TÚ

Había escrito para ti una pequeña historia de varios folios que he perdido misteriosamente. Es un acto de involuntaria torpeza, y ahora, en mi desesperación y con los nervios a la contra, me impiden recordar, tan solo vagamente, todo aquel derroche de entusiasmo y felicidad por creer haber conseguido acercarme,  aunque lejanamente, a mi mas profunda y verdadera expresión de amor.

En ella me reprochaba a mi mismo mi absoluta falta de pericia para mezclando pacientemente una amorosa masa de palabras y expresiones encontrar el camino para poder llegar, aunque sea lejanamente a ti, evitando los convencionalismos más asiduos, y  volver a la carga con un hermoso lote de expresiones tristemente felices y palabras gastadas por el uso y el paso del tiempo.

Me niego a seguir como siempre, cayendo en la redundancia, en la repetición más voluntariosa e imprecisa y torpe, y en ese papel, ¡por fin! se atisbaban algunas posibles alternativas para que llegaran a tus ojos y oídos palabras nuevas, con significados que solo tu pudieras entender. Creía haber inventado una clave secreta entre nuestros entendimientos, que ni la tortura más despiadada, ni la amenaza más lúgubre y turbia pudiera sonsacarme.

Pero el error me persigue como la sombra cuando el sol lo tienes de cara.

Me preguntaba si era posible crear una nueva forma de comunicar, de exponerte a las claras aquello que hierbe ansiosamente en un alma atormentada y pudorosa que por más que la cito con el ruego mas amable, no acaba de soltar o dar luz a un montón de sueños, palabras, emociones y sensaciones que padece por ti.

No encuentro la secuencia, ni el orden, ni las primeras bases de como llegaba a creerme, o quizás la locura me lleve a ello, sin darme cuenta, que por fin podrías acercarte y comprender a mi personal tormento , que supone un papel en blanco y un cosquilleo en el estomago que se remueve en mi interior,  el misterio de lo todo lo que siento por quien ocupa todo el espacio de mi vida.  

No puedo reprimir mi fastidio, después de ver, aunque nada más fuera el atisbar lejanamente la posibilidad de amarte entre suaves entonaciones y expresiones jamás oídas, ni vistas. El destino que tanto me ha favorecido, desde aquel día que tu recuerdas como yo, ahora me ha jugado una mala pasada, quizás en un intento de dejarme de nuevo en evidencia, y de seguir pareciendo tan poco, al lado de quien lo es todo.

Cada año, por más empeños que me hago no alcanzo a ver a donde siempre he pretendido llegar, al mismísimo fondo, al más misterioso de tu bendita y tierna alma. No se como, pero siempre me aturdo y me pierdo en la calidez amable y suave de tu piel, y allí me empantano sin otro remedio que aturdirme con su suave adormecimiento y calidez. 

Esto pudiera parecer suficiente, pero no se ajusta al deseo sincero que siempre albergo y que intento; inventar una nueva expresión continua de amor.

No hay mayor merecimiento por mi parte en perseguir la inventiva y poder deslumbrar a la razón de mis días, (eres tu) y compartir celosamente con tus días y horas, la verdad que aun no he podido escribir sobre lo que mi removido espíritu me chilla desgarradoramente, lo que realmente siento por ti

Y ahora, que parecía haber encontrado la clave al misterio de las palabras nuevas y sinceras, todo se pierde y toca empezar de nuevo.

Lo cierto es que en estos momentos podría repetir miles de veces las expresiones que pretendidamente bonitas me parecen pura rutina: Te quiero, te amo, eres el amor de mi vida, tu eres la razón y el centro de todo y no hay nada mas bonito que tu.

No hay verdad más sincera en todo el universo. Pero alejada de mi profunda realidad

Es cierto, pero yo quería llegar a otras cosas, verter entre nosotros un nuevo código de amor, una nueva realidad con una forma diferente a todo y a todos de sentir la vida, nuestra vida y de vivirla con la pasión que merece.

La verdad supera a la verdad, no hay limite para aquello que me inunda afortunadamente y que hacer ser gran parte de lo que soy, desde hace tantas décadas, pero tampoco me importa su numero real. Que más da todo si no hay medida posible, ni tamaño imposible de describir, color o sonido que lo represente ni dibuje, ni espacio donde quepa, ni agua que lo sacie.

Si cierro los ojos, solo veo una apaciguadora luz, inverosímil, por inventar y nombrar y todo a mi alrededor queda envuelto en su color difuso, diferente, nacido por el misterio que nace en tu interior.

 Y si mantengo abiertos mis ojos, lo sigo viendo igual, porque tu eres la luz.

Nada más que tu. Te quiero como no es posible explicarlo, por ahora.