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EL MISTERIOSO ROBO DE LAS CHUCHES SECRETAS










En las afueras de Alcázar, en un lugar desconocidos, que nadie conoce, y del que solo su dueño, un misterioso hombre, muy, muy anciano,  de pelo y barba blanca, sabe dónde esta y del que solo hay una llave de la puerta, que por supuesto solo tiene él dueño, existe desde hace muchos, muchos años, una fábrica secreta donde se producen las chuches más ricas del mundo.

 

Estas chuches tan especiales vienen envueltas, para que no se estropeen, en un sencillo papel de envolver blanco y en el aparece el nombre de la fábrica secreta. “CHUCHES CHIMPUN CHIMPON”

 

Todos los comercios y tiendan de Alcázar, solo se venden allí, reciben cada mañana una sola caja de chuches para poder venderla a todos los niños y algunos mayores, muy golosos, los famosos “chucheros” o “comedores de chuches”.

 

Aunque muchas de las tiendas podrían vender muchas más cajas, la fábrica secreta, CHUCHES CHIMPUN CHIMPON solo les envía una, porque las chuches hay que comerlas con moderación.

 

Gominolas, regaliz, nubes, fresas, ositos…… muchas, muchas, chuches diferentes, variadas pero todas, ricas, muy ricas…..¡¡uuummmm!!

 

Todos los días, es igual que haga frio o calor, sea invierno o primavera, las chuches de la fábrica secreta se agotan, porque son sin duda, las mejores del mundo. Algunas veces, si te descuidas y vas por la tarde a comprar chuches, es muy probable que estas se hayan acabado, así que casi todos los compradores de chuches van lo antes posible y asi evitan quedarse sin ellas.

 

Todo transcurría con normalidad, hasta el dia 12 de octubre, un día festivo donde muchos de los chucheros pensaban comprarse una chuches para disfrutar más de un día de fiesta.

 

Pero…..

Ese día, ninguna tienda de Alcázar recibió su caja diaria de la fábrica secreta CHUCHES CHIMPUN CHIMPON.

 

¿Qué había sucedido?, nadie lo sabía, aunque muchos pensaron que a lo mejor ese día la fábrica también había cerrado por ser festivo.

 

Álvaro jugaba en el campo

 

Ese día, el día 12 de octubre, Álvaro estaba jugando en el campo. Sus padres y hermano se disponían a pasar una mañana divertida, aunque Álvaro no paraba de pensar, estaba deseando que llegase la hora de volver hacia su casa, porque como cada dia festivo, toda la familia pasaría por la tienda que hay muy cerca de donde vive a comprar un par de paquetes de las chuches que más le gustan a él y a toda su familia.

 

CHUCHES CHIMPUN CHIMPON

 

Álvaro jugaba a policías y ladrones, el siempre hace de policía, porque de mayor quiere ser un policía valiente que logre detener a los malos.

 

En ese momento, un ruido muy fuerte, como si fuera un avión que caía en picado del cielo, se escuchó al fondo del valle,  por el camino.

 

Todos se pararon a mirar en la dirección del espantoso ruido.

 

Un potente camion, venia levantando una gran polvareda por el camino al lado de la finca del papá de Álvaro, quien comentó:

 

-       Esta loco, se puede estrellar en cualquier momento.

 

Y casi estuvo a punto de que eso ocurriera, porque el camión al pasar por encima de una gran piedra que había en mitad del camino, a esa velocidad el conductor seguro que no la vio, hizo que el camión estuviera a punto de volcar.

 

Álvaro, que se había parado para ver asombrado el enloquecido viaje de aquel camion, pudo ver con claridad, que aquel movimiento, hizo que algo, un objeto que no pudo identificar cayera al camino desde la parte trasera del camión.

 

-       Papa, papa .- chillo Álvaro – ¡algo ha caido del camion!

Su papá salió  andando hasta el camino y recogio del suelo algo que levanto para que todos los vieran.

 

-       ¡¡Hoy tenemos las chuches gratis!!

-       -¡ja,ja,ja!

 

Todos rieron y aplaudieron.

 

Un paquete blanco de CHUCHES CHIMPUN CHIMPON, eso es lo que había caído del camión.

 

Al dia siguiente

 

Al día siguiente no había cole, así que por la mañana Álvaro fue con su abuelo y su hermano “el pirata” a comprar un paquete de chuches para ese día. 

 

Se relamía solo pensar en su sabor. ¡que ricas, que ricas!! Pensaba mientras caminaba.

 

Se había portado muy bien, había comido como un campeón y duchado, así que la recompensa era una bolsa de sus chuches preferidas

 

Del paquete del dia anterior, no quedaba ni el envoltorio, mamá, papá y su hermano, pero sobre todo él mismo, se habían zampado todas las chuches, disfrutando de su sabor tan tan bueno.

 

Al llegar a la puerta de la tienda, un grupo bastante ruidoso de gente estaba allí parada, como enfadados…….

 

-       ¿Qué pasará?, dijo su abuelo.

 

Empezaron a escuchar comentarios como:

 

-       Algo raro ha pasado

-       Nunca falla la fábrica en su reparto diario

-       Esto es un desastre

-       Ayer tampoco hubo, esto es muy grave

 

En ese momento llegó un choche de policía, con las luces de emergencia lanzado furioso destellos.

 

Los dos agentes se bajaron de vehiculo, se calaron sus gorras

 

-       Por favor, dejen paso a la policía, dijo el agente Periquin. (El otro agente se llama Manolin).

 

Entraron en la tienda y al poco rato, se dirigieron a todos las personas que allí estaban esperando para comprar una bolsa blanca de la fábrica secreta.

 

-       ¡¡lo sentimos muchito, pero ni ayer ni hoy, ninguna tienda de Alcázar ha recibido la caja diaria de CHUCHES CHIMPUN CHIMPON!!

 

¡¡¡OOOOOOOOHHHHHHH!!!, el grito subió hasta el cielo. Todas las personas se quedaron con la boca abierta y poco a poco, con mucha tristeza en sus rostros fueron abandonando la puerta de la tienda, no sin antes escuchar al policía Periquin:

 

-       Daremos cuenta a nuestro mejor policía para investigar, el sargento Josito Moscosito.

 

Varios días después

 

Y sin chuches.

 

Después de varios sin notica alguna, una mañana la profesora de Álvaro, levanta la mano, para pedir que todos los niños prestasen atención.

 

-       Esta aquí el policia más listo de todos, el gran sargento Josito Moscosito, para haceros unas preguntas.

 

Josito Moscosito, mejor dicho, el sargento Josito Moscosito, con sus gafillas redonditas, tenía una cara de listo “que pa qué”, de eso no cabía duda alguna, al entrar pego un tropezón que casi se cae de bruces, lo cual produjo en la clase una inicio de risotada, pero…


Con su cara de listo, se enderezó se quedó mirando a todos, y se produjo el silencio más absoluto.

 

Ejem, ejem, carraspeó el sargento Josito Moscosito.

 

-       Como sabeis – comenzó muy serio – estamos invstigando la desaparición de las chuches de la fabrica secreta, asi que voy a haceros algunas preguntas, porque estou seguro qe uno de vosotros es el causante de este robo, alguno de vosotros – dijo agachándose y poniendo cara de malo – se ha quedado todos los días con el reparto para comerse el solo todas las chuches……

 

-       A ver, ¿quien ha tenido dolor de barriga?

 

Uno de los niños levanto la mano.

 

-       Así que tu ¿eeehhh? – dijo el sargento Josito Moscosito – y porque te dolió la barriga, guapito de cara…., le preguntó al niño.

 

-       Pues porque me comí, tres trozos de pizza, dos hamburguesas, tres bolsas de patatas fritas y ……

 

-       ¡¡¡BASTAAAAAA!!! chillo el policia. 

 

En la clase todos empezaron a reírse.

 

-       ¡¡SILENCIO!!, grito e nuevo el sargento Josito Moscosito

 

Después de varias preguntas más, el sargento vio como sus sospechas de encontrar algún culpable en aquella clase, eran una perfecta tontería.

 Cabizbajo cogió su gorra de la mesa y comenzó a dirigirse hacia la puerta, ¡se rendía, había fracasado su investigación!

 

Pero antes de llegar a la puerta, una voz le sorprendió.

 

-       Sargento Josito Moscosito, un momento por favor

 

Era la voz de Álvaro, que esperaba permiso cn el brazo levantado para hablar.

 

Álvaro le contó con todo detalle la escena que había visto junto a su familia en el camino. Aquel enorme camión, su velocidad y el paquete que cayo al tropezar sus ruedas con la aquella enorme piedra.

 

-       A ver niño, y eso que tiene que ver, ¡¡no me hagas perder el tiempo!!

 

-       Pues yo creo que tiene mucho que ver, sargnto, si me deja se lo explico.

 

Un enorme silencio se apoderado de toda el aula, siempre ruidosa.

 

Álvaro le describió el camión, su color, tamaño y hasta dos letras y un. numero de la matricula.

Y por último la dirección en la que iba a toda velocidad.

 

-       ¿y qué?, le dijo de muy mal humor el sargento Josito Moscosito

 

-       Pues es muy fácil – dijo Álvaro – ese camino, según mi padre termina y solo es posible ir hasta el siguiente pueblo: Villanatilla . Pero para ir a ese pueblo desde Alcázar hay una carretera estupenda, ¿Por qué ir por un camino tan malo, un camión tan gran y a tanta velocidad?

 

El silencio volvió a la clase y el sargento Josito Moscosito, empezó a abrir poco a poco la boca.

 

-       Porque huía,- dijo Álvaro-  estaba escapando con todas las chuches y posiblemente también ha secuestrado al dueño de la fábrica secreta.

 

Después de varios segundos de silencio, el sargento Josito Moscosito, se sacó una preciosa placa dorada de su bolsillo. En ella se podía leer: 

 

colaborador de la policía

 

-       Álvaro – dijo el sargento – quedas nombrado policia povisional, te vienes conmigo en el coche patrulla a Villanatilla, hoy mismo dejaremos resuelto este caso.

 

A toda velocidad y con luces y sirenas a su máxima potencia, recorrieron la distantica entre los dos pueblos.

 

No les fue difícil dar con el caminion aparcado a las afueras del pueblo.

 

Y cuando por más que preguntaron a unos tros, nadie sabía decirles quien era el dueño de aquel camión y ya trises y desmoralizados, estaban a punto de volverse a Alcazar, pero…

 

Un aroma, un familiar olor, un rico y maravilloso olor, llego hasta las narices de Álvaro, no se podía equivocar, de ninguna manera.

-       ¡Sígame sargento! , dijo Álvaro.

 

Y así oliendo el aire, fueron siguiendo el rastro del perfume a regaliz, nubes, etc. hasta toparse con una vieja casa, donde la deliciosa fragancia de las chuches se escapaba por la chimenea.

 

El sargento Josito Moscosito, derribo la puerta y capturó de inmediato al ladrón, que fue esposado en el acto, quien también había secuestrado al dueño de la fabrica secreta CHUCHES CHIMPUN CHIMPON, un viejecito adorables de pelo y barba blanca que abrazó a Álvaro con todo cariño.

 

-       Te prometo -le dijo el viejecito – que a partir de mañana recibirás todos los días en tu casa un paquete de mis chuches, eso si, si las compartes con tu familia.


Álvaro encantado, se comprometió a guardar el secreto de la fabrica de chuches.

 

El sargento Josito Moscosito, también le abrazó y muy bajito, le susurro al oído:

 

-       Cuando seas mayor te estaré esperando en la policía para que investiguemos juntos y cojamos a los malos.

 

Álvaro sonrió, feliz como un regaliz.

 

Chimpun Chimpon el cuento dice ADIOS

 

FELIZ CUMPLEAÑOS ALVARO

 

Muy de tu rollo

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