversas etapas de una supuesta trayectoria vital, enrevesada y en permanente movimiento. 

 

El guion de su propia película, continuaba con los planos actuales de ese largo viaje que acababa de iniciar y del que carecía por completo de la más mínima posibilidad de intuir o prever cuales serian las siguientes secuencias. 

Solo llevaba un poco de dinero, una maleta con algo de ropa y otra mucho más pesada que contenía el viejo tesoro que le había tomado prestado al predicador Reginald Davis, todos los sermones de su vida.

 

Aquella necesaria profanación, para él, al tesoro de su mentor, eran su único activo en el destartalado balance personal y confiaba en su utilidad, así como en su atractiva imagen personal.

 

Por la información que había podido reunir, Tim era conocedor que la iglesia evangélica tenía en Méjico uno de sus principales objetivos para el crecimiento de sus estructuras e influencias más allá de sus cotos de fe tradicionales. Algunos de los estados más conflictivos y violentos de la extensa república americana habían visto crecer pequeñas congregaciones que se aferraban a la esperanza de minar el adormecido poder de la iglesia católica, que permanencia anclada en la vieja tradición, y en muchos casos pasaban de servidores bien remunerados que facilitaban la coartada y blanqueo espiritual a los grandes y poderosos carteles de la droga.

 

Ramón Salvador era el predicador más importante, seguido y querido de Sinaloa, el estado mejicano bañado por las templadas aguas del océano en el golfo de California, en cuya capital Culiacán había logrado abrir y mantener una rectoría que se mantenía viva y dinámica con una creciente nomina de fieles e influencia en la sociedad de la capital del estado.

 

Ramón Salvador, acogió con alguna reserva a aquel joven, que se presentó ante él como alguien necesitado en ayudar a sus hermanos y combatir la temible lacra del pecado

 

 El pastor Ramón Salvador, se dejó convencer, por la imagen de  aquel joven apuesto y tan diferente, blanquísima piel con cierto tono sonrosado, extremadamente rubio y con sus fríos ojos azules, un contrapunto que podría ser interesante para sus fieles y una oportunidad llovida del cielo, el gobernador Patricio Santos y su bella esposa Delina Juárez, se habían acercado progresivamente, en los últimos meses hacia la palabra de Cristo y no hace mucho, en una cordial conversación le habían pedido encontrar alguien de confianza para ayudar a mejorar y perfeccionara el ingles de su hijo menor Alberto, para quien habían pensado que finalizara sus estudios en alguna buena universidad privada americana.

 

Fue fácil, muy fácil para Tim O’Grady, con su nueva identidad y vida inventadas, captar el interés del pastor y de muchas de las almas que lo seguían con verdadera devoción. La previsible dificultad del idioma, no fue un obstáculo, Tim tenia esa particular cualidad de algunos privilegiados para los que un idioma es aprender rápidamente las primeras doscientas palabras, lo demás a partir de aquí es casi coser y cantar.

 

Cuando Tim, pidió al predicador principal de su iglesia, Ramon Salvador, le permitiese dirigirse en el próximo servicio a sus files, no puede decirse que le sorprendiera, le había visto estar horas y horas rasgando con su pluma el papel.  Ramón Salvador solo le pidió que le mostrara como sería su sermón, más llevado por la curiosidad que por la desconfianza.

 

Tim O’Grady se esmeró en elegir uno de los mejores discursos que había escrito con su pequeña y minuciosa letra el predicador Reginald Davis, quien volaba en aquellas cuartillas en bellas parábolas llenas de luz hablando sobre el amor humano y la superación gracias a la fe en Cristo de todas las sombras que le pudieran tratar de ensombrecer. Reescribió palabra por palabra y esas cuartillas presentadas, hasta con alguna tachadura y correcciones oportunas, para vestir más verisimilitud de su autoría, convencieron al pastor mejicano definitivamente.

 

Ramón Salvador, leyó sorprendido y emocionado aquella delicada, firme y bella prosa y dio “la alternativa” aquel soleado domingo a un joven quien, con voz mesurada, suave y con una cierta timidez, conmocionó y emocionó a un auditorio con aquel torrente de elocuente belleza.

 

El orondo Gobernador y su esposa, quedaron encantados de aceptar la recomendación del predicador, para que aquel joven fuera el profesor de ingles que habían mandado para su hijo menor.

 

Tim O’Grady en su contacto con la familia del gobernador, pudo comprobar, en un corto espacio de tiempo, que la corrupción y el grado de fariseísmo que habitaba en el inmenso corpachón del Gobernador Santos, era sencillamente escandalosa. 

Todos los negocios de los que presumía ser propietario este personaje; hoteles, gasolineras y complejos de lujo, diversión y clubs privados, estaban orientados y sustentados casi en exclusiva por el blanqueo de las ingentes cantidades de dinero negro que generaba el temible cartel del estado de Sinaloa, que era el principal exportador de cocaína a los Estados Unidos de América. 

 

El pastor Ramon Salvador le recomendó prudencia y silenció, cuando Tim O’Grady le hizo saber sus primeras impresiones, en el fondo, pensó Tim, el principal mantenedor y mecenas de la iglesia evangelista en el estado y toda la obra social de la que el pastor se sentía especialmente orgulloso, tenía su origen en las donaciones y arcas del Gobernador, repletas y comprometidas con el sucio dinero manchado de polvo blanco de sus jefes del Cartel.

 

Tim O’Grady intentó por todos los medios alejar de su cerebro la sensación de estar sirviendo al pecado, de ser un colaborador más con su silencio complice, como tantos otros. Pero algo le ató desde el primero momento a aquella familia, la belleza y personalidad de Delina Juárez, fue un dulce imán que le inmovilizaba toda duda o remordimiento y le ataba a aquel lugar que, sin embargo, cada día le era más insoportable.

 

Tim O’Grady, antes de conocer a su gran maestro espiritual, el pastor Reginald Davis, había sentido la llamada del sexo de manera desesperada. Algún tímido escarceo con jóvenes de su entorno escolar no consiguieron dejarlo plenamente satisfecho, ni a su curiosidad ni a su cuerpo. 

 

A él siempre le habían gustado las mujeres más mayores que él, su primera vez se produjo con una hermana, varios años mayor que él, de un amigo y compañero del instituto quien fue quien inició el acercamiento entre ambos.  

 

Disfruto hasta el dolor cuando entabló una tormentosa relación con la doctora Evans, una cardióloga del hospital, bella y a punto de cumplir la cincuentena de años, que fue su primera gran experiencia. 

 

Tim fue feliz en el oasis de los brazos de la doctora Evans, con aquella mujer, culta, sensual y locamente enamorada de Tim la vida se le antojaba menos pesada e insatisfactoria. 

Pero los falsos perjuicios y los rumores se hicieron tan insoportables que la presión de la dirección del centro medico hizo que la doctora Evans dejara su puesto en la clínica.

 

Delina Juárez, la bella esposa del Gobernador, era la viva imagen que Tim había idealizado en su largo viaje desde su pasado cuando una revista que descuidadamente ojeaba en una de aquellas patéticas terminales de autobús en lugares tan perdidos como su vida real, le mostró un bonito dibujo de una supuesta esclava azteca que fue la favorita del gran Moctezuma.

 

Delina Juárez, había tenido otros amantes, era la única venganza, además de gastar sin pudor, qué se podía permitir y así pagar a su marido con la misma moneda que aquel odioso ser usaba con tanta desvergüenza y asiduidad, especialmente con jovencitas a las que seducía con su dinero y poder.  

 

Pero esta vez Tim se enamoró perdidamente de Delina, no sabia si pecaba ante aquel sentimiento que lo envolvía hasta enloquecer, jamás se imaginó que fuera capaz de sentir aquel tsunami de emociones tan desconocidas como imposibles de explicar.

La extraña frialdad con la que Tim inicio su relación y esa rara mezcla de timidez y dominio hicieron sentir a Delina deseos desconocidos e incontenibles, lo que la hizo temer a que futuro la conducía aquella aventura, pero no fue capaz de poner freno al torbellino que le arrastraba irremediablemente hacia los brazos del joven norteamericano.

 

La relación fue intensa y feliz para ambos. Delina sabía que no podían permitirse el más mínimo fallo o descuido a la que su pasión podía llevarlos sin más. Ella conocía mejor que nadie que la reputación de su marido era una parte de su negocio, sus verdaderos amos del Cartel, no aceptarían de ninguna manera que alguien dejara en evidencia o mancillara el honor de su hombre, que dirigía aquella inmensa lavadora de dinero negro.

 

Pero algo debieron hacer mal, algún descuido involuntario de dos amantes enloquecidos, cuando Tim O’Grady vio desde el ventanuco de la pequeña habitación de la rectoría donde vivía, un coche al fondo de la calle, que solo con un gran cartel en su capó que pusiera “somos los malos” lo haría más evidente, sus dos ocupantes esperarían horas sin moverse su oportunidad. Tim tuvo claro que esta situación suponía un peligro inminente para su propia vida, sabia que el destino de sus días estaba en manos de los ocupantes de aquel automóvil y en las instrucciones que los habían llevado hasta allí. 

 

Tim O’Grady, tenía que actuar inteligentemente para salir de aquella situación. Bajó al despacho del pastor Ramón Salvador, y le expuso cual era la situación con Delina Juárez, tenía que escapar, el pastor, intentó disuadir a Tim de sus recelos.

 

Un escandalizado Ramón Salvador, no termino de creerse completamente la aventura de los dos amantes, pero la firmeza en el rostro de su joven colaborador y la resuelta forma de explicarlo todo, pudieron con sus dudas iniciales.

 

-       El gobernador nunca haría nada de eso, querido amigo – dijo el pastor-

-       El no, quizás, pero si sus jefes y usted lo sabe bien – contesto Tim-

 

El pastor, presionado por Tim, que utilizó un tono frio y amenazador, consintió en llamar a la residencia del Gobernador, para decir que el joven bajo su protección, no podía asistir a la clase prevista con el joven alumno por haber sufrido una grave afonía. Esa misma noche y después de que el sospechoso coche abandonase a ultima hora la zona, Tim O’Grady salía a hurtadillas en un gran camión frigorífico con destino a la capital, México D.C.

 

El ultimo favor del pastor Ramón Salvador, fue entregarle un trozo de papel donde figuraba una dirección, allí Tim podría empezar de nuevo. 

 

Tim O’Grady, pasó las horas previas a tomar su vuelo de la manera más discreta posible, los largos tentáculos de los narcos y el acceso a la información oficial, le obligaba a salir de Méjico, de forma rápida y con su verdadera identidad, el pasaporte y la nueva identidad que había utilizado en Méjico, quedó camuflada entre sus escasas prendas.

 

Tim O’Grad tomó el vuelo 4432BCN de la compañía española Iberia, ligero de equipaje, aliviado, pero sin dejar en ningún momento su inseparable y pesada maleta, con el tesoro de las cuartillas de aquel pastor que dejó en Kentucky, y al que estaba seguro nunca más volvería a ver.

 

XIV

 

 

Rafael Ibáñez Pozas, conocido por su nombre de guerra (RIP), aunque algunos le llaman “el enterrador”. Pero (RIP) es el que más le envalentona y le gusta a él, además concuerda con las iniciales de su nombre y apellidos, pero tiene una segunda lectura bastante menos simple y más aterradora.

 

Estatura media, enjuto pero ancho de hombros, pelo negro, a pesar de los años ni una sola cana y un rostro donde nada sobresale, lo mejor para pasar desapercibido, si exceptuamos la viveza escrutadora de sus ojos negros como el mismísimo carbón.

 

Poco más de cincuenta años, los cuarenta últimos años entregado en cuerpo y alma al delito; atracos, robos, drogas y un sicario ejecutor de una gran eficacia y lo que es más importante, de una total discreción. 

Su paso por este valle de lágrimas, llegado el momento, no será recordado por afecto ni por la madre que lo pario, de la que ni sabe si vive, ni donde, ni tampoco le importa. Nunca supo quien fue su padre, pero siempre ha dado por bueno e irremediable que debió ser alguno de los muchos tipos de los que chulearon a su madre.

 

A RIP le gustan las pelis del oeste, pero siempre va con el pistolero matón y perverso, nunca ha tragado a ese “grandon bondadoso” de  John Wayne. 

Para él, vivir al margen de la ley es vocacional, con el riesgo asumido, el que la hace la paga y se te pillan te jodes. Ahora, hasta que te pillan, lo rompes todo, la vida y la razón y te lo pasas a lo grande.

 

-       Ser delincuente no es fácil y no todo el mundo vale para serlo y menos para aguantarlo toda una vida. - uno de sus pocos razonamientos al respecto-

 

-       Además, -decía- hay que tener claro y seguro, que jamás cobraras pensión alguna y si tuvieras la suerte de que te la paguen, no creo que sea por mucho tiempo, A nosotros, los delincuentes, la muerte no suele pillarnos viejos.

 

 

Su vileza también tiene límites, pocos, en un código deontológico que ha ido formando a retazos en su larga vida delictiva, no soporta ni perdona a los violadores y a quienes hacen daño a un niño, algunos reclusos que han coincidido con él castigados por estos delitos, pueden dar fe de ello. Y por supuesto, no acepta ningún encargo donde tenga que encargarse del final de una mujer o de un niño, salvo que la tipa sea una víbora venenosa, como él.

 

Cuarenta años en el lumpen, de los cuales casi ocho, los ha vivido en diversas prisiones y otros tantos compartiendo sus días, noches y ansias con la jeringuilla, cuyo pasado ha dejado unas espantosas culebrillas que inmóviles, se marcan visiblemente en sus antebrazos, un inapelable testimonio que le obliga a no llevar jamás los brazos al descubierto, sencillamente se avergüenza.

 

RIP, lleva en el cuerpo unas cuantas puñaladas, un par de disparos de escopeta, tres balazos, varios huesos rotos y un cerebro que a veces le falla la cobertura, cualquiera diría que esa tontuna ocasional le viene como a los viejos boxeadores que han hecho toda su carrera a base de besar la lona por K.O., pero debe ser por otra cosa.

 

RIP, busca la soledad desesperadamente, no le gusta casi nadie, vive en un pequeño cobertizo, en la parte sur de la finca que la familia Vega, tiene en el barrio de Pitis, casi pegadita a la estación de cercanías del mismo nombre, allí pasa las horas tejiendo jerséis de lana para todo el que le pida uno, solo sale de aquel rincón y de su misterioso mundo interior cuando el patriarca le requiere para ello.

 

Joselito Vega, el patriarca de la familia, le acogió allí y allí vivirá mientras Joselito tenga vida para disponer de sus bienes. RIP le salvó la vida, cuando Joselito Vega, cumplía una de sus muchas condenas en el penal de Ocaña (Toledo). Desde el exterior, el jefe de un clan rival, había pagado a dos “manguis” y sobornado a un funcionario, para que le dieran boleto al más allá a su enemigo mortal.

 

 Los secretos en prisión son tan difíciles de mantener como la dignidad y RIP algo oyó y le dio aviso al gitano. Joselito Vega, ya se había fijado en aquel silencioso tipo y había algo en él que le dejaba un margen para confiar y él no era persona que se confiara fácilmente con nadie y menos con un payo. Le pidió a RIP protección a cambio de una vida mejor fuera del talego, jurándolo por sus mismísimos muertos, para que no quedase duda alguna.

 

Los dos “julas” que fueron a por el patriarca gitano, tras el primer recuento del día, y en el crucial momento de las duchas previas al desayuno, se encontraron en aquel recodo del pasillo de frente con aquel tipo silencioso del que nada sabían. RIP a pesar de la cuchillada en el hombro izquierdo fue capaz de dejar para la enfermería a los dos “mendas lerendas” que se llevaron lo que no pensaban que se encontrarían. 

 

 

Para rematar la faena, cuando le dijeron adiós al talego y salieron libres, Joselito Vega le encargó a RIP que se facilitara las cosas para que el osado patriarca enemigo, se mudara para siempre al vecino cementerio de Carabanchel, cosa que después de un paciente seguimiento RIP y su pistola consiguieron llevar a efecto a la salida del ambulatorio de la seguridad social de Vista Alegre.

 

Desde entonces RIP trabajaba en exclusiva para Joselito Vega, no para su organización, solo recibe órdenes del viejo dueño del clan y era de las pocas personas que podía discutirle al viejo patriarca la conveniencia o no de uno de sus planes.

 

 

XV

 

 

A tres kilómetros al este, del cobertizo de Pitis, el apartamento de recién divorciado todavía huele a provisional e improvisado. La decoración es escasa y aún quedan varias cajas de Ikea pendientes de abrir en el rincón del salón y dos maletas, una de ellas abierta y vacía.

 

En la minúscula habitación entre un revoltijo de sabanas, el pequeño espacio libre de suelo alrededor de la cama ha quedado sembrado de todo tipo de prendas, especialmente femeninas, Paco Luque, acariciaba tiernamente el cabello de la joven, su nueva esperanza en resucitar de los viejos y malos tiempos. 

Paco es casi veinte años mayor que Miren Camacho la investigadora del equipo de Sacha Ortiz, “la nueva”, el no es guardia civil, como Miren, si no policía y está adscrito al grupo de narcóticos de la zona norte de Madrid. 

 

No se podría decir que fueran novios formales, pero su relación iba cada fin de semana, que es cuando más se veían, afianzándose paso a paso. Paco había salido de un divorcio bastante traumático y sin hijos.

Alicia su exmujer, contaba a quien la quisiera oír que hacia años que no dormía ocho horas seguidas hasta que por fin se divorció de Paco.

 

El póker y la cocaína lo habían jodido todo, ahora solo tenia que saldar su ultima deuda y tras la conversación con Miren, estaba tranquilo, había encontrado la manera y ya no podía haber más, no podía volver a caer, ahora tenia una nueva oportunidad en su vida. 

 

Miren, nada sabia y menos imaginaba, de los antecedentes tan poco edificantes en la vida de aquel hombre que tan feliz la hacia, y tan pronto le había hecho olvidar, a su último noviete que le salió rana venenosa, también de su pueblo, el muy imbécil, quería controlarle hasta las llamadas telefónicas.

 

Paco había tenido diferentes destinos, que le habían ayudado a completar una aceptable hoja de servicios, siempre en el ámbito de estupefacientes, donde asumió en varias ocasiones tareas de alto riesgo como infiltrado en varias organizaciones que operaban en diversas zonas de Madrid. En la actualidad estaba esperando nuevas misiones que afrontar, en una situación que le incomodaba, como apartado, en el dique seco, quizás motivado o provocado porque su jefe, el inspector jefe del grupo, Julio Pontejos,  daba claros síntomas de no terminaba de fiarse completamente de él y Paco Luque intuía que esa razón le relegaba a cuestiones administrativas y burocratitas, donde era un naufrago de su propio aburrimiento y solo añoraba la vuelta al  “frente de guerra” que es donde siempre se había movido él. 

 

Aquel domingo, Miren, había tenido que trabajar, esa misma mañana había aparecido un nuevo cadáver y cuando llegó, ya bien entrada la noche a su casa, estaba, exhausta y completamente desmoralizada, aquel ultimo cuerpo, descartaban, en parte, todas las hipótesis con las que estaban trabajando hasta ahora. 

Su desmoralización encontró consuelo en los brazos de Paco, quien intento consolar a su amada con palabras de aliento y cariño y quiso propiciar el olvido temporal de sus preocupaciones, sin éxito alguno.

 

-       La clave está entre la dichosa religión y la raza de las victimas, la jefa está segura y yo también. – argumentaba Miren-

-       Pero vamos a ver – dijo Paco– que sean gitanas y de la iglesia evangélica, no es ninguna cosa excepcional, al contrario, ¿no?, y además ¿es que todas iban al mismo templo?

 

-       No, solo hay alguna coincidencia con el templo del Paseo de Yeserías, que casualmente el camarero que atendió a Charo Vega en la discoteca de Alcobendas también vive por allí.

 

-       ¿pero ya le has investigado?

 

-       Si, es irlandés y profesor de inglés, contestó tranquilo y seguro a mis preguntas, pero tengo que verlo en persona, espero que no se me olvide con tanto sobresalto.

 

-       ¿y Sacha que dice?

 

-       Es ella, la que lo tiene más claro, lo que pasa que hoy, nos ha roto un poco la idea que teníamos. – finalizó la conversación Miren-

 

 

XVI

 

En el pequeño cobertizo la luz es escasa, la única ventana esta orientada al norte y carece de la superficie necesaria para permitir que la luz exterior ilumine mínimamente la estancia y más en días donde el denso gris se ha adueñado del cielo. 

 

En la memoria auditiva, ya casi sin fuelle, aún resuena el paso del ultimo tren por la estación cercana de Pitis. Los dos hombres sentados en el centro del único espacio existente, no hay divisiones interiores en aquel improvisado edificio, que nació para ser gallinero, disponen, sobre la pequeña mesa camilla, de dos pequeñas copas tintadas de un verde poco agraciado, donde se ha escanciado una generosa ración de coñac.

 

Como siempre que se encuentran, hay mas espacios de silencio que intercambio de palabras o conversación propiamente dicha. La gesticulación es mínima, las sonrisas son cosas de otros sitios y las palabras fluyen justas y escuetas, tampoco hay porque alargar innecesariamente algo que es sabido ya que ambos tienen claro cual es el papel de cada uno de ellos.

 

Son muchos años y muchas cosas las que han vivido, por junto y montón, Joselito Vega y Rafael Ibáñez Pozas (RIP).

 

-       Tu y yo Rafael, estamos de vuelta de todo y de sobras, así que no perdamos el tiempo.

 

-       Veras Rafel, el soplo viene de buena fuente, y está bien pagado y el que ha cobrado ya sabe lo que le pasaría si me engaña. A mi nieta se la ha cargado un hijoputa que tiene relación con la congregación del Paseo de Yeserías, allí viven varios predicadores de la iglesia, todos son extranjeros, quiero que les sigas, que te pegues a ellos y me vas diciendo. Y también hay que localizar a un camarero que la atendió en la discoteca, ahora te doy los detalles de este tipo que me han llegado. Uno de estos puede ser el cabrón al que hay que ajusticiar.

 

-       Esto es entre tu y yo – siguió hablando Joselito -, si necesitas ayuda o lo que sea dímelo, pero solo tu o personas de fuera que nos puedan ayudar pueden intervenir. Toma este sobre, aquí tienes dinero para todos los gastos, es mejor que te alojes en algún hotel de la zona, alquila una moto para los seguimientos y este teléfono móvil es para que lo utilices solo conmigo, la clave para desbloquearlo es el día de tu cumpleaños y solo hay un teléfono grabado, uno mío.

 

Una semana después. RIP está distraído sentado entre la gran arboleda del viejo parque, donde ahora juegan algunos niños y verdaderas manadas de perros que socializan respetuosamente entre ellos y ante las complacientes miradas de sus dueños, algo que a RIP le cuesta entender, -soy de otra época-, se dice y recuerda, con una socarrona sonrisa, aquellas peleas de perros que organizaban los Vega, bien cerquita de la estación de Chamartín. 

 

Allí mismo, hace más de un siglo en aquel paraje no existía un urbanizado bosque de barrio, sino un maremágnum de palos y cuerdas donde las modestas lavanderas madrileñas, se deslomaban arrodilladas en sus cajoncillos de madera y se afanaban sobre sus tablas de lavar, aprovechándose de las aguas del aprendiz de rio, el escuálido Manzanares. Duro trabajo, muchos reumas y picajosos sabañones y a solo el real por prenda, para que las ropas de la burguesía de la capital del reino, lucieran lozanas y limpias. 

 

Esperaba una llamada, en su flamante nuevo móvil, donde solo había un número de teléfono registrado.

 

-       En la parte de atrás del templo que tú me indicaste– explica RIP a su interlocutor telefónico – hay una pequeña vivienda, donde viven tres personas, los tres son extranjeros, uno de ellos es negro y hay dos blancos.

 

-       No creo equivocarme si te digo que el negro y un blanquito moreno, están liados, ya sabes, maquinista y locomotora. El negro da misas de esas tan raras – son evangélicos, le puntualiza su interlocutor por el móvil -, bueno, eso, da misas aquí en este templo y en otro que tiene cerca de Atocha. El maromo, o el que yo digo que es el novio, también, pero esta semana ha estado en otras iglesias de la zona de Usera y Carabanchel haciendo cosas, reunido con gente y cosas asi.

 

-       ¿y el tercero? 

 

-       Este es un tipo rubio, un guapito con una cara y una pinta de guiri de cojones, sale por la mañana y por la tarde, aunque a mediodía está en la casa. Va de templo en templo, donde por lo que me he podido enterar da clases de inglés o charlas de algo. El viernes y el sábado por la mañana salió vestido de ciclista moderno, con casco y toda la pesca y quedó con un tío, muy cerca de aquí y se fueron en bicicleta por la zona del rio, donde yo no les puedo seguir con la moto, y el domingo por la mañana, repitió, el mismo sitio y con el mismo tipo.

 

-       ¿Quién va a esas clases? – pregunta el patriarca.

 

-       Todo tipo de gente, sobre todo jóvenes y niños, mucho gitanito, aunque también van payos.

 

-       Ese tío me da mal fario, ojo con él, Rafael.

 

Aquella primera información dejo al viejo patriarca, Joselito Vega, un tanto desorientado. Su nieta, no daba clase de inglés y ninguno de los pastores que vivían en la rectoría cercana al Paseo de Yeserías, era titular o visitante en su congregación del barrio del Pilar, ni en la iglesia metodista de Fuencarral, que es donde normalmente iban los suyos a los servicios.

 

Quizás se hubiera equivocado, pensó Joselito Vega, pero rara vez su intuición le fallaba y además contaba con la información del poli a quien le había perdonado una deuda de juego y a quien enviaría a alguien par apretarle un poco más.

 

 

XVII

 

 

Cuando Fini Valverde le propuso a Jonas Davis, hacer un extra, ir a trabajar de camarero el viernes y sábado noche a la discoteca Opium de Alcobendas, como otras veces, recibió una negativa que no esperaba y mucho menos por la contundente forma que empleó su coleguita. Jamás, ni aunque me pagaran el doble, volvería por allí, le dijo.

 

-       Vale, vale …..-respondió Fini-

 

La conversación siguió a duras penas – Otra cosita colega….-:

 

-       Oye Jonas, un coleguita mío del barrio y yo, queríamos retomar el inglés donde lo dejamos en nuestro undécimo intento, básicamente por la zona del futuro del verbo to Be, ya me entiendes, ¿Cómo lo ves?

 

-       No Fini, yo no puedo, tengo todas las horas comprometidas.

 

Fini levantó los brazos en señal de rendición, ante el carámbano de hielo en el que se habían convertido las palabras del irlandés y dijo, ¡vale, vale, oído barra!

 

Cuando Fini, le comentó la negativa a trabajar esos dos días al encargado del local, se quedó un tanto paralizado por una negativa que no se esperaba.

 

-       No se, pero no entiendo a Jonas, lo que le pasó a esta chica no es culpa nuestra. -dijo el encargado –, por cierto, Fini, ya has visto el periódico hoy vienen señalados los distintos lugares donde han encontrado los otros cuerpos, ten cuidado Fini con la bici que cualquier día te pegan un susto.

 

Fini no llegó a captar ni entender del todo el afilado comentario, pero en el momento que pudo, echo mano al manoseado periódico y en el mapa que se insertaba debajo del titular “los caminos del asesino en serie”, se dio cuenta que él conocía todos esos lugares, por allí había pasado en sus salidas ciclistas y entrenos, y había sitios que no una, sino muchas veces.

 

Y su cabeza empezó a dar vueltas y una extraña sensación empezó a recorrer su cuerpo.

 

La teniente Sacha Ortiz, tenía claro que las únicas cosas que unían a todas las víctimas, sin excepción, era; que eran de raza gitana, miembros, más o menos activos de la iglesia evangelista familiares de clanes dedicados fundamentalmente al trafico de estupefacientes.

 

-       Vale teniente, pero dime una cosa, ¿Cuántos gitanos hay que no sean evangelistas hoy en día? – pregunto Pepe Ruiz –

-       Algunos habrá, coño. 

 

-       Y además, en este caso pertenecen a “parroquias” o templos o como se diga distintos – insistió de nuevo Pepe-.

 

Las coincidencias también se extendían a otras cuestiones, había dos compañeros de una academia de baile, luego ella bailaba ocasionalmente de go-go en una discoteca y el de bailaor en un tablao flamenco, no eran del mismo barrio, ni de la misma iglesia.

 

-       El inglés – dijo de repente Sacha.

 

Si, en los interrogatorios al personal y compañeros de la academia, alguien menciono que Sheila y Curro se conocían de las clases de ingles.  La madre de Sheila nos ha dicho que efectivamente su hija tenia tres días a la semana clase ingles en el centro religioso de la Avenida de Oporto, ninguno de los dos iba a los servicios religiosos de esa congregación, las dos raras veces acudían a los servicios de la iglesia del Paseo de Yeserías.

 

-       Revisar si las otras victimas, también acudían a clases de ingles, esto es importante – remachó la teniente Sacha Ortiz-

 

Sacha, acompañada de Miren, llego al Centro Evangelista de la avenida de Oporto, a primera hora, allí no encontraron a nadie, tuvieron que esperar un buen rato, hasta que una persona de mediana edad que portaba una abultada cartera abrió una de las puertas laterales del lugar.

 

Cuando se identificaron ante aquel hombre, este les hizo pasar por un largo pasillo hasta llegar a una gran sala, donde había dispuestas una serie de sillas, con brazo para escribir en semicírculo.

 

-       Mi nombre es Dan Murray, soy pastor del señor, dijo en un correcto castellano con fuerte acento norteamericano - y hoy he venido para dar clase de inglés, tengo tres horas seguidas con tres grupos de alumnos de nuestra congregación.

 

-       ¿Quién viene a estas clases, Dan? – pregunto Sacha.

 

-       Normalmente gente joven que quiere perfeccionar el idioma, todos son miembros de nuestra iglesia y las clases son casi gratuitas, los alumnos pagan una cantidad simbólica

 

-       Así que tu eres el pastor y el profesor, ¿no?

 

-       Bueno no es así exactamente – dijo Dan – tenemos una organización rotatoria, yo normalmente realizo mis servicios en mi centro, pero de vez en cuando también voy a otros y en las clases de inglés es lo mismo, tenemos nueve centros en Madrid, donde damos clases y nos vamos relevando los pastores de la iglesia, eso es bueno porque así los alumnos no te cogen la medida, lo dicen así ustedes, ¿no?

 

-       Si, la medida o la matricula, - dijo Sacha sonriendo-

 

No hizo falta enseñarle las fotos de las victimas, el predicador Dan Murray había seguido, estremecido y profundamente preocupado el caso por los periódicos

 

-       Nosotros conocimos a Sheila y Curro, aquí en las clases y no en los servicios, yo al menos nos lo recuerdo de haberlos visto, eran dos jóvenes maravillosos. También conocíamos a Carmen Heredia, la primera de las victimas, ella era más asidua al templo y a veces iba a las clases del otro templo cercano de Atocha.

-       Carmen Heredia necesitaba, según. nos dijo, el inglés para vender ropa en la tienda donde trabajaba y era una alumna rápida como pocos, los otros profesores y yo mismo teníamos un gran concepto de ella.

 

En el caso de Curro, había tenido más relación con nosotros por su problemática personal, así lo llamó Dan, con su familia y su etnia, le acercó más a el. 

 

-       Yo le entendí siempre, su constante frustración con su familia, por su sexualidad y tanto yo como mi pareja, que también da clases y es pastor, Steve, hablamos mucho con él. Ha sido terrible para nosotros, comprendiendo el dolor inigualable de sus familias, claro.

 

-       Nos puede dar la lista con los nombres y su lugar de residencia de todos los profesores, es para una simple verificación – preguntó Miren –

 

-       Por. mi parte no hay problema, pero permítame que se lo comente a nuestro abogado, si no le importa – se excusó Dan 

 

Charo Vega, no asistía a clases de inglés y más bien poco o nada a los servicios religiosos. Seguía siendo la china en el zapato que hacia cojear todo el caso.

 

Cuando peguntaron a la madre de Nati Monje, si esta asistía a clase de inglés, les indicó que no, pero si su hijo pequeño que acudía algunas veces a las clases y en ocasiones Nati pasaba a recogerlo, cerca de Atocha, en la calle Santa María de la Cabeza.

 

Pepe Ruiz, interrogó al hermano pequeño de Nati Monje, y no sacó gran cosa, tan solo que su hermana se había presentado ella misma a algún profesor para ofrecerles la venta de algunos de sus productos, móviles, relojes, anillos, etc, entregándoles una tarjea.

 

-       ¿recuerdas a que profesor? 

 

-       No se, a todos, a mí me daba un poco de corte mi hermana cuando hacia estas cosas – contestó el joven –

 

-       Pero te acordaras de alguno, ¿no?

 

-       No sé, Steve, Tim, Dam, casi todos, o mas bien creo que a todos se las dio – sentencio el hermano de Nati-.

 

-       Resumiendo -dijo Sacha – además de la coincidencia de raza y religión, el resto, menos Charo Vega o iban a clase de ingles (Carmen Heredia, Sheila Carmona y Curro Malla) o tenían alguna relación. ( Nati Monje Cortes, su hermano pequeño si iba a esas clases). Nos descuadra en el tema del inglés, Charo Vega, bueno en realidad la pobre Charo nos descuadra en casi todo, era la única que tenia coche propio y no tiene relación con los centros evangélicos de la zona centro de Madrid.

 

A las pocas horas, recibieron la lista de los profesores y pastores que tenían alguna relación con las clases de inglés.

 

-       ¿Hay algún nombre que os suene de algo?,- preguntó Sacha _

 

-       No, ninguno.

 

-       Hay que visitar el centro del Paseo de Yeserías y conocer a los otros pastores, por cierto Miren, ¿te vistes con el camarero irlandés de la discoteca? , -pregunto Sacha-

 

-       No, hable por teléfono, pero no le visto, -contesto Miren –

 

-       Pues vete a verle ya mismo. Porque aquel también era profesor de ingles, ya sabes mi recelo a todo lo que sea una feliz coincidencia en estos casos.

 

Aquella noche Dan Murray, en la pequeña sala de la vivienda anexa al templo del Paseo de Yeserías, comenta durante la cena con Steve y Tim, la conversación que ha mantenido con los guardias civiles. Dan muestra su preocupación, sus dos compañeros guardan silencio y la cena termina sin que nadie volviera a pronunciar palabra alguna.

 

 

Miren que sabe que ya lo tenia que haber hecho hace días, siguiendo las instrucciones de Sacha, se pone en contacto con Jonas Davis.

 

Los intentos de Miren, se estrellan repetidamente contra un terminal apagado o fuera de cobertura.

 

Al día siguiente, y tras varios intentos de hablar con el irlandés, Miren recurre a Fini Valverde.  La relación de amistad y compadreo en la bici o de camarero que tiene con Jonas Davies podía ayudarla a su localización. Fini le contesta al segundo tono de su llamada.

 

-       Hacía ya un par de semanas que Jonas estaba missing, pero ayer a primera hora, me dio un toque, y me dijo que su padre las había espichado de repente y que se las piraba para el entierro y todo el mogollón, claro. – dijo Fini –

 

-       Vaya, que casualidad.

 

-       Estaba muy tocado, me dijo, además, tras la muerte de su viejo, se tendría que pensar regresar a España, porque su vieja se quedaba sola, no es muy mayor pero esta pocha de salud – continuo Fini – y ya esta, bueno, quedamos en seguir en contacto y punto y final.

 

-       Es en Irlanda donde vivía su familia, ¿no?

 

-       Si, el siempre me ha hablado de Irlanda, aunque no sé la ciudad – terminó Fini-

 

-       Pero su teléfono esta desconectado – dijo Miren,  y vuelve a llamar al numero de Jonas, sin éxito-, si te llama avísame de inmediato.

 

Fini Valverde ha estado a punto de decirle que los lugares donde se han ido localizando los cuerpos de la victimas, según el periódico, son caminos muy transitados, sobre todo por ciclistas, como el y Jonas Davis, pero ha sentido un cierto vértigo, hay algo en su interior que no le deja tranquilo, pero aun no sabe lo que es.

 

¡Maldita sea!, - pensó Miren - he dejado que este tipo se haya ido sin poder verlo en persona, joder a ver como se lo digo ahora Sacha.

 

Pero se lo tenia que decir y se lo dijo, y Sacha, no levanto la voz, en realidad no dijo nada, solo bajo la cabeza y se quedo con la cabeza apoyada sobre su mesa varios segundos.

 

-       Mierda, mierda y mierda, - dijo Sacha_ 

 

Una parte del equipo, se puso a buscar desesperadamente todo lo que pudieran averiguar sobre Jonas Davies.

 

 

 

XVIII

 

 

Las muchas horas de avión solo sirvieron para acumular cansancio y un rancio rencor que le tenia atrapado y exhausto.  Ni el ligero duermevela fue capaz de aminorar la creación en su organismo de aquel odio que se estaba reafirmando como el eje central de su vida. 

 

Méjico no había sido una buena idea, la podredumbre carcomía una sociedad diezmada, encogida y sumisa ante el imperio del mal que se extendía como una gran mancha de aceite por toda la sociedad, impregnándolo todo. ¿que hubiera pensado el predicador Reginald Davis?, si hubiera vivido en aquel falso apacible rincón donde bajo esa fútil apariencia el imperio del delito era un verdadero torrente, lleno de fuerza y vigor que todo lo arrastraba, sin miramiento y clemencia alguna.

 

El predicador siempre hablaba en sus sermones de la necesidad de sumar soldados en el ejercito de Cristo contra las poderosas fuerzas del pecado, ¿donde estaba aquel ejercito, aquellos soldados que el no acertaba a vislumbrar por ninguna parte?

 

La fe que le mostró el predicador como verdadera, propia y única heredera de la palabra de Cristo, no contemplaba la ambigüedad o el perdón a cambio de ayuda o bienes originados por el bando del pecado, al contrario, era fuerza, combate y fe para extirparlo de continuo hasta su exterminio, definitivo.

 

En aquella bruma en la que viajo largas horas, solo tuvo un único pensamiento egoísta, personal y el sabía que debía ser efímero, echaba de menos a aquella mujer a la que aun amaba tan sinceramente, a Delina Juárez.

 

La llegada a Barcelona, y al templo de la Iglesia de Filadelfia del Templo de la Mina, fue un verdadero jarro de agua fría. Los dos pastores que atendían el templo, vivían en la comodidad y en la falsa creencia que solo con los actos litúrgicos la palabra de Cristo se impondría a todos sus enemigos.

 

Sin tiempo ni para asentarse en el lugar, los malditos viejos conocidos aparecieron ante él sin el menor recato, a cara descubierta; el trafico de drogas, alcoholismo, prostitución, el juego y la pobreza espiritual y material le rodearon y le oprimieron con una fuerza demoledora. Aquel desamparo que sus ojos veían a cada paso, tras cada esquina, le instaba irremediablemente a tomar sus propias decisiones: Rendición o fe en Cristo, no cabía otro dilema.

 

Sus primeros pasos le guiaron en la búsqueda de la conciencia de los feligreses, logrando influir en los sermones que prácticamente salían de su dopada pluma, que de forma paulatina y visible logró que el mensaje fuera calando y pareció que un cierto movimiento de conciencia en la comunidad, podía rescatarla de su cómodo letargo.

 

Buscó entre los más jóvenes y la idea de ofrecer clases de inglés gratuitas a cambio de intentar acercarlos a la palabra de Cristo a aquella juventud tan perdida entre la tiniebla del dinero y la evasión, fue un aliciente que duró hasta que la impúdica verdad de aquella sociedad se rebeló contra él.

 

Solo las escapadas por los caminos y senderos que en muchos casos son bellísimos balcones que se asoman al azul interminable del mar mediterráneo, recorridos con la vieja bicicleta prestada, fueron un alivio a tanta carga moral y tensión personal.

 

 

Y entonces decidió que solo el escarmiento a quienes acudían a los oficios enjoyados, sonrientes y mostrando impúdicamente a la comunidad el peor ejemplo posible; el pecado reluce y el templo nos perdona, podía redimirle en su obligación como soldado del ejército de Cristo.

 

Empezó a idear un plan, era evidente que el enfrentamiento directo con los poderosos señores del narcotráfico y la delincuencia llevaba aparejada una inmolación absurda y sin efectividad real, y enseguida su cerebro empezó a buscar otras posibilidades que causaran dolor y un shock a aquellos afianzados personajes del mal.

 

Meses después, horrorizado no pudo entender como nadie se preguntaba por el por que, de aquellos cuerpos sacrificados por Cristo, aquellas jóvenes que le ofrecieron su vida para redimir a los suyos y hacer el llamamiento definitivo a la vida en Cristo y a la renuncia al diablo.  Ellos, los que vociferaban su dolor ante el cadáver del ser querido, seguían sin entender nada, continuaban sembrando la muerte con sus venenos, y sin embargo, se atrevían a clamar justicia, que triste paradoja. 

 

A ellos y a los infieles solo les preocupaba; ¿Quién había entregado a Cristo a aquellas jóvenes? 

 

No habían comprendido nada.

 

Entonces decidió guardar entre sus ropas el pasaporte de la otra identidad, la que fue nueva al llegar a Méjico, que había rescatado y utilizado después de llegar a su último destino Barcelona, y escapar de nuevo.

 

Allí no podía continuar, se ahogaba y el peligro era una sombra cada día cercana y amenazadora.

 

 

XIX

 

 

Cuca García de Lis, fue rica varias veces, soltera siempre y la mejor galerista de arte contemporáneo del país.

 

Inteligente, culta, hedonista, sofisticada, caprichosa, viajera, elegante y en sus últimos años, torpe e incauta, lo cual, la había puesto con un pie en la indigencia. 

 

Ni tan siquiera con la venta del maravilloso ático con vistas al parque de el Retiro, una monada portada en varias revistas de decoración, ha sido capaz de brujulear hacia la línea de salvación y salir a flote de la espantosa y tan vulgar ruina donde anda metida y perdida.

 

Casi setenta maravillosos y magníficamente bien llevados años, su estilazo y sobre todo sus conocimientos y experiencias, le valieron para que la familia Amaya, los anticuarios más afamados y potentes del todo Madrid con su castillo encantando de valiosos cachivaches y joyas del pasado en el mismísimo corazón del Rastro, la hayan rescatado a última hora con un trato, que para ser ellos los ofertantes, no deja de ser muy generoso.

 

 Cuca, es su mejor arma convincente y punta de lanza y llave maestra de entrada ante esas casas nobles de otra época que ya con varias generaciones descojonando el legado inicial, habitualmente de gran valor y profundidad artística, se ven en la necesidad y obligación de buscar efectivo o cash, que queda menos innoble, liquidando cuadros, arcones, jarrones y utensilios de plata y oro.

 

Además, Cuca, se ha visto en la obligación, no había más alternativas ni más cascaras, de vivir de prestado en un pequeño estudio en la calle Gasómetro, donde en vez de recrearse a diario ante la cambiante paleta de colores de la compacta arboleda del parque del Buen Retiro madrileño, ahora se maldice, mirando desde su ventana a la gran chimenea de ladrillo del antiguo campo del gas, a los pies del viejo Rastro de Madrid.

 

Colindante a su minúsculo estudio en préstamo, vive la abuela de los Amaya que pasa sus últimos años y en el mejor de los casos meses de vida, llena de dolores y tormentosos amagos de todo su ser, en un apartamento más espacioso y con las ventanas al mediodía, ella no tiene que ver el amenazante chimeneón desde su butacón, joya de la sillería, donde dicen, le gustaba sentarse a la mismísima reina Mercedes, cosas de anticuario. 

 

Nadie de la familia Amaya, fue tan insensato de pedirle a Cuca que velase y mucho menos se encargase del cuido de Doña Juana, la matriarca Amaya, pero tampoco puede, y ella lo sabe muy bien, pasar por la puerta sin preguntar e interesarse por la anciana, que en sus menos malos momentos es una mujer guasona y buena conversadora.

 

Y en una de estas pasadas por la casa de Doña Juana, conoció a un joven norteamericano rubio y de unos ojos azules que la desafiaron desde el primer momento, prometiéndose así misma que aquella moderna joya física debía engrosar a su ya extensa colección de amantes, ahora tan hueca y vacía como su cuenta corriente y su crédito.

 

Tim O’Grady, llegó a Madrid en busca de otra oportunidad y para ello se encomendó a compartir casa, vida y obra religiosa con dos pastores de la iglesia evangelista de Madrid, norteamericanos, gays y pareja de hecho; Dan y Steve.

 

Al margen de algún reparo, producto de su rebautización moral y religiosa que imprimió en Tim a fuego el predicador Reginald Davis sobre la homosexualidad, la bienvenida y las facilidades para incorporar a Tim a sus quehaceres como congregación fueron todo un balón de oxígeno para la atormentada conciencia del joven de Kentucky.

 

El templo del Paseo de Yeserías, con un pequeño apartamento adosado, donde residía la pareja y el nuevo miembro del equipo pastoral, no suponía suficiente  tarea para los tres, por lo que la idea que les expuso Tim O’Grady sobre facilitar el acceso al idioma inglés a los jóvenes feligreses y atender a las personas mayores que precisasen de consuelo y atención, además de “escribir” para los diferentes pastores sus ya reputados sermones, fue completamente aceptada de buen grado por la pareja titular del templo.

 

La reputación de Tim entre los diferentes templos que pretenden cubrir las necesidades espirituales de los fieles de Madrid creció como las mentiras en Twitter o como el numero de influencers por metro cuadrado cada día. 

 

Las clases de inglés, en pequeños grupos, se propagaron por los diferentes templos hasta el punto que sus dos compañeros Steve y Dan, tuvieron que ayudarle en algunos momentos, asumiendo horarios concretos en diversas zonas de Madrid. El trato con los jóvenes se difundió y se extendió para cubrir la creciente necesidad de compañía de muchos ancianos enfermos y solos que en muchos casos precisaban de cuidados de enfermería. Aquella generosa dedicación fue la comidilla de la comunidad de fieles y se comenzó a considerar  a Tim O’Gray un regalo divino y además americano.

 

Tim, pronto salió del bucle de sus propios y temibles pensamientos, obsesivos y llenos de ira y odio, y experimentó un notable alivio que cambió su percepción de algunas cosas hasta llegó a creer que había recalado en un oasis donde todo lo vivido con anterioridad, quedaba muy atrás en su memoria. 

La buena suerte, le llevó a pinchar una rueda en plena subida al cerro Garabitas en la casa de campo de Madrid, donde fue socorrido por aquel tipo pequeño y delgado, que disparaba palabras, muchas no recogidas en el diccionario ni en los libros que Tim devoraba a cada instante libre, se llama Fini Valverde. 

 

Aquel tipo podría abrirle otras ventanas de donde reconocer, o al menos observar, la realidad de un nuevo lugar tan distinto como distante de sus orígenes. La primera conversación con Fini, le facilitaron nuevas ideas para disponer, al menos de algo de dinero para si mismo y montar en bici, algo que le había gustado desde bien pequeño.

 

Y decidió que para ensanchar un mundo al margen de su dia a dia, respirar mejor y sentirse mas libre, con su nuevo amigo, no debía compartir ni su verdadera identidad ni su vida real.

 

XX

 

 

La reunión del equipo de la UCO con el comisario de los Mossos de escuadra, Miquel Castells, sirvió para descubrir un único nexo en común de los asesinatos de Barcelona, con los que estaban ocurriendo en Madrid, al margen de las calcadas formas y modus operandi, la existencia de una persona relacionada, un tipo llamado Jonas Davis.

 

Un mismo nombre y dos roles muy diferentes.

El incipiente pastor evangélico llegado al barrio de La Mina en Barcelona, aparece en Madrid como un profesor de ingles, ciclista amateur y camarero ocasional.

 

La posible relación o contacto con las victimas de Barcelona, era alta, todas acudían al centro donde Jonas vivía y al menos dos de ellas, tuvieron relación personal con él. Pero en el caso de Madrid, la única victima que en un principio conoció es Charo Vega, por lo menos en la discoteca Opium donde la atendió como camarero.

 

En ambos sitios desaparece por el mismo motivo, la muerte de su padre en Irlanda.

 

-       El padre debió ser un tipo duro de pelar, para tener que morirse dos veces, - comentó Sacha, mirando a los ojos a su investigadora Miren Camacho-, quien empezaba a transpirar pese a la no demasiada alta temperatura de la sala.

 

Jonas Davis se convirtió en el hombre invisible que nadie era capaz de conocer o situar en ningún lugar y lo más curioso, no existía ni una sola fotografía.

 

-       La verdad es que nunca nos hicimos ninguna foto – afirmo Fini, a preguntas de Miren Camacho-.

 

Pero sin en cambio las descripciones parecían hablar de una misma persona, había que proceder de inmediato a elaborar dos retratos robot, cada uno realizado con las personas que tuvieron contacto con el desaparecido tanto en Barcelona como en Madrid.

 

-       Miren, háblanos del teléfono móvil de Jonas Davis– dijo Sacha

 

-       Hemos rastreado el teléfono móvil de Jonas, es el mismo numero con el que yo hablé con él, creyéndole en Irlanda, y cuya conversación grabamos. El teléfono se inició en una línea operativa en Méjico, al venir a España, la compañía española que opera en los dos países le asignó un numero español para utilizar en el mismo terminal, y lo más sorpréndete es que el pago del teléfono se ha realizado todo este tiempo en una cuenta corriente en Méjico, a nombre de una mujer llamada Delina Juárez.

 

-       Hemos hablado con esta mujer, pero nos ha costado mucho sacarle información – intervino esta vez Pepe Ruiz – al parecer ella y Jonas mantuvieron una relación mientras que este vivió en Culiacán, donde el marido de Delina es el Gobernador del Estado de Sinaloa.

 

La información obtenida a través de la conversación con Delina, sitúa a Jonas en el círculo de la Iglesia Evangélica que el pastor Ramón Salvador dirige en aquella ciudad.

 

Es Ramón Salvador quien facilita la información de la salida precipitada del país y confirma que es él quien recomienda a Jonas Davis al centro evangélico de La Mina en Barcelona. 

 

-       Jonas, se las pira a toda hostia, porque el marido se entera de la cornamenta, pero a pesar de eso, han seguido el contacto telefónico, es más, Delina está segura que Jonas volvería algún día, aunque para ella Jonas está en Estados Unidos, porque este tipo no es irlandés es estadounidense.

 

-       El amigo ciclista de Jonas, Fini, solo tenía este teléfono – sigue el relato Miren Camacho – . La información que nos ha pasado la compañía telefónica nos deja un panorama desolador, el teléfono de Jonas tiene muy pocos números a los que llama o recibe llamadas, muchos de ellos conocidos por nosotros, excepto algunos teléfonos con llamadas antiguas, de más de dos años, casi todos a terminales mejicanas, excepto las realizadas a a Delina Juárez, a quien llamaba casi a diario.

 

-       Solo hay dos excepciones, tiene varias llamadas, casi todas entrantes, de dos de la victimas encontradas en los alrededores de Barcelona, aunque todas se producen varias semanas antes de las respectivas muertes de las jóvenes.

 

-       Esa mujer Delina, - pregunta el comisario Castells – tampoco tiene foto alguna o información biográfica.

 

 

Sacha Ortiz, levanta su mano derecha y comenta.

 

-       No hay foto por ningún parte, y ahora lo que tratamos de averiguar con la policía de Estados Unidos, es intentar ver si con la identificación de Jonas Davis, sin más datos, aparece algo revelador o sospechoso, pero esto nos puede llevar días y probablemente no nos ayude a saber quien demonios es este tipo.

 

-       Otro punto – prosigue - que trataremos de confirmar de inmediato, es si Jonas Davis, conocía todos los lugares, me refiero a los caminos rurales donde se encontraron los cuerpos. Tanto en Barcelona como en Madrid, el utilizó la bici para hacer deporte por esas zonas, en el caso de Madrid, el propio Fini, el camarero ciclista, nos dio una pista que tampoco supimos ver, ellos hacían recorridos con sus bicicletas de montaña de forma habitual.

 

Finalizada la reunión, Miren Camacho, como se temía, recibió el contundente rapapolvo de un capitán Pérez totalmente desatado, en su mejor versión colérica. Su gran error, y Miren así lo reconoció, fue no concertar la reunión prevista con Jonas Davis, que hubiera desatado todos los nudos que el caso presentaba y no preguntar a Fini por el conocimiento de esos lugares.

 

Como era de prever, Fini Valverde, confirmó que todos los lugares donde aparecían el doloroso mapa de los cadáveres encontrados, él los conocía y no tenía ninguna duda de haber pasado por ellos en compañía de Jonas.

 

-       Son sitios trillados, es como para un runner los circuitos de la casa de campo, se lo conoce hasta el tato.

 

Miren Camacho, estuvo durante quince minutos a punto de ser suspendida de empleo y sueldo, la frase del capitán Pérez– te voy a abrir un expediente que te vas a cagar – o su repentina preocupación testicular y cerebral, - ¿dónde cojones tienes la cabeza? Solo la contundente defensa de Sacha y su arrojo al encararse con aquel energúmeno, fue clave en la salvación de Miren, quien necesitaba más que nunca consuelo. Además de llorar cosa que hizo durante varios minutos encerrada en el baño.

 

Paco Luque, no estaba en su mejor momento aquella mañana, una mala noche y no por culpa de la almohada precisamente. Después de casi dos semanas limpio, ni una raya de coca y sin tocar un naipe, las únicas cartas que pasaron por su mano fueron las del pobretón restaurante de la esquina, recibió una invitación que le hizo trastabillarse y caer de nuevo en sus miserias y palmar en una mala noche casi veinticinco mil euros, suma irreal en la cuenta y vida de aquel atribulado policía.

 

Lo que Paco Luque, desconocía por completo, es que la perversa invitación y el crédito abierto sin límites, fue a iniciativa de Joselito Vega (abuelo de Charo Vega), quien esperaba que Paco hiciera lo que mejor sabe hacer, perder y así tenerlo a su servicio y disponible veinticuatro horas.

 

Miren Camacho cuando entro en el apartamento, ni se fijó en el semblante demacrado y desencajado de un sorprendido Paco Luque, bastante tenía ella con lo suyo. Desolada, aturdida y con una conciencia que le pellizcaba a cada palabra, desembuchó toda la movida con el capitán Pérez y sin necesidad de la más mínima incitación por parte de Paco, “canto la Traviata” al detalle, sin dejarse ni una coma si quiera y todo el relato de sus cagadas en el caso y del maldito y misterioso Jonas Davis llegó con interesada nitidez a los oídos de Paco Luque.

 

Paco Luque sintió pena, pero un enorme alivio le reconfortó su maltrecha alma y casi sin tiempo para cerrar la puerta cuando despidió con un tierno beso a Miren Camacho, hizo una llamada y se prometió que sería la última vez, ¡ya está bien Paco!, se dijo a sí mismo.

 

XXI

 

 

Cuando Joselito Vega, detalla las características del desaparecido Jonas Davis y la confirmación por parte de su amigo el ciclista Fini Valverde que el desaparecido Jonas Davis, conocía todos y cada uno de los lugares donde han aparecido las victimas, no hace sino confirmar a RIP, la teoría que baraja desde hace unas fechas.

 

-       El tipo rubio esta mosca Joselito, además de dejarse barba y ponerse gafas de ver, aunque yo creo que son de pega, cuando sale de casa o va alguna parte mira y remira para todos los lados, se va partir el cuello el muy cabrón, este tío tiene miedo, pero mucho, te lo digo yo y lleva casi dos semanas sin coger la bici.

 

-       Yo no soy bofia, pero me juego a lo que quieras que este tipo tiene doble identidad y una de ellas es el Jonas ese de los cojones.

 

-       Otra cosa que te tenia que comentar – prosigue RIP - es que este tío visita a alguien y me huelo que es una madura elegantona y con clase, que vive en un edificio en la calle Gasómetro, donde pasa mucho rato y noches enteras, por cierto, en ese mismo portal he visto entrar a uno de los Amaya.

 

-       No jodas – le contesta Joselito Vega, y cuelga rápidamente –

 

Sacha Ortiz tiene un cabreo contra si misma imparable y sabe que ha cometido un fatal error en dejar mucho caso a Miren Camacho, demasiado nueva para esto y tomar decisiones autónomamente y eso le corresponde a ella.

 

Localiza a Miren, que cuando aparece aún no tiene los ojos en su mejor estado y juntas con Pepe Ruiz, que por primera vez ni casi habla y se dirigen al Paseo de Yeserías.

 

Cuando llaman a la puerta del apartamento anexo al salón de la iglesia evangélica, solo están los dos pastores Dan y Esteve, Sacha percibe de inmediato en ellos un palpable agarrotamiento, tensos, torpes y claramente a la defensiva les reciben y empiezan a responder a las preguntas de los investigadores.

 

No han oído hablar en su vida de Jonas Davis.

 

-       Donde esta el otro pastor, Tim, se llama ¿no?, pregunta Sacha.

 

La pregunta va dirigida a Dan, pero la mirada de Steve hacia su compañera y pareja, es pura preocupación, Sacha no tiene claro si lo que la mirada quiere decir es; no digas nada o todo lo contrario; díselo todo y vomita de una santa vez.

 

Dan, mira brevemente a Steve y contesta:

 

-       No lo sé, ha cancelado las clases de tarde de hoy, la verdad es que lleva unos días con una actitud un poco preocupante, hay muchas visitas que venia realizando, una magnifica labor, a ancianos y clases que ha dejado de hacer y eso es muy llamativo en alguien que se ha entregado al completo en el tiempo que lleva con nosotros.

 

-       También le esta costando más de lo habitual escribir los sermones, Tim escribe muy bien y es una fuente de inspiración para nosotros, aunque últimamente estaba radicalizando mucho su mensaje – remacha Steve, que ha intervenido por sorpresa –

 

-       ¿Desde cuando esta Tim aquí, con ustedes?

 

-       Desde el verano pasado, bueno a finales de verano – contesta Dan-

 

-       ¿de donde venia?

 

-       Llegó directamente desde Irlanda, aunque el es de origen estadounidense, como nosotros. El siempre nos ha relatado su vida de joven en Tejas, creo que nació en San Antonio, de padres irlandeses.

 

Pepe Ruiz iba a decir algo a Sacha, pero esta le pidió un momento, entre otras cosas porque sabia exactamente lo que el agente le iba decir, la fecha de aparición de Tim en Madrid, coincide con la desaparición de Jonas Davis de Barcelona. 

 

Miren también entendió rápidamente aquello.

 

-       ¿Saben ustedes donde esta ahora mismo Tim?

 

-       No, quizás pueda estar en alguna visita de las que sigue haciendo, Paqui Heredia, Doña Juana o Betty, pero no le sabría decir.

 

-       ¿Como se maneja en la ciudad, con las clases de inglés las visitas a personas mayores etc.?

 

-       Nosotros tenemos un viejo land rover que en raras ocasiones ha utilizado, - momento que Steve interrumpe a Dan -; excepto en un par de mudanzas que ayudo a una familia que vive cerca de aquí.

 

Sacha pidió el numero de teléfono de Tim O’Grady, mientras la teniente marcaba el numero, Pepe Ruiz salía y se ponía en contacto con la central, el departamento de comunicaciones y tecnología podía localizar el numero y eso era importante para asegurar la localización de aquel sujeto.

 

Pero Tim O’Grady no atiende la llamada.

 

-       Jefa, están intentado situar el teléfono – le dice Pepe Ruiz – cuando salen de la vivienda.

 

-       Insistiré de nuevo – contesta Sacha– tu Miren, quédate aquí, esperando a ver si aparece es tipo y cuando lo haga me llamas y si se te resiste lo detienes y lo llevas al centro.

 

 

Tim se viste después de ir al baño, esa llamada que no ha atendido le ha dado mala espina y además cada día le cuesta más atender a los continuos deseos de Cuca García de Lis, quien a medio tapar en la estrecha cama, le pide se quede a cenar.

 

-       Podemos pedir cualquier cosa, pichón – y luego te quedas otro ratito con tu mami, que tanto te quiere – le dice Cuca con voz melosa y pretendidamente insinuante-

 

Pero Tim, prefiere volver a la casa de la iglesia, si puede esta noche quería seguir buscando algún nuevo escrito que relaje el discurso vehemente sobre la persecución del pecado como eje central, y sobre todo de las repercusiones humanas y espirituales tiene para los miembros de la iglesia. Esto ultimo sublevó a los dos pastores que no entendían utilizar el dolor de las victimas con este tono, aquello era un “el que la hace lo paga”. De todas formas, ya habían surgido desacuerdos en el tono excesivamente vehemente, según le dijeron ambos, de sus últimos escrito.

 

Otra de las cosas que le ronda la cabeza, es tener planeada y estudiada una salida del país, la cuestión es donde y con que dinero.

 

Cuando salió a la calle, Tim ni vio ni se fijo en aquel tipo que desde el escaparate de la pizzería de la esquina le siguió con la mirada, pero esa vez no fue tras él, esperaba a alguien.

 

RIP, hizo una nueva llamada a su único número.

 

Miren Camacho, era tensión al máximo, el cuello y la espalda a punto de partirse, tiraban de ella al mundo del dolor y la incomodidad. Casi intuyó la figura que se le acercaba por la acera. El espejo retrovisor le devolvía la imagen de un hombre alto, corpulento sin exageraciones, que se acercaba con una mochila colgada, gorra deportiva oscura y parecía que utilizaba gafas y una rala barba casi transparente.

 

Cuando paso por su lado y cruzo en dirección a la casa anexa al templo evangelista, salió; ¿Tim O’Grady?

 

Tim se detuvo.

 

Diez minutos después Sacha Ortiz y su equipo hicieron un primer interrogatorio a Tim, quien no dejo entrever duda alguna o temor y si acaso una cierta sorpresa por el desembarco policial en el pequeño salón de la rectoría.

 

Solo hubo un ligero titubeo cuando le preguntaron si conocía a una persona llamada Fini Valverde, dijo que no, pero ni el tono de su voz y un ligero enrojecimiento de su pálida piel en su rostro lo delataron.

 

Pero Miren, se maldecía a cada palabra que pronunciaba aquel hombre, aquella voz, aquella voz era la misma, lo sabia estaba segura.

 

La misma voz que escucho en la conversación telefónica que tuvo con Jonas Davis.

 

XXII

 

 

RIP, ve llegar a Manolo Amaya a paso apresurado, el anticuario viene solo, se saludan y caminan sin decirse nada hasta el portal de la casa de Doña Juana, su madre, en la calle Gasómetro de Madrid.

 

Cuando entran en el apartamento de Doña Juana, esta está cómodamente instalada en el famoso sillón, presuntamente isabelino, afortunadamente la anciana esta en uno de aquellos atardeceres donde su lucidez es limpia y plena. 

Se saludan y mientras que Manolo Amaya se preocupa por el estado de su madre, RIP hace una inspección del apartamento, amueblado sin grandes pretensiones, donde destaca una gran cruz debajo de la cual, hay pequeños cirios rojos y blancos que han debido estar encendidos no hace mucho, porque un vago olor a cera aún se percibe en la estancia.

 

A la derecha varias fotos, recuerdos y un pequeño altarcito llama la atención de RIP, un portarretrato de bronce dorado, tiene a cada lado dos jarrones que lo custodian, en cada uno de ellos surge un pequeño ramillete de flores sintéticas de gran profusión de colores. Cuando RIP se fija en la persona de la foto, descubre y eso le hace estremecerse a una joven mujer, de cara redondita, ojos negros, grandes expresivos y una sonrisa de dientes blancos perfectos, el sabe muy bien quien es aquella joven. 

 

Se llamaba Charo Vega.

 

Sacha Ortiz, sale de la casa en el Paseo de Yeserías, con paso decidido, antes de llegar al coche se vuelve y mira a sus dos agentes, Pepe Ruiz y Miren Camacho.

 

-       Este es nuestro hombre, - dice Sacha con el pasaporte de Tim O’Grady e la mano- pero de momento no tenemos nada, me cago en la leche, estoy segura.

 

-       Vaya careto que se la quedado al pavo – dice jocosamente Pepe Ruiz- cuando le has dicho, me dejas el pasaporte ¿verdad?, porque seguro que no lo necesitaras para nada en unos días, ya sabes comprobaciones rutinarias.

 

-       Blanco como la lecha y mira que ya es blanquito, excepto al nombrarle al tal Fini Valverde, le ha cambiado la cara al muy cabrón– remacha Sacha-

 

-       Jefa – dice Miren – es la misma voz, estoy segura, debemos intentar hacerle una llamada, grabar la conversación y compararla con la que tenemos grabada, quizás no sea lo más destacable, pero estoy absolutamente segura.

 

-       Mañana lo hacemos, le llamas tu Pepe, invéntate algo, que eso te da de perlas – le confirma Miren – y comprobamos las voces en el laboratorio.

 

Cuando el teléfono de Sacha suena;

 

-       Dime Jefe, contesta

 

 Tanto Pepe Ruiz como Miren Camacho, oyen nítidamente el tronar de la impetuosa voz del capitán Pérez que chilla con su habitual ímpetu y entienden algunas de sus palabras; “americanos” “teléfono” y una sarta rica, variada y contundente de todas las palabras malsonantes del diccionario español.

 

-       Volvemos a la central, dice Sacha, y sale disparada al coche-. Miren, tu queda hasta que llegue el equipo de vigilancia, quiero saber hasta las veces que respira este tipo.

 

-       Y mientras trata de localizar a Fini Valverde, mañana tiene que estar disponible para hacer un reconocimiento visual de este tipo y decirnos si es la misma cara con dos nombres o no. Hay que prepararlo todo para mañana por la mañana, que esta vez, no se te olvide.

 

-       Descuida jefa.

 

Cuando llegan a la central, el capitán Pérez les espera.

 

Según la interpol de Estados Unidos, no hay ningún Jonas Davis, nacido en un intervalo de 30 o 40 años atrás que tengan algún tipo de información en los servicios policías de todo el país. Solamente han constatado información sobre tres personas con ese mismo nombre, dos de ellos han muerto, están tratando de averiguar las causas de la muerte y un tercero es un miliar americano que está actualmente de maniobras en Alemania.

 

Uno de los agentes de la brigada en su minuciosa búsqueda y cruzando datos ha encontrado un teléfono que es coincidente al menos con tres de las víctimas, la chica y el chico alumnos de la academia de baile y de la vendedora de joyas, Nati Monje.

 

Sacha y Pepe Ruiz salen disparados a la sala contigua donde está el agente en cuestión, para su desilusión el número de teléfono que este les muestra no coincide con el número de Tim O’Grady.

 

Son casi las once de la noche y Sacha Ortiz marca en la sala de audios el número de teléfono, mientras Pepe Ruiz esta al habla con la compañía telefónica para que le facilite la máxima información posible y traten de localizar la situación geográfica del terminal.

 

El teléfono marcado esta apagado o fuera de cobertura.

 

El capitán Pérez ha localizado al juez de guardia y sale a toda velocidad en un coche con toda la parafernalia de luces y sonidos para solicitar ordenes de registro, seguimiento telefónico, y analizar el land rover de los pastores evangelistas.

 

XXIII

 

 

-       Era mi nieta – dice Doña Juana – al hombre que acompaña a su hijo que ha mirado largo rato la foto de Charito, así ha llamado siempre ella a su nieta Charo Vega Amaya.

 

-       A mi niña me la mataron – y las lagrimas se arremolinan en aquellos gastados ojos negros.

 

-       ¿Mamá ha estado aquí el pastor, ese hombre rubio esta tarde?, le pregunta su hijo.

 

-       No, estoy sorda y medio muerta pero mientras rezaba en silencio, los jadeos y risas de esa lagartona que vive al lado los he escuchado perfectamente, - contesta Doña Juana –

 

-       -¿pero ha venido otras veces, no?

 

-       Si, lleva varios meses haciéndolo, es atento y agradable, me ayudaba hasta con las cosas de la casa, la mediación y todo lo que le pedía, aunque ahora desde que esta con la lagartona, viene menos. Es natural, le debe hacer muy feliz.

 

Mientras Manolo Amaya le pone al día a RIP, quien es la lagartona a la que se refiere su madre, este fija su atención en la pequeña cómoda situada entre el sillón donde descansa a la anciana y la ventana. 

 

Una bandeja la preside con una gran jarra de agua y un vaso. La coqueta bandeja rebosa todo tipo de medicamentos, toallitas de bebe, varios frascos de alcohol de romero, vendas, tiritas y hasta un magnífico y moderno termómetro digital. La vista de RIP repara en una pequeña torre de tres cajas alargadas, de color blanco sin etiqueta ni marca alguna, pero donde alguien ha escrito a mano “Para dolores – Ripnotol”.

 

RIP recuerda haber oído a su patrón ese nombre, cree que es el medicamento con el que sedaron, según le dijo Joselito Vega, a su nieta y a las otras víctimas.

 

RIP señala las cajas y antes que Manolo Amaya pueda contestar, lo hace Doña Juana.

 

-       Para los dolores.

 

Manolo, se queda mirando atónito las cajas, jamás había reparado en ellas.

 

-       Solo puede ser un relajante que nos facilita un veterinario amigo, trabaja en el hipódromo de la Zarzuela, es que se nos moría de dolores la pobre y en la seguridad social como somos gitanos, pues ya sabes.

 

-       Te tengo que dejar, -dijo RIP - y sin despedirse de nadie salió, ya en la calle saco su móvil y llamó de nuevo al único teléfono registrado.

 

 

XXIV

 

 

Tim O’Grady se siente por primera vez acorralado, sin pretenderlo le viene a la memoria aquella mañana que en el fondo de la calle a pocos pasos de la rectoría de Culiacán, descubrió aquel amenazador coche que nada buen presagiaba y el temor se esparció por cada célula de su cuerpo, involuntariamente incontenible.

 

 

Las miradas de Dan y Steve, no dejaban error a duda alguna, aquellos dos tenían miedo, Tim creyó oír, y no se equivocaba, que cuando después de un tímido “buenas noches” se retiraron a descansar, echaron el cerrojo de seguridad de la puerta del dormitorio.

 

Solo podía hacer una cosa; esperar y mantenerse como decía el predicador, firme como una roca, pero debía buscar una alternativa urgentemente y empezó a cavilar, 

 

Cuando el relevo en la vigilancia llegó al Paseo de Yeserías, Miren quería volver a su casa y al menos ducharse, su móvil sonó varias veces y ella dudó en atender la llamada, pero al final aparcó en doble fila su coche y contesto.

 

-       Hola cariño, solo quería saber cómo estas – la voz de Paco Luque fue un bálsamo para el desastroso estado anímico en el que se encontraba Miren-

 

Miren explicó brevemente su estado y Paco le propuso una buena cena, con un vino especial y una noche de pasión para recuperarla de inmediato, pero Miren, le soltó una fresca; “no tengo el chichi pa’ruidos” y la propuesta quedo desestimada.

 

Le explicó los últimos acontecimientos y el avance de las pesquisas.

 

-       He estado casi una hora esperando a que llegara la patrulla de vigilancia, y me gustaría sacar una copia de la foto del pasaporte y a ver si localizo a Fini, el ciclista que salía por los caminos con el falso Jonas, le he llamado y no me lo ha cogido, no sé si ir a su domicilio, pero estoy muy cansada y a lo mejor tiro para casa a dormir un poco, lo necesito.

 

-       Claro que si, ahora ya le tenéis cielo, es cosa de horas, seguro que encontráis algo, ya lo veras. Queda aplazada la cita, para cuando tengas el chichi para otras cosas. Un beso enorme cariño – se despidió Paco Luque y colgó-

 

Miren esbozo una cansada sonrisa y se encamino, por una ciudad que empezaba a vaciarse por completo, a su casa para dormir unas horas, las ultimas cuarenta y ocho, casi las había pasado en blanco.

 

Paco Luque, volvió a hacer una llamada, se había comprometido a ello y aunque pueda parecer un sarcasmo; se jugaba mucho. 

 

El coche patrulla 254 de la policía nacional, parado a escasos metros de la puerta principal del Templo de la Nueva Iglesia de Cristo, en el Paseo de Yeserías de Madrid, llevaba allí en misión de vigilancia desde las 23.45 horas del día anterior. Miguel y José dos policías en su primer año en activo, habían comido algo y a eso de las 2 de la mañana decidieron turnarse para echar un sueñecito.

 

Unos minutos antes, una furgoneta había aparcado a escasos metros de ellos, un hombre bajó se dirigió con un andar cansado a un portal cercano y después de un ligero forcejeo, torpe o algo bebido se dijeron, abrió la pesada puerta, entró y se perdió en la profundidad del edificio.

 

A las 3.30 Miguel roncaba con ímpetu y decisión y su compañero José intentaba no desquiciarse con aquel soniquete insoportable, su última novia salió de su vida, además de no ser capaz de adaptarse a sus horarios, porque sencillamente en la cama solo valía para el sexo, porque dormir con ella era imposible.

 

De pronto, a cien metros del coche patrulla, aparecen dos individuos que se acercan a un coche aparcado y sin más preparativos, ni duda alguna, la emprenden a porrazos con él, saltan cristales, suena la alarma y para más inri, se quedan mirando al coche policial aparcado y para despedirse, se agarran los genitales, cada uno los suyos, se entiende, y salen como alma que se lleva el diablo.

 

-       Me cago en la puta de bastos – José pega un respingo y zarandea a su compañero Miguel –

 

Con agilidad felina, los dos individuos se suben a una moto y salen a toda velocidad, el coche patrulla arranca y los sigue con toda la artillería de luces y sonidos a tope. Trasmiten a la central lo ocurrido y abandonan la vigilancia tras aquella moto que se encamina hacia el centro de la ciudad.

 

Son las 03.25 horas.

 

Aun se dibujaba en las fachadas de los edificios el resplandor azul de las luces del coche de policía, cuando aquel hombre sale del portal, donde en la oscuridad había esperado pacientemente este momento. Se dirige a la casa anexa del centro evangelista y con sus dos pequeñas palancas consigue abrir la puerta sin la menor dificultad, se dirige a la habitación de la derecha, la que esta en frente del cuarto de baño. La vigilancia de estas semanas le ha permitido conocer la distribución de la vivienda por el resplandor de las luces que tantas veces ha visto apagarse y encenderse desde sus lugares de observación.

 

Al mismo tiempo, una de las hojas de la puerta trasera de la furgoneta aparcada al otro lado de la calle, de donde se bajó el hombre que ahora esta dentro de la casa, se abre, pero nadie baja, ni nadie sube, simplemente permanece abierta.

 

Tim O’Grady, siente en la frente la presión de algo duro y frio. Ha tardado mucho en dormirse, pensando y revisando sus escasa opciones de plan B y ahora no sabe lo que ocurre, pero la cara que a duras penas ve, iluminada por el reflejo de la luz del débil alumbrado de la calle, no la reconoce, pero si el gesto, que le pide silencio y la voz pausada, casi en un susurro.

 

-       Date la vuelta despacio y pon las manos atrás, estas detenido, te voy a esposar, un movimiento en falso y te reviento la cabeza.

 

Tim intenta decir algo, pero siente la presión del cañón más fuerte en su frente, y obedece.

 

En realidad, lo que le aprieta a Tim en la cabeza es el silenciador de una pistola calibre 38.

 

Esposado y con una buena tira de cinta americana en la boca, Tim O’Grady es empujado al fondo de una furgoneta blanca cuya puerta trasera permanecía abierta, esperándole.

 

Dentro, bocabajo es arrastrado hasta el fondo, donde ve unas piernas y el inicio de un palo de madera, que le parece podría ser de un bastón.

 

Empieza a comprender, que no ha sido detenido por la policía,

 

Alguien le pone varias bridas en las piernas, quedando completamente inmóvil.

 

La escasa luz en el interior de la furgoneta y el miedo, no le permiten distinguir nada más que bultos que no comprende, pero el hombre sentado cerca de él sujeta un fino y bello bastón entre sus piernas, enciende un cigarrillo, la llama del mechero da luz a aquel rostro y Tim al verlo, siente miedo, mucho miedo, y cree por un momento que es el mismísimo diablo.

 

-       Arranca y vámonos ya Rafael – le dice Joselito Vega a RIP-

 

Cuando Sacha Ortiz consigue creerse que el móvil está sonando, que es real, la última imagen de su sueño queda inmóvil, alguien le ha dado al stop, piensa y ve la cara de su padre en un parque de atracciones riendo a carcajada batiente, algo insólito e imposible en la vida real del gran conservero vasco. 

 

Se retuerce y a duras penas su cuerpo inicia el proceso de alargar la mano se le antoja cansado. El capitán Pérez masculla –“vamos coño, cógelo Sacha”-, esta apunto de desistir, pero por fin consigue escuchar la voz adormilada de la teniente Sacha Ortiz.

 

-       Tim O’Grady ha desaparecido, alguien ha provocado al coche patrulla que ha perseguido a dos tipos en moto que han destrozado un coche y mientras la caballería perseguía a los indios disfrazados de macarras el sospechoso se ha evaporado. Tim O’Grady está en paradero desconocido.

 

Después de las cagadas ya solo nos faltaba esto, piensa Sacha Ortiz

 

-       No, no, no joder ¡¡nooooo!!! chilla Sacha Ortiz, que agradece estar sola en aquel momento.

 

-       La otra mala noticia – prosigue el teniente Pérez – es que creemos que lo han secuestrado, los dos pastores americanos, han sentido como alguien entraba en la casa y luego pasos de salida, en pocos segundos un coche, posiblemente una furgoneta ha arrancado y ha salido a toda hostia. Estos dos angelitos estaban aterrorizados, temblando de miedo vamos, por lo que nos ha dicho la patrulla que ha llegado primero a la casa.

 

Sacha, empieza a pensar mientras se viste a toda velocidad, antes de salir de su casa y bajar al parking, localiza a Pepe Ruiz y le pide verifique si ya tiene información sobre el lugar donde está el teléfono móvil que coincidía en los terminales de algunas victimas y que el día anterior no estaba operativo. Y que proceda sin mayor dilación.

 

Cuando Sacha despierta a Miren Camacho, queda sorprendida con su reacción.

 

-       Jefa, por favor dame quince minutos, puede que yo sepa quien ha sido, pero necesito quince minutos, esta vez no la voy a cargar.

 

Y cuelga.

 

Son las 05.24 horas.

XXV

 

 

El correo electrónico recibido en la secretaria de la UCO, reenviado desde el centro de Interpol Madrid, había entrado a las 01.07 minutos hora española. Iba dirigido al coronel Carlos Pintado, el remitente la oficina de coordinación de Interpol U.S.A, desde su centro operativo en Filadelfia.

 

En ese escueto documento, se indica que uno de los fallecidos cuya identidad respondía al nombre de Jonas Davis, murió en el incendio de una cabaña situada en el condado de Bourbon (Kentucky) cuya investigación no pudo concluir si fue o no intencionado junto con dos personas más, una madre e hijo, cuyos nombres eran Mary y Chester O'Grady.

 

A raíz de este suceso, la policía del estado buscó, sin éxito, al hijo mayor de Mary O’Grady, Timothy O’Grady, como posible implicado a raíz de la denuncia interpuesta por un pastor evangelista del condado y hermano de uno de los fallecidos, cuyo nombre es Reginald Davis. 

 

Cuando Sacha Ortiz le explicó lo sucedido a Miren, en la primera persona que pensó fue Paco Luque. El Nissan volaba por las aún desiertas calles, apenas nueve minutos después, las insistentes llamadas al portero automático consiguieron que Miren subiera hasta el 3º B y esta vez no le hizo falta llamar a la puerta, su medio novio Paco Luque la esperaba.

 

Paco, sonrió levemente y abrió la puerta completamente para que Miran entrara, sin saber cómo el cañón de la pistola reglamentaria de Miren estaba contra su cabeza y la mano izquierda le apretaba el cuello, empujándole contra la pared del recibidor, mientras un certero taconazo cerraba la puerta de entrada a la vivienda de golpe.

 

-       No hables, pedazo de mierda – dijo Miren con una mirada enloquecida – y no se te ocurra moverte, o te juro por lo más sagrado que te mato aquí mismo.

 

Paco Luque, demudado, sin poder reaccionar, perdió por completo la incitativa y solo unos segundos después, entendió en lo que se había metido de patas hasta el mismísimo corvejón.

 

-       Dime a quien les has pasado la información del sospechoso de la iglesia evangélica y dime la puta verdad para variar, y no quiero saber uno solo de los motivos – Miren esperó brevemente una respuesta que no obtuvo –

 

El rodillazo en la entrepierna fue un pleno, premio para la señora, y infinito dolor para el caballero, que perdió hasta la respiración, desplomado en el suelo, solo escucho los rápidos pasos de Miren por su casa, cuando después de unos segundos abrió levemente los ojos, a pesar del tremendo dolor, esta llevaba su teléfono móvil en la mano.

 

-       Dime el pin o dime a quien avisaste después de hablar conmigo, ¡¡vamos dímelo o te mato aquí mismo!! – y y la culata de la pistola impactó contra el pómulo del indefenso cuerpo cuyas manos no podían separarse de su entrepierna, como si con eso aliviase aquel intento dolor –

 

Caído en el suelo, solo conseguía empeorar la situación, Hecho un ovillo, Paco Luque, aguanto hasta la patada numero diez de una Miren que estaba dispuesta a todo.

 

Desde el suelo levantando una mano y sin mirarla a los ojos, empezó a hablar y dijo un nombre.

 

La terapia de Miren, había funcionado.

 

-       Primitivo, el hermano de Joselito Vega. Yo tenia….

 

La tremenda patada de Miren no le dejó terminar la frase.

 

Miren salió sin cerrar la puerta, se guardo el teléfono de su nuevo exnoviete y preparó su móvil para que nada más salir del ascensor llamar a su jefa, a la teniente Sacha Ortiz.

 

Sacha escuchó sin decir una sola palabra el relato de Miren, en aquel momento su cabeza empezó a centrifugar la información, pegó un volantazo para cambiar de rumbo, puso las luces de policía y pensó que solo había dos opciones.

 

-       Miren, llama al capitán Pérez, dile que hay que rodear preventivamente toda la zona donde vive este clan, en Pitis y tu vete para allá después de lo que te voy a pedir, nadie puede entrar ni salir sin identificarse, hasta que dispongamos de la orden judicial para registrar aquel lugar.

 

-       Aunque quizás sea tarde para eso – sigue dando instrucciones Sacha – Tienes que localizar a Fini, como sea, el ciclista y enseñarle la foto del pasaporte de Tim O’Grady, para que te certifique que es la misma persona del que el conoció como Jonas Davis.

 

-       OK, ¿Y tu Jefa?, pregunta Miren.

 

-       Yo para variar en este caso voy a seguir una corazonada, en menos de veinte minutos debería saber si me he equivocado, como contigo Miren – fin de la llamada –

 

Sacha, casi de forma inmediata recibe la llamada de Pepe Ruiz, por fin han localizado la situación del teléfono terminal que estaban buscando desde ayer.

 

-       Pertenece a una tal Concepción García de Lis, esta localizado cerca de la iglesia, en la calle Gasómetro. Los dos pastores me han dicho que en esa dirección vive también una señora muy conocida que Tim atendía, se llama Doña Juana Amaya es familia de los anticuarios del Rastro, aunque es muy temprano, si quieres voy para allá.

 

-       Vete y averigua las conexiones con este tipo, despierta a quien haga falta – ordena Sacha, y cuelga-

 

Son las 05.50 Horas.

 

Pepe Ruiz, llama insistentemente al portero automático.

 

-       Lo fundo, a este cacharro lo fundo – se dice a si mismo –

 

Nada no hay manera, deja a un guardia en la puerta con orden de identificar a todo bicho viviente que salga o entre en el edificio y se encamina con dos guardias más al rastro madrileño, decide subir por la Ribera de Curtidores, cree recordar, para eso soy del foro – se dice- donde está situada la tienda de antigüedades, recuerda un enorme portalón y un espacioso patio circular, donde supone vive algunos de los familiares de Doña Juana Amaya.

 

Esta vez las insistentes llamadas al portero si obtienen respuesta.

 

-       Guardia Civil UCO, esto buscando a algún familiar de Doña Juana Amaya, que vive e la calle del Gasómetro. – dice Pepe Ruiz después de escuchar un “diga” de persona que aún no se ha despertado como es debido-

 

Manolo Amaya, abre el viejo portón, su cara esta descompuesta y a medio vestir, se presenta como hijo de Doña Juana.

 

-       Estamos buscando al propietario de un número de teléfono que puede estar vinculado en varios asesinatos y que según el rastreo está en estos momentos en el edificio donde vive su madre – Pepe Ruiz, le enseña el numero –

 

-       ¿es este el número del móvil de su madre?

 

Manolo Amaya, niega con la cabeza, pero busca en su directorio ese número.

 

-       De mi madre no es – responde Manolo- y de repente-, ¡me cago en sus muertos!, la madre que la parió, ese número pertenece a una persona que colabora en nuestro negocio de antigüedades y a quien permitimos vivir en el estudio que está pegadito al de mi madre, se llama Cuca García de Lis.

 

-       Pero esta mujer es incapaz de hacer daño a nadie, es una mujer mayor, aunque ella no se lo crea que ha vivido mejor que nadie y ahora tiene techo gracias a nosotros – sentencia Manolo Amaya-

 

-       Coja la llave para entrar y vámonos, acompáñeme – dice el agente- y se montan en el coche de la Guardia Civil.

 

La sigilosa entrada en el apartamento de Doña Juana, la mujer dormía plácidamente con la ayuda de su medicación, permitió tranquilizar a su hijo, mientras Pepe Ruiz hace una primera revisión ocular del pequeño apartamento, y en lo primero que se fija es el pequeño altarcito, donde la foto de la nieta de Doña Juana, le miraba con aquellos radiantes ojos negros. 

 

Pepe la reconoce de inmediato, su redondita cara morena y a la gargantilla que lucía sonriente en su cuello, la misma que tenía al pie de aquella cancela de la finca a las afueras de Colmenar de Oreja.

 

No fue fácil despertar a Cuca, quien adormilada aun por esa ultima píldora azul que le dejo su amante, transitaba por el amable país de los sueños. Como puede Cuca trata de recomponerse, pero sus sentidos aun están trabados por la dosis química, aunque a pesar de todo, logra situarse en el pequeño espacio que reconoce como propio y ofrece asiento a aquellos hombres que dicen ser guardia civil y les ofrece asiento.

 

Cuando Pepe Ruiz hace un relato de lo que sabe y le pregunta por Tim O’Grady y su relación, Cuca se lleva las dos manos a la boca, como queriendo ocultar su sorpresa y si fuera posible no tener que explicar nada, ni una sola palabra, pero siente el vacío y solo es capaz de exclamar:

 

-       ¡¡Jesús, María y José!!, ¡que me está contando!

 

¿Como puede ser?, después de todo lo que ella ha vivido, con sus años, su experiencia, de vuelta de casi todo, no puede haber sido utilizada de esa manera tan soez y burda.

Pero la mirada del agente, no deja margen para otra cosa que creer lo que le explicaba.

 

-       Yo le he dejado el coche algunas veces, un viejo Suzuki que me regaló un amigo conde y que usaba en su finca, debe estar todavía a su nombre. Tim me lo pedía para ayudar, o eso me decía a mí a personas mayores y les tenía que transportar cosas. Lo del teléfono, de verdad no lo entiendo, por supuesto que no he llamado a ninguna de esas pobres chicas. ¡¡por favooor!.

 

Aquella mujer estaba absolutamente horrorizada.

 

-       Fíjese por favor en las horas de las llamadas – y Pepe Ruiz le muestra un pequeño listado -, casi todas son al ultimas hora de la noche, alguna de madrugada.

 

-       Nosotros teníamos básicamente una relación sexual, casi siempre nos veíamos por la noche, una cena rápida, sexo y luego, no siempre esa es la verdad, pero muchas veces alguna pastilla para relajarnos.

 

-       ¿era diaria esa relación?, -pregunta Pepe Ruiz-

 

-       No, ya me hubiera gustado, perdón no es el momento de estas gracias, casi siempre los fines de semana. -contestó Cuca-

 

-       Y dígame, ¿Qué clase de pastillas y se las proporcionaba él o eran suyas?

 

-       No era Tim quien las traía, el manejaba medicamentos al cuidar a personas mayores y eran para relajarnos, con el vino y tal, y luego eso sí, yo dormía como una marmota – explica Cuca –

 

-       A Tim le hacían menos efecto, -prosigue Cuca -porque algunas veces al despertarme el ya no estaba, otras veces no. 

 

-       Vístase y acompáñeme para prestar declaración oficial.

 

-       Pero no estaré detenida, ¿verdad? – Cuca seguía en modo  que horror, vaya papelón el mío-

 

-       Vístase – replica Pepe Ruiz, secamente-

 

La declaración de Cuca García de Lis, es todo un ejemplo de alguien que se siente además de mancillada y utilizada, profundamente ridicula. Su amante, al que le doblaba la edad, sencillamente la drogaba para poder utilizar a su antojo, su teléfono y su coche, ambos eran elementos necesarios para las atrocidades de aquel joven que la entusiasmaba.

El coche de Cuca, paso varios días en las instalaciones de la científica, donde no les fue difícil encontrar restos orgánicos, cabellos fundamentalmente de al menos tres de las jóvenes asesinadas.

 

 

XXVI

 

 

 

Tim O’Grady siente el paso de los kilómetros en su cuerpo inerte, atrapado y completamente agarrotado, como si alguien le hubiera rociado con una potente masa de escayola y esta hubiera fraguado con la dureza de un férreo corsé de angustia y opresión. 

 

La inicial incredulidad a lo que le ha sucedido, se esta convirtiendo minuto a minuto en un vía crucis que el intuye le llevará a un final escrito en tantas cuartillas, idealizado, poético y angelical, pero ahora siente miedo y empieza a no estar seguro, en absoluto, que lo dibujado en tantos sermones como la verdad de la muerte, se ajuste a la realidad, ahora no siente los colores suaves y cálidos, siente el frio gélido del negro absoluto, que le cala hasta los huesos.

 

Tim O’Grady lucha en silencio, las palpitaciones del pánico se acrecientan ante lo que empieza a intuir en su conciencia, el recuento de tanto dolor sentido y causado empieza a ser visible en la medida que la neblina del alma levanta su grisáceo manto y una tímida luz le arroja, como un duro reproche, un paisaje real que él jamás vio o al que simplemente dio la espalda.

 

De que le ha servido sembrar de muerte su dolor, él que pretendió ajusticiar el débil hilo del poderoso satanás que habita en los corazones de aquellos a los que pretendía hacer sufrir y que le van a sobrevivir. 

 

El silencio de la figura que intuye en la oscuridad, es la inesperada respuesta a sus preguntas.

 

Y se estremece.

 

Sacha Ortiz, utiliza el tiempo que necesita, a casi ciento sesenta kilómetros por hora, para recorrer los más de cuarenta kilómetros de la autovía A3, en mantener contacto telefónico con sus agentes y sus superiores, estos últimos, en especial el capitán Pérez, le advierten que puede estar cometiendo un grave error. El Coronel Pintado, recién aparecido, tan parco como siempre, no ha dicho una sola palabra, Sacha lo interpreta como un voto de confianza.

 

Son casi las 6 a.m, hay poco tráfico y tan solo ha visto una furgoneta en todo el trayecto, que no se ajustaba a la descripción que le han facilitado la patrulla de policía que cayó en la trampa de perseguir a los dos tipos que dejaron hechos trizas todas las lunas del coche aparcado en las inmediaciones del templo del Paseo de Yeserías.

 

De las dos posibles rutas para llegar al destino donde supone que Joselito Vega y el otro hombre llevan a Tim O’Grady, ella elije la más rápida, aunque la distancia sea mayor, además cree que no es la ruta elegida por la furgoneta, que se habrá desviado antes para tomar la carretera secundaria mas corta y discreta.

 

Cuando su coche abandona la autovía y toma el desvío, recibe dos cortas llamadas; Pepe Ruiz le hace un breve resumen de lo descubierto en la calle Gasómetro y de los indicios que apuntan a la veterana decoradora como una tonta necesaria que facilitó al posible asesino de algunas herramientas vitales para su organización, el coche y el teléfono móvil. La segunda llamada es de Miren Camacho, solo le confirma que ella ha sospechado desde el primer momento, Jonas Davis y Tim O’Grady son la misma persona.

 

Nada más pasar el polideportivo municipal, el negro paisaje en apariencia llano y sin relieves de importancia, da paso a una enorme hondonada, al fondo de la misma Sacha Ortiz, recuerda que se encuentra el desvío al camino viejo.

 

Quizás haya sido una ilusión óptica, o el puro deseo de ganar esta dura partida, pero ha creído ver una débil luz por donde supone da comienzo el viejo camino a Chinchón, probablemente a un par de kilómetros de donde se encuentra ella en ese momento.

 

Se conecta con la sala de mando de la UCO en Madrid, donde el coronel Pintado y el capitán Pérez, junto con los técnicos y agentes de seguimiento, están esperando su conexión.

 

-       Tomo el desvió en estos momentos, creo haber visto una luz en la dirección en la que supongo van a finalizar su viaje, pongo la cámara en el coche, conecto el comunicador via satélite. -dice rápidamente la teniente Sacha Ortiz-.

 

-       Ponte la cámara personal, para poder ver lo que tu ves en todo momento – le ordena el coronel Pintado -.

 

-       OK, -responde Sacha-

 

-       Recuerda que a diez minutos de tu posición viajan dos unidades de intervención a toda velocidad, no asumas ningún riesgo innecesario – las palabras del coronel suenan tajantes –

 

Buena parte del camino es recto, aunque cuando se aproxima a la cercanía del viejo olivar, el camino viejo a Chinchón abandona la rectitud y dibuja una amplia y suave curva hacia la derecha coincidiendo con el inicio de una suave pendiente que inclina el terreno durante unos doscientos metros.

 

 Sacha, ahora tiene la seguridad que delante de ella en ese momento y en ese lugar un vehículo ha pasado iluminando la noche que en breve será pasto del amanecer.

 

-       Veo una luz – dice – ahora está claro que alguien va por delante de mi en el camino.

 

La furgoneta, ha hecho todo el viaje respetando los limites de velocidad y la entrada al camino ha sido lenta a propósito, por si alguna luz podía chivarse en el espejo retrovisor, pero no ha sido así. RIP sabe que le quedan pocos kilómetros para llegar al lugar y la tensión y las pocas horas de sueño le empiezan a pesar.

 

Empieza a estar cansado de todo.

 

Joelito Vega y aquel bulto inmóvil en el suelo perciben el paso del rugoso asfalto de la carretera comarcal a la prensada mezcla de la tierra arcillosa y las almendradas piedras del viejo camino, a pesar de su magnifico estado.

 

La suave y larga curva que bordea el viejo olivar, les deja en su punto final al borde del pequeño y nítido desvío del carril de tierra, ya sin el mismo cuido que el viejo camino, que termina su discurrir a pocos metros, en la puerta de hierro de la finca de Colmenar de Oreja, donde se encontró el cuerpo de Charo Vega.

 

Sacha Ortiz, conduce con sumo cuidado, lleva apagadas las luces del coche y e pesar de eso aumenta la velocidad para acortar la distancia con las luces que ve relativamente cerca, en torno a un kilómetro. Si su memoria no le falla, el vehículo que le precede debe estar finalizando su recorrido, debería perderlo de vista a la entrada de la suave curva del olivar, demasiada ventaja piensa.

 

Frena su coche, la gran sombra del olivar empieza generar contornos visibles por la incipiente amanecida, no lo piensa, para el automóvil y empieza a correr olivar arriba, necesita atajar, ganar tiempo, en línea recta a pie la distancia puede reducirse a la mitad, ese es su cálculo, aunque por los audífonos le piden que espera a los refuerzos.

 

-       Son solo unos pocos minutos, aguanta en tu posición – chilla en capitán Pérez-

 

Pero ella, lo ignora, solo trata de ganarle segundos a un seguro ajusticiamiento fuera de la ley, aquellos dos no han ido hasta allí a hacer turismo con el asesino.

 

En el centro de mando solo ven el negro paisaje entre olivos que intuyen, y el descabellado movimiento de la cámara que la teniente Sacha Ortiz lleva instalada en su casco, oyen su jadeo y el pisar entre terrones de tierra seca y broza.

 

La furgoneta para a poco más de cinco metros de la cancela que en su día fue negra y hoy esta revestida de óxido. 

 

Su conductor, RIP, pone el freno de mano, pero ni para el motor ni apaga las luces de cruce que iluminan la fea puerta como si fuera un plató de cine, se baja y se ajusta la pistola entre el pantalón y su espalda, nota su demoledor cansancio, es entonces cuando se encamina a la parte trasera del vehículo, y abre sus dos hojas de par en par.

 

-       Hemos llegado – dice al oscuro interior como la boca de un lobo de la furgoneta –

 

-       Ayúdame a bajarlo, Rafael – dice Joselito –

 

Joselito Vega enciende el mechero para situar a su amigo, quien, con violenta resolución, agarra de los pies al pesado bulto humano y lo arrastra hasta dejarlo con las piernas fuera y el tronco dentro de la furgoneta.

 

El leve quejido de aquel hombre solo consigue dibujar una mueca parecida a una débil sonrisa en la seca y agria cara de Joselito Vega.

 

-       Cada uno de un brazo, que este morlaco pesa mucho – dice Joselito Vega-

 

Y así en volandas lo llevan hasta al pie de la cancela y lo dejan caer al pedregoso suelo.

 

Tim O’Grady, reconoce el sitio nada ver la iluminada puerta de la finca y sabe de sobra que allí se escribirá su final.

 

Podía sentir miedo, pero la verdad es que no lo siente, no es valor, ni inconsciencia, sencillamente en ese momento se acuerda de las palabras que tantas veces oyó al predicador, del que reniega en esos momentos; quien a hierro mata a hierro muere.

 

El predicaba y predicaba, pero nada hizo y seguirá escribiendo durante horas cada noche de miércoles y jueves para preparar sus largas y bien hilvanadas predicas dominicales, pero nunca dio el paso definitivo, todo se limitó a la última palaba escrita en sus cuidadas cuartillas, el sin embargo llevó al terreno de la realidad, la sangre y la piel, la lucha contra el pecado que asola a medio mundo, el veneno de la droga y la ambición humana.

 

Y entonces vio la enorme navaja que aquel viejo, que con un gesto serio con una mirada fija preñada de odio, separa la enorme hoja de la blanca cacha de nácar de la navaja, y le quita la cinta americana que tapa su boca de un fuerte tirón.

 

-       Quiero escuchar tu ultimo estertor, hijo de puta – dice Joselito Vega.

 

Sacha Ortiz, corre y la fatiga y el sudor empiezan a acumularse en su cuerpo, pero acierta a ver en el horizonte más cercano un resplandor que también dibuja una tenue loma del olivar, ya está cerca, entre jadeos susurra para sí y para quienes la siguen desde Madrid:

 

-       Ya llego

 

El resplandor va creciendo a cada paso, en un momento determinado ya puede ver la escena iluminada por los faros de la furgoneta, se para, se sitúa detrás de uno de los olivos y respira a la vez que fija con detenimiento su vista y ajusta la cámara del casco.

 

Las tres personas que contempla tienen cada una de ellas una postura diferente, hay un hombre de mediana estatura con una cazadora negra de pie, que contempla absorto a una segunda persona, un hombre con un sombreo y una chaqueta, que parecen también de un tono oscuro que con una sola rodilla en tierra, acaba de sacar un objeto de un bolsillo interior de la chaqueta, que sin poder precisarlo está segura que debe ser un arma.

 

El tercer hombre, esta tumbado inmóvil, debe estar esposado y por la posición de las piernas, absolutamente juntas, sin movilidad alguna, atadas con cuerdas o bridas, Sacha distingue perfectamente el color claro de su cabello, más evidente por la potente luz de los faros de la furgoneta.

 

-       Voy a intervenir -susurra Sacha – 

 

Con rapidez y sin dejar de mirar al entorno que le marca la luz, desajusta su pistola Clock de la cartuchera, se aparta un par de metros de la protección del olivo, apunta al grupo, sin precisar ningún blanco concreto.

 

-        ¡¡Alto Guardia Civil!!

-       ¡¡al suelo, vamos, boca abajo al suelo!!

 

La imperiosa voz de Sacha rompe el suave runrún del motor de la furgoneta, pero solo el hombre que esta de pie mira en su dirección. 

 

El hombre con una sola rodilla en tierra, no hace ningún movimiento, excepto abrir una enorme navaja. Cuando percibe un leve movimiento en su compañero que esta de pie, le dice con voz ronca, como un quejio flamenco.

 

-       Quieto Rafael.

 

Pero Rafael se ha echado las manos a la espalda y en su mano derecha aparece una enorme pistola RIP no está dispuesto a entregarse, demasiado mayor, demasiado cansado y no soportaría ni un solo día más en un cuchitril con rejas y patio.

 

Solo le da tiempo a Sacha a gritarle.

 

-       ¡¡Quieto o disparo!!

 

Pero Rafael Ibáñez, no se para, ya nada ni nadie le puede parar, ser delincuente no es nada fácil, y menos para morir.

 

La pistola de RIP inicia el proceso de situarse y encañonar a aquella mujer, que él tiene claro que está sola y que a esa distancia se la puede cargar fácilmente o no.

 

Rafael no llega a equilibrar su pistola para ejecutar ese disparo que le puede sacar de esta, el ruido de la Clock y el retroceso del cuerpo de Rafael que cae hacia atrás contra la cancela de hierro oxidado y sus dos ojos abiertos como platos, termina con su vida y leyenda.

 

Cuando cae al suelo, Joselito Vega, le da tiempo a ver que en el centro del pecho de su compinche, empieza a crecer una creciente mancha roja.

 

Oye de nuevo después del estampido de aquella pistola que no era la de Rafael:

 

-       ¡¡Tira eso, al suelo o disparo!!

 

Aquella voz de mujer tiene agallas de hombre, piensa, se maldice porque sabe que va a disparar, pero el honor le hace levantar el brazo con la faca, que resplandece alumbrada por la luz y cuando la temible hoja llega al punto más alto, entonces se oye por segunda vez en aquel lugar un disparo.

 

-       ¡¡Me cago en la leche!! – chilla más que grita el capitán Pérez-

 

Iba a preguntar cuanto les falta a los nuestros para llegar, pero la imagen de la cámara de la teniente Sacha Ortiz muestra el brazo en alto del viejo y de repente aquel brazo baja con fuerza, duro, sin contemplaciones, brutal, hacia el cuerpo tendido en el suelo y un enorme destello rompe la cadena de imágenes y el sonido de un segundo disparo vuelve a sorprenderles a pesar de la tensión de la situación.

 

Tim O’Grady aunque respiraba entrecortadamente, en realidad ya no vivía en este mundo cuando escuchó una tercera voz de mujer, ni él ni nadie podrá asegurarlo, pero cuando el enorme acero se abrió paso con facilidad en su abdomen, en un mortal tajo que partió en dos su corazón, Tim O’Grady maldijo al evangelista que creyó ser.

 

Entonces, sin permiso de nadie, amanece.

 

Joselito Vega lo único que le reprocha a aquella mujer, es haber fallado el disparo y no matarlo como a Rafael y solo destrozarle el hombro izquierdo.

 

Morir en la cárcel o en la cama como decía Rafael, es lo peor, lo verdaderamente antinatural para un delincuente como es debido, además la muerte deseable para los de su calaña no puede ser otra que caer de un disparo o un navajazo que te rebañe las entrañas. 

 

Joselito Vega rumia su mala suerte en un área especifica, solo para los elementos más peligrosos, en el centro penitenciario de Soto del Real.

 

EPILOGO

 

La policía estatal de Kentucky, indagó en base a la información recibida desde España, los orígenes de Tim O’Grady y su relación con Jonas Davis.

 

Sobre el incendio de la cabaña de la familia O’Grady, donde fallecieron la madre y hermano de Tim O’Grady y también Jonas Davis, nunca se pudo probar que fuera intencionado, lo que era evidente que la documentación personal de Jonas, fue utilizada por Tim O’Grady, entre otras cosas para viajar a Méjico, donde utilizó esa identidad.

 

A Walter Smith, el agente de Kentucky encargado de la investigación no le fue fácil localizar al único actor vivo de aquel drama familiar, el predicador Reginald Davis. El viejo predicador ya no oficiaba sus predicas en templo alguno y vivía recluido en una granja-residencia que la iglesia evangelista tenia en una pequeña ciudad del estado de Kansas, donde Walter lo pudo localizar.

 

-       El me dejó sin lo más preciado para mi -dijo a preguntas de Walter el predicador-

 

Y quedo callado, hasta que Walter para intentar proseguir el relato, desbarató el silencio:

 

-       Me imagino que se refiere a su hermano, ¿no?

 

Reginald Davis, abre desmesuradamente los ojos y elevando su dedo índice al cielo, clama:

 

-       La palabra que Cristo regalaba al mundo en mis sermones, toda mi vida, mis escritos, cada una de las palabras que Cristo me transmitió en tantas y tantas noches de desvelo espiritual.

 

Walter Smith, quiso terminar su visita a aquel idílico lugar hablando con el responsable del centro, pero no le quedo más remedio que esperar hasta el día siguiente. A primera hora accedió de nuevo al centro y se presento ante su director, un medico flacucho que olía a whisky, a esa hora, y que le hizo sentarse en un pequeño despacho absolutamente repleto y caótico.

 

-       El pastor Davis, se le ha diagnosticado Alzheimer, además con un grado de avance realmente preocupante.

 

-       Cada día que pasa – prosiguió el doctor – pierde el control de su ubicación y su memoria, pero solo hay una cosa que repite mecánicamente, invariablemente.

 

Se tomo unos segundos, para proseguir:

 

-       Todas las noches se sienta y pasa horas y horas escribiendo con una vieja pluma Parker.

 

-       ¿pero qué escribe todos los días? – preguntó Walter Smith.

 

-       Hay días que desarrolla unos temas religiosos, desde una vertiente apocalíptica, pero otros días escribe una frase muchas veces o sencillamente, llena cuartillas y mas cuartillas con una sola palabra. Generalmente los cambios más significativos se producen cuando reacciona ante una novedad, por ejemplo, usted, con su visita de ayer, creo que ha debido remover su pasado.

 

Entonces el doctor, toma en su mano un pequeño fajo de cuartillas y se las entrega al policía– esto es lo que escribió la noche de ayer-

 

La palabra se repetía machaconamente, en aquel taco de cuartillas, escrita con una terca exactitud, sin variar, como si hubiera sido estampado en un proceso de imprenta, mecánico, aquella exactitud en el trazo, en el tamaño de cada letra, hasta en la inclinación de cada una de ellas dejo impactado y mudo al policía de Kentucky.

 

 

mátalos, mátalos, mátalos….., así hasta 2.352 veces.

 

FIN


Muy de tu rollo

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