Una de las personas más cazurras que he conocido en mi vida, pretendía congraciarse con la peña cuando con mujeres se estaba y hablaba, argumentando; que en su casa la que mandaba era “su parienta”.
Sería en exclusiva en la sección de “obligaciones del bogar”, pensaba yo.
Esta frase nos muestra un compendio de excusa-broma-tonta, que intentaba ayudar a aquel gañan en la búsqueda de cierta complicidad con el genero femenino, supongo que nunca lo consiguió.
Además de la brillante y avispada intervención de Yolanda Díaz, por lo menos el resumen que yo ví, el papelón-en-el-pasillo de la tal Belarra, que cada vez se acerca más al método Alvarez-Cascos, cuando hacía de dóberman de su jefe, el empacho y la hartura del ego, al parecer insatisfecho a estas alturas de su vida, del candidato a nada de nada, se me ha clavado como una espinita, la frase del cavernícola-jefe, Abascal.
“en mi casa manda mi mujer”.
En un alarde de feminismo igualitario sin parangón en su breve e hipotética historia intelectual, despojándose del velo con los colores de la bandera nacional, para escarnio de sus fieles seguidores machirulos ellas y ellos, que habrán sufrido lo suyo por esta flaqueza personal de su amado líder, lo ha dicho tal cual, ¡palabra!.
No creo necesario especificar que tal afirmación no es compatible con cosas como: quien maneja la cuenta corriente, donde invertimos los ahorros, ni a que colegio van nuestros nenes/as, si vamos de vacaciones o no y a donde, etc, etc, no. En el epicentro de la caverna-santuario personal del líder, este en un rasgo de igualitarismo, rozando el contagioso bolivarismo, deja que ella, supongo su amada esposa, lo dirija todo. Todo es todo, mandando a capricho, nada de diálogos intranscendentes y estériles, ella manda (con mayúsculas) y punto en boca, en su casa.
Hablando de “punto en boca”, con perdón, podría ser discutible o no, estratégicamente hablando, porque no hay disculpa en términos de decencia democrática, la abstención de los chicos de la calle Génova. Lo que deja la abstención con el trasero al aire, es el patético y lastimoso juego al escondite de su líder en estos dos días, ¿tanto miedo tiene a que le pregunten? O quizás; ¿no quiere cabrear al condescendiente hogareño Abascal el que no manda nada en su casa de cara al futuro?
Que estéril todo, ¿verdad?
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