Las palabras de María Guardiola desde las lejanas tierras de Extremadura, sobre todo si vas en tren, sonaron a verdad y a bálsamo y acariciaron la razón hasta fundirla con la esperanza, aunque ella y su discurso, tan normal por otra parte, no han logrado enmudecer a los “muyahidines” de lo ultra que ya la tildan, como “la dama roja del PP”, o como la nueva Irene Montero.
El trazo grueso que ella, visiblemente indignada, le reprochaba a los ultras de Vox, hoy se ha escuchado en la Asamblea de Madrid, donde el esperpento que ha ganado con mayoría absoluta las elecciones, venía a decir, una vez más, que los terroristas gobiernan España y clamaba alarmada por el sesgo autoritario del gobierno, (prueba concluyente, digo yo, de tal afirmación es la convocatoria de unas elecciones democráticas), mientras sus cachorros de las juventudes peperas, se hacían fotos risueños, “ensuciando” el parque del Retiro, con unas camisetas donde se podía leer, “que te vote Txapote”.
Que asco dan.
Ellos, los otros, no tú, Maria.
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