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MY TAILOR IS RICH (1)


 




La sastrería a la medida, sobrevive, casi en exclusiva, gracias y para; ricos, muy ricos y toreros y sus cuadrillas.

El maestro de sastrería, el sastre o la sastra, es en todo un artista, que además de confeccionar según unas medidas y patrones ajustados a su cliente, debe saber interpretar y diseñar la prenda que en resumen; le de porte, elegancia y le haga muy feliz.

 

La ley de amnistía, debería estar confeccionada en la sastrería de Moncloa, hasta ahora meca del prêt-a-porter. Pero esto ya no es así, en este caso, el sastre titular del palacete ha optado por renunciar a su concepto y criterio a la hora de elaborar la prenda en cuestión, de tal forma, que tanto el patrón de corte, las medidas y la calidad de la tela y el color del terno, están en manos y decisión del propio cliente, un tipo poco de fiar, obsesionado y excluyente que solo admite una combinación en la paleta de colores: cuatro trazos en rojo y fondo amarillo.

 

The tailor of Waterloo, (El sastre de Waterloo), ha tenido siempre claro, que su traje corría el riesgo de salir hecho unos zorros de la tintorería, ultimo paso antes de su puesta de largo, si los tintoreros con toga y puñetas, se ponen a hacer eso, la puñeta.  Esto ultimo es algo altamente probable, en un ambiente tan marcado por manifiestos y manifestaciones, que la acorazada togada y sus jaleadores mediáticos, ya comenzaron, de manera anticipada, sin saber si quiera el esbozo ni el paño del vestido  a confeccionar.

 

Lo triste en todo este proceso es que, los retoques técnicos, enmienda arriba o abajo, no son otra cosa que intentos de salvaguarda, para evitar que el “aprendiz de  Torquemada” y unos cuantos de sus colegas, , no se empeñen en llamar terroristas a quienes son unos vándalos, con todas las letras y en mayúscula, unos verdaderos cafres debidamente inflamados por un odio alentado por el sastre de Waterloo y sus secuaces de entonces, hoy, casi enemigos.

 

El ultimo acuerdo que afecta a esta ley, es una vez más un error del gobierno, al margen de su contenido, que se reitera en manifestar una debilidad muy difícil de sostener. Defender el blanco un día y firmar el negro al siguiente, no es aceptable ni entendible. 

 

Al otro lado del hemiciclo, las cosas no están mejor ni mucho menos. La andanada contra el actual Tribunal Constitucional, el anterior parece ser que era puro, constitucional y divino, es de una torpeza e inmoralidad, que solo cabe entre quienes aceptan y señalan como demócratas constitucionalistas a quienes les dan la razón en cualquier caso, y también a los que callan ante la repugnante utilización del estado y sus dineros, como por ejemplo, con la llamada policía patriótica.

 

Todo un ejemplo, sin duda.

 

Mientras todo esto pasa, el maniquí en tierras belgas, esta ya preparado para ser envestido por la saya de la inocencia por ley, aunque el paño que le cubra esté manchado de por vida por su inaceptable estupidez.  

 

 

(1)     Todos los que hemos intentado aprender ingles, sin conseguirlo, hemos tenido que vérnoslas con esta dichosa frase, esta es mi venganza.



Muy de tu rollo

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